Tomado de la Introducción del libro I de La ley del Uno
"De acuerdo con la entidad denominada Hatonn, que ha establecido comunicación con nuestro grupo y con otros durante muchos años, la razón de la presencia de, al menos, algunos de los ovnis observados en nuestros cielos es similar a la que podríamos tener para mandar ayuda a un país castigado por un desastre o la pobreza extrema: el deseo de servir.
Hemos estado contactando con personas del planeta Tierra durante muchos, muchos de vuestros años. Hemos contactado a intervalos de miles de años con aquellos que solicitaron nuestra ayuda. Es el momento de contactar con muchas de las personas de este planeta, pues son muchos los que ahora tienen el discernimiento y el deseo de buscar algo más allá de la ilusión física que durante tanto tiempo ha ocupado el pensamiento de los habitantes de este planeta.
El proceso que estamos estimulando se refuerza a sí mismo. A medida que los que desean nuestro contacto lo reciben y lo transmiten a otros, los que reciben esta información serán capaces a su vez de alcanzar un estado de pensamiento y de entendimiento lo suficientemente sintonizado, digamos, con nuestras vibraciones para poder recibir nuestro contacto, pues así es como tiene lugar, amigos míos.
Primero, para que la entidad reciba nuestro contacto, debe alcanzar cierta vibración como resultado de su pensamiento, lo cual se acelera notablemente con la participación en grupos como este y, finalmente, se logra mediante la meditación. En otras palabras, las comunicaciones verbales transmitidas a la entidad por canales como este crean un sistema de pensamiento y el deseo de concienciación espiritual, que eleva su vibración.
Nosotros, de la Confederación de Planetas al Servicio del Infinito Creador, lamentamos no poder pisar vuestro suelo y enseñar a aquellos entre vosotros que desean nuestro servicio. Pero, amigos míos, como hemos dicho antes, tal cosa supondría un gran perjuicio hacia los que no desean nuestro servicio en este momento, y nos tememos que no surtiríamos mucho efecto en aportar conocimiento incluso a aquellos que lo desean, pues el conocimiento, amigos míos, procede del interior.
Únicamente podemos guiar. Únicamente podemos sugerir. Tratamos de hacerlo de forma que la búsqueda del individuo se vea estimulada a dirigir su pensamiento hacia el interior, hacia esa fuente única de amor y comprensión, el Creador, que forma parte de todos nosotros, parte de todo lo que existe, pues todo lo que existe, amigos míos, es el Creador.
Nos sentimos verdaderamente privilegiados de que os unáis a nosotros en este gran servicio y en este momento de la historia de vuestro planeta. Pues este es un tiempo magnífico, un gran periodo de transición, en el que muchas de las personas de la Tierra se elevarán desde su estado de confusión a un simple discernimiento: el amor de su Creador.
Hatonn habla de nuestro deseo de buscar algo fuera de la ilusión física, algo a lo que hace referencia convincentemente, y que con frecuencia la Confederación de Planetas al Servicio del Infinito Creador, como la denominan los miembros de Ra, define como «el pensamiento original». Este es otro término para nuestra palabra, «amor», pero implica mucho más. Implica una unidad tan grande que no vemos a los demás simplemente como amigos cercanos, o hermanos y hermanas, sino como el Creador; y, a medida que vemos a los demás y a nosotros mismos como el Creador, vemos a un solo ser.
Este concepto ocupa un lugar central en la telepatía, y Hatonn habla sobre él y el pensamiento original en general:
En este momento estoy en una nave, muy por encima de vuestra morada, y puedo observar vuestros pensamientos. Esto, amigos míos, podría parecer para algunos entre vosotros como una violación, pero puedo aseguraros que no lo es. Nuestra capacidad de conocer el pensamiento de las personas del planeta Tierra no ha sido ideado, de ningún modo, para franquear sus pensamientos o sus actividades.
