Por Torkom Saraydarian
La alegría es un estado del ser en el que tu consciencia no está condicionada por el ambiente ni por los pensamientos, emociones y actividades que tienen lugar en tu entorno.
Oyes el estrépito de la vida, pero no afecta tu consciencia. Un momento de alegría es el de un estado incondicionado de la consciencia. No tienes alegría porque las cosas y las circunstancias sean buenas o malas, sino porque la alegría fluye desde tu Centro y desemboca en tus vehículos.
La alegría es un estado en el que nadie ni nada pueden poner límite a tu amor y sentido de la unidad.
Este es un momento de abstracción. El Centro del hombre es gozo. Al empeñarte en ser tu Verdadero Ser y acercarte a tu Verdadero Ser, pones en circulación un gozo mayor. Todo lo que buscamos en este mundo es gozo. Cuando nos apartamos de los problemas de los vehículos de nuestra triple personalidad y nos recogemos en los estados superiores de consciencia, experimentamos una alegría y un gozo mayores.
La diferencia entre gozo y alegría es fácil de descubrir. La alegría es el gozo que se siente y experimenta solamente en la Tríada Espiritual y en los planos superiores. Sientes alegría en cualquier momento en el que el rayo del gozo es atrapado o experimentado en los vehículos de la personalidad o en tu alma.
La vida exterior, las cosas, las personas y las circunstancias no te dan alegría, sino que pueden suscitarla o inducirla a salir de tu Centro. Por ejemplo, la belleza, la bondad, la justicia y la libertad pueden provocar alegría. El gozo semeja un rayo de luz que es parte de tu Verdadero Ser. Se derrama desde tu Ser, si se crean o provocan las condiciones apropiadas. Sin embargo, una vez que se establece la corriente de alegría, ninguna condición ni nada pueden detener su irradiación.
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La alegría llega habitualmente a tu personalidad como una agradable descarga ... y desaparece. Pero si te das tiempo para experimentarla y le permites fluir tanto tiempo como te sea posible, puedes tener ocasión de observar qué hace la alegría en favor de ti, de tus cuerpos y de lo que te circunda.
La gente bebe una copa de vino o realiza otras cosas agradables, con tanta prisa, que no degusta ese vino ni observa esas cosas. También hay en ti y en tu entorno muchos factores dispuestos a apagar las brasas o echar agua fría en tu alegría y encapsularla en tu aura. En ésta hay centenares de cápsulas que contienen gran cantidad de energía jubilosa que puedes usar para elevarte, curarte, trabajar y servir abnegadamente.
Cuando ves una flor y sientes alegría, dices: -Es realmente bella-. Después apartas tu rostro para hacer otra cosa. Pero si miras más tiempo y ves la forma de los pétalos y los colores de esa flor, y hueles su fragancia ... puedes tener ocasión de experimentar en ti, al mismo tiempo, el efecto de la alegría.
Hay dos clases de observación: la que se identifica con la personalidad y la que se identifica con la corriente de la alegría. Tenemos muchísima alegría en nuestro ser, pero no la disfrutamos a causa de nuestra prisa. Cualquier alegría que no asimilemos o disfrutemos, cualquier alegría a la que determinados pensamientos o personas, o el entorno, golpeen y ataquen, se cristaliza y bloquea nuestra aura.
Cuando los bloqueos de esa índole aumentan, eludimos todo cuanto pueda suscitar alegría que provenga de nuestro Centro. La alegría debe ser, en tu aura, una corriente activa o una onda circulatoria. Esa onda es causa de salud, felicidad, energía, optimismo y entusiasmo. Pero la alegría puede causar diversos problemas, si se la bloquea o deja cristalizar.
Por ejemplo, la tristeza, el pesar y la depresión suelen ser resultado de la alegría que está bloqueada o aprisionada en tu organismo. Conozco a una muchacha que, cuando súbitamente su novio resultó muerto en Vietnam, ella cayó en profunda depresión y apatía, y así estuvo durante años. Los psicólogos tienen muchos modos distintos de analizar esos hechos, pero en realidad, cuando la alegría se congela, suele helar también el corazón y la consciencia.
