...la idea de que el mundo es una ilusión tiene un valor muy limitado. No puedes detenerte ahí porque, si lo haces, debido a la manera de funcionar de la mente, acabarás pensando que tú también eres una ilusión, lo que te hará sentir vacío y carente de significado. Tienes que reemplazar esa idea por alguna otra cosa.
"En India hay mucha gente que practica una idea que hemos tomado prestada de ellos. La ves y la oyes muchas veces en las iglesias de la Unidad de este país. Es la idea de “namasté”, que significa: ‘La divinidad en mí se inclina ante la divinidad en ti’. Este es un paso en la dirección adecuada, pero no va lo bastante lejos. Cuando le dices a alguien: «La divinidad en mí se inclina ante la divinidad en ti», limitas a esa persona a la condición de una pequeña mota de tiempo y espacio. Haces que la individualidad sea real. También te separas del otro, como un sujeto y un objeto.
Lo que J hizo fue pasar por alto el cuerpo. No es que los ojos de su cuerpo no parecieran ver otros cuerpos. Pero él entendió que no veía con los ojos del cuerpo, y que en realidad, no estaba en un cuerpo. Él supo que veía con su mente.
Tal como dice en el Curso, estás repasando «...mentalmente lo ocurrido». A propósito, ¿podría haber una definición mejor de ver una película? Ya ha sido filmada y está acabada. Y ahora la estás viendo. ¡Y parte de lo que ves es tu propio cuerpo! Él solo es parte de la proyección, como todos los demás cuerpos que ves.
Ahora bien, en lugar de limitar a la persona con la que interactúas a la condición de una pequeña mota de tiempo y espacio, deseas pasar por alto el cuerpo y hacer lo que hizo J. Quieres pensar que esa persona es ilimitada.
En lugar de considerar a las personas como partes del todo, quieres pensar que son la totalidad.
Si haces eso, dejarás de enfocarte en que eres una ilusión y se producirá un resultado muy positivo. Funcionará. Te ahorrará vidas de esfuerzo. Si los ves como si fueran la totalidad, nada menos que Dios, así es como llegarás a experimentarte a ti mismo. Así lo hizo J. Él vio la faz de Cristo por doquier.
En el Curso, J no es especial. Él dice que tú eres su igual y que llegarás a experimentarlo. Y la manera más rápida de lograrlo es ver la realidad del espíritu en cada persona con la que te encuentres.
GARY: De acuerdo. De modo que pienso que todas las personas con las que me encuentro son iguales a Dios. Es la perfecta unicidad de la que habla el Curso. Es nuestro estado natural; no somos diferentes de Dios, y no es arrogancia creerlo así. Lo que sí es arrogancia es pensar que, de algún modo, podríamos estar separados de Dios.
Lo cierto es que solo podemos separarnos de Dios en sueños. Por eso, se puede decir que el Curso toma la idea del universo de tiempo y espacio como una ilusión y la convierte en la idea de que esto es un sueño del que tenemos que despertar, y que el despertar es la iluminación.
ARTEN: Muy bien. La clave está en pensar que cada uno es el todo. Muy pocas personas han conseguido hacerlo así a lo largo de la historia, si lo logras acelerarás tu iluminación. Tu inconsciente entenderá que, si ellos son perfecta unidad con Dios, tú también debes serlo. Incluso J tuvo que trabajar en esto, pero, con vigilancia, lo consiguió. ... Y esto nos lleva a preguntarnos qué es ver espiritualmente.
Al ego le encantan las diferencias. ¿Cómo podrías juzgar si no hubiera diferencias? ¿Cómo podría haber guerras, asesinatos y violencia sin diferencias? Por lo tanto, el ego quiere que pienses que toda esta separación que ves es real. Tu creencia en ella la vuelve real para ti y le da poder a él, poder sobre ti.
El ego anhela los contrastes y te engaña para que creas en los contrastes que ves en el mundo, pero el Espíritu Santo ve igualdad. Sí, el Espíritu Santo contrasta su sistema de pensamiento con el sistema de pensamiento del ego. Pero este es el uso adecuado del contraste, porque uno es verdadero y el otro no.
El Espíritu Santo no piensa en términos de separación. Ve la totalidad por doquier. Y al decir «ve», me refiero a que esta es la forma de pensar del Espíritu Santo.
Es tu manera de pensar la que constituye tu mirada espiritual.
No tiene relación con los ojos del cuerpo, aunque puedes ver símbolos del espíritu en el mundo. No obstante, siguen siendo solo símbolos. La realidad no se puede ver con los ojos del cuerpo, pero se puede experimentar con la mente.
Si quieres retornar al espíritu, piensa como el Espíritu Santo.
El Espíritu Santo pasa por alto el cuerpo, que es una falsa imagen, y piensa en la verdad que está más allá del velo de la ilusión. Esta verdad es perfecta unicidad e inocencia, igual que Dios. Y pensar en otras personas así es ver espiritualmente." *
Fuente: Los Pacificadores
Fuente: Los Pacificadores