No consideramos el conocimiento del pensamiento de los demás como una violación, ya que vemos esos pensamientos como los nuestros. Vemos esos pensamientos como los pensamientos del Creador. Amigos míos, podría pareceros que un pensamiento cuya naturaleza no sea de amor y de hermandad no podría haberlo generado nuestro Creador. Eso no es posible, amigos míos. Todo pensamiento que se genera, lo genera el Creador. Todas las cosas que se generan, las genera el Creador. Él es todas las cosas y está en todas partes, y toda conciencia y todo pensamiento que existe es el pensamiento de nuestro Creador.
Todas sus infinitas partes poseen libre albedrío, y todas son capaces de generar en el modo en que escojan hacerlo. Todas Sus partes comunican con toda la creación, en Su completo e infinito sentido. No tratamos de cambiar el pensamiento de nuestro Creador. Únicamente estamos tratando de presentar Sus ideas en algunas de las partes más aisladas, para que se examinen y se valoren.
Digo partes aisladas, amigos míos, ¿y por qué deberíamos considerarlas aisladas? Las consideramos aisladas porque, desde nuestro punto de vista, han escogido apartarse del concepto que hemos visto que impregna la mayoría de la creación con la que estamos familiarizados.
Comprobamos, amigos míos, que el hombre sobre el planeta Tierra, con sus experiencias y experimentos, se ha aislado en su pensamiento y se ha apartado de lo acostumbrado en los remotos lugares de creación que hemos experimentado. Os insto, amigos míos, a que recordéis lo que os hemos aportado.
La próxima vez que os sintáis contra la pared, por así decir, debido a las circunstancias que prevalecen en la ilusión de vuestra existencia física, recordad lo que habéis aprendido, y no olvidéis lo mucho que os ha costado conseguirlo. En cualquier momento decidiréis cambiar vuestras necesidades y deseos, desde los de la ilusión física a los de la creación del Padre. Mientras vuestros objetivos radiquen en esta ilusión física, tendréis que estar sometidos a las leyes que prevalecen en esta ilusión.
Si vuestros deseos pueden ser modificados mediante la aplicación de lo que estáis aprendiendo, y elevados en la creación del Infinito Uno, entonces, amigos míos, quizá tengáis mucha mayor capacidad para retiraros de la pared contra la que la ilusión parece haberos puesto.
...
A continuación, Hatonn habla de la naturaleza de la realidad, que, en general, parece haber escapado a la atención del ser humano sobre la Tierra:
Amigos míos, el hombre sobre la Tierra ha llegado a ser muy corto de miras para apreciar la creación. No comprende el verdadero significado de la vida sencilla y hermosa que le rodea. No aprecia su generación y regeneración.
Comprende que la misma atmósfera que respira se recicla por el reino vegetal, que la regenera para sostener al ser humano y a todos los seres y criaturas, y sin embargo, para la vasta mayoría de los habitantes de este planeta, tal hecho parece ser un ejercicio de tecnología antes que de teología.
No existe un reconocimiento del plan del Creador para mantener a Sus hijos, para proporcionarles cada deseo y un estado de perfección. El hombre sobre la Tierra ha perdido la concienciación que le corresponde por derecho. ¿Y por qué la ha perdido, amigos míos?
La ha perdido porque ha centrado su atención en los artefactos e instrumentos de su propia invención. Ha llegado a hipnotizarse con sus propios juguetes y sus ideas. No es más que un niño en su mente. Todo esto podría remediarse muy fácilmente, y el hombre podría volver una vez más a apreciar la realidad, en lugar de apreciar la ilusión creada por su mente.
Amigos míos, todo lo que se necesita es que de manera individual haga suya esa apreciación de la realidad mediante el proceso de la meditación, puesto que ese proceso detiene su mente consciente activa, que está constantemente a la búsqueda de estímulos dentro de la ilusión desarrollada durante tantos siglos sobre el planeta Tierra y así, muy rápidamente, puede volver a apreciar la realidad del funcionamiento de la verdadera creación.