Por supuesto, hay medidas que tú puedes tomar para combatir esos momentos en los que «te quitan» la alegría. Cuando estés alegre, aférrate a la alegría, degústala, inhálala y procura hacer que desemboque en tu aura y en tus nervios, valiéndote para ello de la energía de tu consciencia, como si estuvieras guiando la corriente de agua por las zanjas de tu huerto.
Vi cómo un hombre contemplaba la puesta del sol. Lo suyo era júbilo total y adoración. Aquellos rayos de sol y aquella sinfonía de formas y colores se compendiaban en él... Le vi permanecer inmóvil, durante otra media hora, después de desaparecer el sol. Vi a uno de mis Maestros, que contemplaba con lágrimas en los ojos un enorme árbol florecido. Vi a un amigo mío en éxtasis mientras recitaban un poema. En una ocasión, mi madre entró en trance durante una hora, después de escuchar música de flauta. Cuando experimentes alegría, trata de que, por lo menos durante unas pocas horas, ese sentimiento tuyo persista, permaneciendo tú en esa ola de alegría.
Un minuto de alegría puede encender en ti todas las luces y convertirte en una persona más exitosa, bella y atractiva, incluso durante muchos meses. Hay algunas personas que comen como si fueran perros. No mastican para nada la comida sino que la tragan muy de prisa. Si la masticaran, tendrían no sólo la alegría de degustarla, sino también la posibilidad de asimilarla y utilizarla para su bienestar. Esto mismo ocurre con todo lo que queremos disfrutar. Tómate tu tiempo, no te apresures ... El momento de la alegría es sagrado, pues propicia la transformación.
La alegría es un estado del ser en el que tú dinamizas, en tu entorno, todo lo que es bello, bueno y justo.
La alegría incrementa todo lo que es bello en la vida. La alegría alienta a quienes trabajan para transformar a la humanidad o tratan de aliviar el dolor y el sufrimiento en el mundo. Cada vez que estás en presencia de una persona alegre, sientes que se encienden los fuegos de tu creatividad, se fortalece tu empeño por alcanzar la perfección, te entusiasmas por tu labor y tu vida tiene un propósito.
Todos estos dones llegan de lo alto: de la fuente de la alegría y por medio de la alegría. Si estás mohíno o de mal talante, o sientes odio o estás colérico... fomentas la maldad, la criminalidad o el odio en los demás. Es interesantísimo observar que las aflicciones de la vida no pueden sobrevivir en una atmósfera de verdadera alegría.
Cuanto más das, más acrecientas la bondad, la creatividad y la nobleza en el mundo. Los delincuentes, los presos y los dementes provienen, en su mayoría, de hogares colmados de pesar, irritación, ira, odio, codicia y vanidad. Sé alegre en presencia o en compañía de tu cónyuge e hijos, y acrecentarás en ellos sus posibilidades de triunfo y subsistencia.
La alegría hace que las personas te amen, pues tu alegría es el alimento de su alma. Si a las personas las instruyes con alegría, ellas entenderán y recordarán tu enseñanza, y tratarán de vivir de acuerdo con ella.
Cuando impones tu voluntad con odio, irritación e ira, haces que las personas te obedezcan por un tiempo, pero una vez que estén libres de tu presión, serán tus peores enemigos. Hasta tus hijos se rebelarán contra ti y, cuando menos lo esperes, te abandonarán.
La verdadera alegría fecunda y nutre el jardín de tu corazón y el campo labrantío de tu vida.
La alegría es el estado del ser en el que atraes las fuerzas de la inspiración, la abundancia, la armonía y la vitalidad.
La alegría crea una química especial en tu aura y en tu cuerpo mental, astral y etérico, magnetizándolos en relación con las corrientes de las inspiraciones superiores provenientes de tu Alma, de tus Maestros o de fuentes o centros de sabiduría más elevados. Asimismo, esa atmósfera magnética te permite traducir correcta y creativamente las corrientes de la inspiración. Las fuerzas de la abundancia son las que hacen fluir las cosas en tu dirección.
