La sabiduría esenia identifica al árbol como al hombre y al bosque lo que debería ser la humanidad. El árbol tiene sus raíces y vive en armonía con la Madre, es la naturaleza viva, es parte de un todo, su orientación fundamental es el Padre, el fuego del Sol y la luz de las estrellas.
Desde las profundidades de la tierra, el árbol crece hasta el infinito, enseña que aunque el hombre debe convertirse en un árbol no sólo para lanzarse a los infinitos misterios de la Vida, sino también para dar los frutos de la luz y ser capaz de participar activamente en el bien para la comunidad de la Vida.
Las ramas del árbol son el espíritu, la conciencia superior común. Son la cabeza del hombre, pero más precisamente, sus cabellos, que son los sensores que captan pensamientos sutiles o densos. Los Esenios tenían por costumbre llevar el cabello largo porque pensaban que, de esta manera, podían captar los pensamientos más sutiles y más lejanos.
El tronco es lo que unifica la parte superior y la parte inferior, es el lugar donde circula la savia, corresponde al corazón y a los sentimientos, une el cielo y la tierra. Es rígido y recto como el hombre, la forma exterior es dura, a imagen de la estructura ósea.
Cuando se observa el cuerpo del hombre, se pueden reconocer todas las raíces del árbol en el sistema nervioso, hormonal, venoso, etérico. Las raíces nos muestran que el hombre debe estar activo en su voluntad, debe ser abierto, amplio, profundo y tratar de ser estable en todas las direcciones.
Aquel que vive sólo para el cuerpo físico ya está muerto, pero aquel que conoce el secreto del tronco y de los brazos que se extienden en superiores niveles de existencia, ha encontrado el secreto de las verdaderas, poderosas, raíces. El árbol es el guardián de un mensaje para el hombre, con el transcurso del tiempo ha conservado su estructura para hablarle a los hombres.
Respirando, el hombre inhala oxígeno y exhala dióxido de carbono, el árbol inhala dióxido de carbono y exhala oxígeno. Este ciclo representa una perfecta complementariedad, de gran belleza. A veces sucede que los árboles son invadidos por las orugas, entonces los hombres cortan las ramas afectadas y queman los nidos y a pesar de que este gesto nace de una buena intención, no es deseable. Si es necesario cortar las ramas, es también siempre necesario preservar la parte superior de un árbol. Aquello que nace como una buena intención termina causando sufrimiento, de hecho, el árbol sufre más por las amputaciones que por los ataques de las orugas.
Con los árboles, al igual que con los seres humanos, si se les quiere ayudar, es conveniente ser dulces, sensibles, respetuosos. ¿Un árbol crece torcido? Enderezémoslo con dulzura, para no arriesgarse a quebrarlo. Para ayudar realmente a alguien, se precisa mucha inteligencia, sensibilidad, inspiración, comprensión, fuerza y delicadeza, se precisa estar en armonía con su "ser esencial" para poder encontrar la actitud y la acción adecuada.
Traducido por SB