Esto, amigos míos, es a lo que debe volver el hombre sobre la Tierra si ha de conocer la realidad: este simple pensamiento de amor absoluto, un pensamiento de total unidad con todos sus hermanos, con independencia de cómo se expresen o quiénes sean, pues ese es el pensamiento original de vuestro Creador.
Así pues, la creación del Padre, como la denomina Hatonn, es de naturaleza muy simple, una naturaleza en la que el amor constituye la esencia de todas las cosas y de todas sus funciones. Sin embargo, esta creación «real» obviamente no ocupa el primer lugar en la mayoría de nuestras mentes, porque vivimos día a día en una atmósfera a la que la Confederación se ha referido con mucha frecuencia como ilusión.
Nosotros, de la Confederación de Planetas al Servicio del Infinito Creador hemos sido conscientes, durante muchos de vuestros años, de numerosos principios de realidad. Somos conscientes de estos principios porque hemos hecho uso de ellos, al igual que podría hacer la gente de vuestro planeta. Mediante la meditación, es posible reducir totalmente la ilusión que experimentáis ahora y que crea la separación —una separación ilusoria— a lo que verdaderamente es: una completa ilusión.
Os hemos hablado constantemente de la meditación. Os hemos hablado muchas veces acerca de la realidad, del amor y la comprensión, y sin embargo, parecéis incapaces de superar la ilusión. La razón para la ilusión, amigos míos, la ha generado el hombre sobre la Tierra. La ha generado de su deseo. Esta ilusión es útil. Es muy útil para aquellos que desean evolucionar a un ritmo acelerado por la experiencia y el uso que hacen de ella mientras la viven.
Muchos de los que estamos circundando actualmente vuestro planeta quisiéramos tener la oportunidad que tenéis vosotros, la oportunidad de estar en la ilusión y, así, a través de la comprensión, aprovechar su potencial. Es una forma de adquirir progreso espiritual que han buscado muchos de nuestros hermanos.
No puedo hacer suficiente hincapié en la necesidad de llegar a ser capaz de comprender la naturaleza del potencial de vuestra ilusión y así, mediante el autoanálisis y la meditación, reaccionar a ello de forma que exprese el pensamiento que nos ha generado: el pensamiento de nuestro Creador.
Esto es lo que hizo el maestro al que conocéis como Jesús. Este hombre reconoció su posición. Reconoció la ilusión. Comprendió la razón para el potencial de la ilusión, y su reacción a esos potenciales y actividades dentro de la ilusión fue una reacción que expresaba el pensamiento del Creador, un pensamiento de amor.
Mantened siempre en primer lugar en vuestra mente que lo que experimentáis es una ilusión, que os rodea con el fin de enseñaros. Solo puede enseñaros si sois conscientes de sus enseñanzas. Se dice que «el Señor procede de forma misteriosa para llevar a cabo sus maravillas». Esta forma puede parecer misteriosa; sin embargo, es el camino del desarrollo espiritual. Muchas almas experimentan la ilusión en la que os encontráis; sin embargo, pocas la utilizan para el crecimiento.
No lo hacen más que a nivel subliminal, porque no reconocen, mediante su búsqueda, la posibilidad de aprovecharla para ello. Cuando una persona reconoce la posibilidad de utilizar la ilusión en la que se encuentra en vuestro mundo físico para progresar en su crecimiento espiritual, es necesario que dé el siguiente paso y haga uso de ese conocimiento para expresar, con independencia de sus potencialidades, el amor y la comprensión de su Creador.
Como el lector habrá observado ya, la meditación se sugiere siempre como el mejor medio de alcanzar el discernimiento, de progresar espiritualmente y de comprender la naturaleza de la ilusión y la finalidad de experimentarla.
Cada persona participa de una ilusión, o juego, en que podemos, si queremos, emplear nuestra conciencia en meditación para lograr un crecimiento más rápido en la evolución personal. Pero ¿cómo llegamos al punto en que se alcanza e inicia este proceso, que a menudo parece muy arduo?