Una persona alegre ve cómo los libros, el dinero, la tierra y muchos otros objetos que ella necesita fluyen en su dirección, porque las fuerzas de la abundancia saben que esa persona los usará para el Bien Común y para servir a la humanidad.
La abundancia y la alegría se hallan estrechamente relacionadas entre sí. Una persona alegre disfruta las cosas que posee; sin embargo, todos los bienes materiales que una persona triste posee, son para ella como una cárcel, pues son el origen de su desdicha o, lo que es peor, la causa de su destrucción espiritual y moral.
La alegría atrae las fuerzas de la armonía. La gente coopera voluntariamente con una persona alegre. Las fuerzas de la armonía no sólo le proporcionan un cuerpo sano sino también emociones, pensamientos, planes y metas armoniosos ... Ellas crean condiciones en las que la vida de esa persona se halla en armonía con el ritmo de su Alma, de su nación y de la humanidad.
Una persona alegre nunca piensa, siente, habla o actúa de un modo que no armonice con las aspiraciones supremas de la humanidad. La alegría despierta en ti un sentido que estaba sepultado, cuyo eco es la aptitud de tus oídos para reconocer la armonía en el sonido. Pero con el despertar de este sentido, que estaba sepultado, te adaptas a la sinfonía de la vida y vives armoniosamente. La alegría produce vitalidad no sólo en tu cuerpo sino también en tus pensamientos, emociones, acciones y expresiones.
Te colmas de vitalidad y te conviertes en una fuente de vitalidad en tu entorno. Transmites energías que nutren, elevan, curan o fortalecen a quienes te rodean. Hasta los árboles, arbustos, flores y animales sienten y disfrutan tu vitalidad. La alegría es la fuente de la vitalidad y la causa principal de la resistencia de tu sistema inmunológico.
La alegría es un estado del ser en el que expandes tu consciencia hacia los reinos superiores e inferiores,y estableces con ellos comunicaciones constructivas y creadoras.
Tu consciencia no puede expandirse cuanto tu estado mental es de tristeza. Una persona puede acumular conocimientos, aprender fórmulas y elaborar planes mientras su consciencia sigue siendo la misma.
Hay una gran diferencia entre la consciencia y la mente. La mente puede crecer a expensas de la consciencia, pero usando todos sus instrumentos contra su propia sobrevivencia. Cuando la consciencia se expande, el pensamiento de una persona puede ser de causa a efecto y de efecto a causa. Piensa inclusivamente, desde todos los puntos de vista posibles, y tiene en cuenta lo bueno de todo.
La mente puede convertirse en un instrumento de separación, el cual trabaja en favor de un grupo, pero en contra de otro. La consciencia no trabaja en favor de intereses separatistas. Una consciencia expandida no permite que la mente trabaje en favor de un reino y descuide el resto. La consciencia expandida sabe que todos los reinos son parte de una gran totalidad. No moviliza un grupo contra otro.
La alegría es un estado del ser en el que no existen el sentimiento separatista, el pensamiento divisionista ni la consciencia aislacionista.
La verdadera alegría aniquila al separatismo, al divisionismo y al aislacionismo. El separatismo es el resultado de un alma desdichada. La persona desdichada y triste vive muy lejos de su propio Centro, en el cual la unidad y la síntesis se nuclean.
Debido a que está muy lejos de su Hogar, vaga por los valles del aislacionismo, del divisionisrno y del separatismo. Piensa, habla y trabaja en pos de sus intereses separatistas. Crea separaciones en quienes contrarían sus intereses, a fin de mantener vivos los propios intereses separatistas. Con el tiempo, la gente descubre las motivaciones de esa persona, se entera de sus estratagemas y ve cuáles son sus planes ... y se aparta lentamente de su presencia y la deja sola para que continúe adorándose a costa de los demás.
Una persona solitaria y triste llega a perder todo lo que acumuló, y lleva una vida miserable. Una persona alegre irradia fuerzas unitivas y jamás se siente aislada. Nunca cornete el crimen de crear separaciones; nunca separa a la gente. Tiene muchos amigos que están dispuestos a dar su vida por ella, porque siente que la alegría es el verdadero mensaje de identidad, unidad y síntesis. Sientes todo esto en un momento de alegría, en el que tu ser se eleva, pero en el instante siguiente las nubes de tus dudas, intereses personales, codicia y celos cubren los rayos de tu alegría y vuelves a caer en la oscuridad de tus hábitos, prejuicios, supersticiones y vanidades.
