Tu objetivo es alcanzar la paz de Dios,
la paz que está más allá de toda creencia.
Hay una manera de vivir en el mundo que no es del mundo, aunque parezca serlo. No cambias de apariencia, aunque sí sonríes mucho más a menudo. Tu frente se mantiene serena; tus ojos están tranquilos. Y aquellos que caminan por el mundo con la misma actitud que tú reconocen en ti a alguien semejante a ellos. *
Estar en el mundo sin ser del mundo es convertirte en el Observador. Sabes que eres el soñador, que todo lo que estás viviendo no es real. Es parte de un guión ya escrito. No eres responsable de nada de lo que sucede en el mundo pero sí eres responsable de lo que percibes en él. Si juzgas lo que estás viendo dejas de ser el Observador y pasas a ser un personaje del ego. Porque has creído que la ilusión era real, la has hecho real.
No ser del mundo y estar en él es mantenerse firme en ser el Observador, en percibir todo lo que hay en el mundo como uno y lo mismo: El Ser de Dios. Amor.
Solo el ego ve formas separadas, pero si deseas ser el Observador escucha sólo la Voz del Espíritu Santo que te conduce suavemente por el camino de la Unidad.
Fuente: Los Pacificadores