El deseo, amigos míos, es la llave a lo que recibís. Lo que deseéis, recibiréis. Tal fue el plan del Creador, un plan en el que todas Sus partes recibirían exactamente aquello que desean. Amigos míos, a menudo, en la ilusión que experimentáis, parece que no recibís lo que deseáis; de hecho, parece ser justo lo contrario en muchos, muchos casos. Aparentemente, es una paradoja que se haga tal afirmación, y que se manifiesten tales supuestos resultados del deseo, y sin embargo afirmamos, sin excepción, que el hombre recibe exactamente lo que desea.
Quizás, amigos míos, no comprendéis la naturaleza del deseo. Quizás esa comprensión no pertenece a la mente intelectual. Quizá sea necesario dedicar tiempo a la meditación para ser conscientes de vuestro verdadero deseo pues, amigos míos, existe mucho, mucho más de vosotros mismos y de la creación de lo que vuestras capacidades intelectuales os permiten distinguir en vuestra ilusión actual.
Para los habitantes de este planeta es muy difícil renunciar a la ilusión, renunciar al conocimiento preconcebido de lo que creen que es causa y efecto. Sin embargo, esa no es la realidad. Es ilusión, nacida de la ilusión. Es un simple producto de la complejidad que el hombre ha generado sobre este planeta.
Uniros a nosotros para apartar vuestro pensamiento de tales complejidades, y sed conscientes de lo que os ha creado, de todo lo que experimentáis, y todo lo que es pensamiento. Sed conscientes de vuestro Creador. Sed conscientes de Su deseo, y cuando conozcáis ese deseo conoceréis el vuestro, pues vosotros y vuestro Creador sois uno, y sois uno con todas Sus partes y, por lo tanto, todos los seres con los que compartís la creación. Cuando conozcáis Su deseo, lo sentiréis. No habrá más confusión. No habrá más preguntas. Encontraréis lo que habíais estado buscando. Habréis encontrado el Amor, pues ese es el deseo de vuestro Creador: que todas Sus partes expresen y experimenten el Amor que os creó.
Esto puede comprenderse fácilmente en la meditación. Por mucho que busquéis en vuestros conceptos intelectuales, por mucho que planifiquéis cuidadosamente o interpretéis meticulosamente la palabra oral o escrita, ello no os conducirá a la simple verdad.
Los mensajes de la Confederación se centran en gran medida en el concepto de búsqueda y de deseo, considerando que la voluntad de cada entidad es absolutamente central en la búsqueda que realiza en pos de su evolución. De hecho, sostienen que el libre albedrío es fundamental en el universo. Cada entidad se concibe, no solo como parte de una unidad, sino también como parte totalmente única de esa unidad.
El libre albedrío de cada persona es de importancia primordial, y la inquietud de la Confederación siempre es evitar quebrantarlo.
Ese profundo respeto por el libre albedrío determina su método para contactar con el hombre en la Tierra:
No deseamos imponer nuestra comprensión de la verdad sobre vuestros pueblos, y es lo que haríamos si contactásemos con ellos directamente. No podríamos evitarlo, ya que bastaría que pronunciásemos esa verdad para que fuera aceptada como válida por muchos de los vuestros. No deseamos ser considerados como los últimos representantes de la verdad del Creador. Deseamos proporcionárosla de forma que podáis aceptarla o rechazarla a voluntad.
Tal como lo entendemos, es una condición necesaria de la evolución espiritual de la humanidad: que esté, en algún estadio de su evolución, en posición de aceptar o rechazar lo que necesita para su evolución. De ese modo, y solo de ese modo, puede conocer la verdad, la verdad del Creador, esa única verdad que es la creación, la verdad del amor de la creación. Debe ser comprendida desde el interior. No puede inculcarse de otro modo.
Tratamos de estimular a aquellos de vosotros que podrían verse inducidos a buscar esa verdad que existe en su interior. La comprensión del principio de nuestro Creador nos insta a permanecer ocultos, pues no podemos servir a un individuo y, al mismo tiempo, hacer un flaco servicio a su semejante, demostrándole en su propia mente que existimos, pues muchos de los habitantes del planeta Tierra en este momento no desean creer en nuestra existencia ni tener prueba de ella.