La alegría es un estado del ser en el que sientes que eres uno solo con el Ser Único que se manifiesta, en el Universo, en todas las variadas formas de vida.
Sientes que sus energías creadoras de ningún modo se hallan limitadas, sino que son capaces de hacerte llegar a las estrellas. La alegría te hace sentir que eres el Universo y parte de la Energía Creadora Omnipotente. Cuando estás alegre, sientes que no te hallas limitado en la etapa actual de tu realización, sino que eres capaz de desarrollar, expandir y alcanzar la perfección «como es perfecto tu Padre que está en los Cielos».
El sendero que conduce al hombre hacia Dios es el de la alegría. Por cuanto una alegría infinita se hallaba presente en el corazón de quienes fueron los mártires de la humanidad, todos ellos sacrificaron consciente y voluntariamente su vida para ayudar al género humano, mientras que, quienes fueron «ardillas humanas», se ocuparon de comer las raíces del árbol de la humanidad.
La alegría es el estado del ser en el que desarrollas paciencia, perseverancia, resistencia y ánimo inmutable.
Donde haya verdadera alegría no habrá fluctuaciones. La paciencia es el resultado de la alegría. La paciencia sin alegría incendia todos tus centros y crea enojo. La alegría es paciente. La perseverancia es el resultado de la alegría. La alegría vitaliza tu espíritu y despeja tu senda. La perseverancia con alegría es una fogata en un día frío en medio del desierto. La perseverancia con alegría es un proceso de transformación de ti mismo según la imagen que tú mismo idealizas.
La resistencia es dolor y sufrimiento, si no es inspirada por la alegría. La alegría hace que soportes rigores y circunstancias difíciles. La alegría te demuestra lo que tú puedes hacer y ser. La alegría anima en tal proporción tus vehículos, que puedes resistir cualquier ataque y soportar grandes esfuerzos y presiones hasta que alcances tu meta.
La alegría te permite degustar lo que es inmutable. El Ser Inmutable es el gozo que existe dentro de ti. En los momentos de alegría, experimentas lo que no es temporal, espacial ni mutable. Tal vez se trate de un solo segundo de alegría; sin embargo, ¡cuán glorioso es el contenido de ese instante de alegría si tus ojos y oídos son lo suficientemente rápidos como para captar la riqueza y la magnitud de la belleza que ese instante posee!
Las fluctuaciones delatan a una persona desdichada. Son desdichados quienes todavía no han tomado contacto con el fuego de la alegría. Un desdichado no tiene norte. Cada vez que cambia de dirección, piensa que ese nuevo rumbo no es el que él quiere seguir. No sólo cambia de dirección y meta sino que, lo peor de todo, es que fluctúa entre ellas.
Por otra parte, en lo que atañe a una persona alegre, cualquier dirección que conduzca hacia la belleza, la bondad, la justicia, la alegría y la libertad, es parte de un mismo rumbo, pues la alegría hace que todos los rumbos conduzcan hacia la Fuente de la alegría.
La alegría es un estado del ser en el que desarrollas un sentido cada vez mayor de responsabilidad, justicia y participación práctica en la vida en general.
El sentido de responsabilidad se convierte en una pesada carga sobre tu espalda y origina resentimiento, si no es el resultado de verdadera alegría. La alegría crea en la existencia el sentido de responsabilidad. La alegría lo desarrolla y lo convierte en instrumento de importante servicio.
El sentido de justicia es el fruto de la alegría. La justicia sin alegría se convierte en terror, y puede llegar a crear un tirano o un fariseo que utiliza su poder justiciero para destruir a la gente, no para que ésta evolucione y prospere. El sentido de justicia es avanzadísimo y hace que una persona vea cómo la semilla está a punto de crecer y florecer. La justicia es la aptitud para mantener esa flor en la mente y animar a la semilla a que alcance la perfección. A la justicia sólo se la comprende con alegría.