Por esa razón, tenemos que dirigirnos a los que buscan a través de canales como este; debemos darles lo que buscan de modo que puedan, por sí mismos, estimar su valor y aceptar o rechazar las ideas que os presentamos, y comprender la realidad de la creación en la que todos existimos.
Una vez que se desarrolla el deseo de recibir este mensaje, la comunicación pasa a ser posible. (...) La Confederación tiene un nombre para uno de los grandes objetivos de este sistema de meditación y estudio — discernimiento—:
En este momento, muchos de vosotros buscan fuera de la ilusión. Para ellos, ofrecemos nuestra interpretación. No estamos sugiriendo que tengamos la sabiduría última; simplemente, que lo que podemos ofrecer pueda tener algún valor, pues hemos comprobado por nuestra experiencia, ya que hemos atravesado las mismas experiencias que los habitantes de la Tierra, que la aspiración de servir es el camino más provechoso.
Actuamos a través de instrumentos como los que se encuentran aquí esta noche para proporcionar a los que buscan un discernimiento. Nuestra presencia se dirige a estimular la búsqueda. A través de ese proceso, esperamos contactar con tantas personas de vuestro planeta como deseen nuestro contacto.
Esperamos que en un futuro muy cercano podamos contactar con muchas más personas de vuestro planeta, las que desean ese discernimiento. Debido a esta, digamos, variedad de tipos, no es fácil contactar con las personas de vuestro planeta, pero bien vale la pena nuestro esfuerzo si fuéramos capaces de contactar tan solo a uno. Continuaremos como hasta ahora, hablando a través de instrumentos como este, hasta que un número suficiente de personas de vuestro planeta sea consciente de la verdad.
Constantemente nos esforzamos por presentar, a través de numerosos canales de comunicación, un simple mensaje a los pueblos de la Tierra: el mensaje que les llevará al simple discernimiento de todo lo que es, que es amor.
Pero el discernimiento, ese discernimiento que nos muestra el amor de un Creador Infinito, se describe una y otra vez como posible mucho más fácilmente mediante los procesos de la meditación que por cualquier otro método:
Hay ciertas informaciones que son importantes, y otras que no lo son. La sabiduría es ciertamente una cuestión de soledad, amigos míos. Debéis aceptar esa verdad a medida que adquirís la carga de la sabiduría. Tenéis que ser cuidadosos ante lo que sabéis, pues lo que sabéis en la creación real tiene poder, y lo que deseáis indicará la dirección en la que ese poder irá dirigido; pero tened fe, amigos míos, en lo que sabéis y en lo que estáis aprendiendo.
Alimentad vuestra fe y vuestro discernimiento mediante la meditación. Amigos míos, cuanto más lejos lleguéis en este camino, más sentido hallaréis en esta simple afirmación: meditad. Comienza como un simple proceso y, poco a poco, se transforma en un modo de vida. Observadlo a medida que progresáis en vuestro camino espiritual.
Con frecuencia, los mensajes de los contactados sugieren que el estado mental del buscador tiene la oportunidad de encontrarse constantemente en una disposición mucho más agradable que quien no está comprometido activamente en el camino del autoconocimiento y la búsqueda. Sin embargo, hay otros frutos del camino de la meditación y de la búsqueda que son previsibles y que captan la atención de los que canalizan estos mensajes.
Amigos míos, cabe recordar que el servicio al prójimo es servicio a uno mismo.
Observad que no estamos diciendo que ese servicio es similar al servicio a sí mismo, pues no existe similitud entre el prójimo y nosotros: existe identidad; existe conclusión y unidad. Por lo tanto, los sentimientos de naturaleza negativa hacia una oveja del rebaño, lo son también hacia uno mismo y hacia el Creador.
Esto se incluye en el servicio que tratáis de daros a vosotros mismos y al Creador mediante el servicio al prójimo, y ocasiona una tacha o mancha sobre el servicio perfecto que hubierais llevado a cabo.