La alegría no te interna en desiertos, sino que te incita a trabajar y vivir en un mundo en el que hay problemas, dificultades y peligros. Hace que te comprometas en el trabajo que tienes entre manos para redimir a la humanidad. La alegría te impulsa a cumplir con tu deber y te induce a trabajar, en todos los lugares posibles, para repartir alegría, tal como repartirías comida a quienes tienen hambre y agua a quienes tienen sed.
La alegría es un estado del ser en el que tu Tesoro abre Sus puertas, y los talentos ocultos, los recuerdos preciosos y la sabiduría y los logros del pasado desembocan en tu mente consciente.
La alegría se pone en circulación de manera gradual, y abre lentamente las puertas de tu Tesoro: las puertas de tu Cáliz. De tu Tesoro se derraman los talentos que desarrollaste y después atesoraste a fin de desarrollar otros talentos. De tu Tesoro se derraman recuerdos preciosos que puedes usar ahora para construir tus mansiones de luz. De tu Tesoro se derrama la sabiduría del pasado que ahora se pone a tu alcance en el esfuerzo en el que estás comprometido.
Así es como te hallas rodeado por los tesoros de tu pasado, y con ellos prestas tu servicio, con el mismo propósito de socorro en campos más importantes y elevados. Si puedes mantenerte alegre largo tiempo, podrás ver cómo muchas piedras preciosas, perdidas en vidas pasadas, caerán a tus pies cuando mayor sea tu necesidad. La vida acumula todos tus diamantes a fin de devolvértelos en los momentos en que puedas usarlos constructivamente, no para tu interés personal sino para el bien de todos los seres.
La alegría es la llave de muchos tesoros más grandiosos.
La alegría es un estado del ser en el que tu naturaleza física, emocional y mental pasa por un proceso de integración y alineación.
La alegría es el «campo de comunicaciones» entre las partes del «motor» único. Tu naturaleza física, emocional y mental, valiéndose de la alegría, funciona como un dispositivo. Entonces, éste dispositivo se alinea con el dispositivo consciente, que es el alma humana. Así es cómo, a medida que la integración y la alineación continúan, se registra y usa una gran cantidad de energía.
Los seres humanos integrados y alineados nunca tratan de causar dolor y sufrimiento a otras personas. Quienes hieren a los demás no necesitan sermoneos ni sesiones de psicoanálisis, sino integración y alineación por medio de la alegría.
A la alegría no se la considera un factor curativo en los tratamientos psicológicos y psiquiátricos de la actualidad, pero muy pronto será aceptada y sus posibilidades se usarán para eliminar los males de la humanidad. Esta no es una profecía fatalista sino alegre.
La alegría es un estado del ser, en el que se detienen todas las corrientes malignas que en ti existen, se rechazan todos los ataques de las fuerzas de la oscuridad, se construye un escudo alrededor de ti, y el Vigía que hay en ti está alerta.
Esta definición la dejo en manos del lector, para que sea él quien la elabore del mejor modo que pueda.
Todos tenemos muchos momentos de alegría en nuestra vida, pero sepultados por el dolor y el sufrimiento. Debemos tratar de llegar hasta ellos, encontrarlos y traerlos a la superficie. No hay alegrías grandes y pequeñas; todas las alegrías son la misma alegría, pero la diferencia radica en la intensidad con que las sentimos y la profundidad con que las registramos.
ASPECTOS DE LA ALEGRÍA
1. Ojos y rostro resplandecientes.
2. Agudeza mental.
3. Suma atención y sensibilidad.
4. Vitalidad.
5. Puntualidad.
6. Salud.
7. Amor entrañable.
8. Diligencia.
9. Franqueza y libertad.
10. Cooperatividad.
La energía de la alegría es:
* Regeneradora
* Purificadora
* Dispersora
* Expansiva
* Conectora
* Extensiva
* Armonizadora
La alegría es la energía de la transmutación, la transformación y la transfiguración.
Fuente: Alegría y Curación, Torkom Saraydarian