No debe olvidarse que cada persona es una entidad absolutamente libre, cuya independencia no debe verse amenazada de ningún modo, y sin embargo cuya identidad sigue siendo una con vosotros.
Tan solo hay algo de la máxima importancia que tenéis que considerar en este momento. Es vuestra preparación personal para el servicio. Debéis servir a vuestros semejantes y, por consiguiente, es necesario que os preparéis para ese servicio. Ello, por supuesto, amigos míos, se consigue mediante la meditación.
Nunca haremos suficiente hincapié en la importancia de la meditación. A través de esta técnica recibiréis respuestas a todas vuestras preguntas. Es difícil darse cuenta de esto, pero así es. Todas vuestras preguntas pueden reducirse a un concepto sumamente simple, del que podéis llegar a ser conscientes en la meditación.
Una vez que se ha logrado esto, estaréis preparados para servir, al igual que otros lo han hecho y lo están haciendo ahora en vuestro planeta. Seguid sus ejemplos; emplead tiempo en la meditación. Capacitaros para alcanzar la mano de vuestros semejantes y guiarles desde la oscuridad de confusión que experimentan, hasta el regreso a la luz que desean.
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Debemos señalaros que cuando se ha alcanzado el punto de enfrentarse a esa lección, lo que os separa de la comprensión es la mayoría de las veces vuestro propio pensamiento. Vuestros procesos de pensamiento consciente tienen mucha capacidad de autodestrucción, en el sentido de que podrían ayudaros a evitar la lección que, en realidad, deseáis aprender.
Por lo tanto, al enfocar una lección sugerimos, si es posible, dejar temporalmente en suspenso la conciencia y los procesos analíticos; entonces, se puede volver al problema con una mentalidad mucho más clara, lista para aprender lo que vinisteis a aprender en esta experiencia, en lugar de evitarlo simplemente.
Sabemos lo difícil que resulta alcanzar el estado meditativo en todo momento, pues antes hemos estado en vuestro lugar y conocemos ese tipo particular de ilusión que denomináis física. Por lo tanto, os instamos a cumplir con la meditación, para después procurar un estado de semimeditación en todo momento; con ello, simplemente queremos decir alcanzar un estado de atención, de modo que vuestros impulsos destructivos no estén libres para obstruir completamente vuestra mente e impediros aprender las lecciones que habéis venido a aprender.
El concepto básico de que todas las cosas son una consolida todas las lecciones que tenemos que aprender acerca del amor:
Meditad sobre vuestra total unidad con todo lo que os rodea. Haced esto no una vez, y no solo en las circunstancias actuales, sino en todo momento, y especialmente en las circunstancias difíciles. Pues en la misma medida en que améis y os sintáis en unidad con las cosas que os resultan difíciles, así esas circunstancias serán aliviadas.
Ello no se debe a ninguna ley de nuestra ilusión física, sino a la Ley del Amor, pues ese cuerpo que es de espíritu, que coexiste con el cuerpo físico, es más elevado que vuestro cuerpo físico, y aquellos cambios que el amor realiza en vuestro cuerpo espiritual se reflejarán, necesariamente, en la ilusión física.
Amigos míos, todo es uno. Mi voz es ahora la voz de este instrumento; mis pensamientos son sus pensamientos. Por favor, no dudéis de que la vibración que os ofrecemos no es la vibración de una personalidad, sino la vibración del Creador. Nosotros también somos canales. Solo existe una voz. En esa vibración, somos conscientes de que esa voz es la voz del Creador. Es simplemente una cuestión de elevar las vibraciones que no tienen conciencia propia del Creador. Finalmente, todas las cosas entrarán en armonía de acuerdo con vuestra comprensión. Incluso cuando el universo para aquellos que os rodean siga siendo disonante y arduo, si vuestra mente está fija en la unidad del Creador, vuestro propio universo se tornará armónico, y esto no es por lo que hagáis vosotros, sino por el simple amor del Creador."