“…El que enseñaba respondió:
Contemplad la realidad de los sueños del mundo, e imaginad el Sueño detrás de este sueño.
El discípulo Andrés se asombró ante todos: ¿Hay que soñar?
Entonces el Maestro le dijo:
Hay que salir del sueño del mundo. Pues el gozo nace en el Sueño que concibió el juego de los sueños y de los mundos.
Que comprenda quien tenga la intención de comprender. Que duerma el que se complace en la queja de los sueños.
Yo os lo digo así: Lo Uno está en el despertar al Sueño.
El discípulo volvió a expresarse: enséñanos, ¿es el Sueño el cese del sufrimiento?
El Maestro habló a todos en estos términos:
El Sueño es la superación del sueño de las fronteras, y las fronteras son el sufrimiento. Pues el sufrimiento es el tú y el yo que se sueñan dos.
Entonces Simón Pedro preguntó: Pero la Materia y la no-materia, ¿no son dos?. ¿Cómo salir de las fronteras?.
El que enseñaba los bendijo a todos y luego dijo: La Materia y la no-Materia forman parte del sueño del mundo. Son Uno, son el juego. Por el cual teje su obra el olvido. La separación es un juego. Al igual que el sufrimiento, y el sufrimiento nace de la soberbia inicial que juega a separar.
La materia, yo os lo digo, es una sonrisa de lo eterno, para hacernos salir de los mundos y hacernos querer la realidad.
Simón Pedro tomó de nuevo la palabra: Dinos ahora, ¿Qué es la realidad?
El Maestro dijo:
La Realidad es Quien concibió el juego de las realidades, La Realidad es Quien hará que desplacéis vuestras huellas dentro de las mías.
Es Imaginación en la confianza.
Es Imaginación en la confianza.
Es Ella quien engendra el Conocimiento.
El discípulo preguntó aún: ¿Cómo alcanzar la Realidad?.
El que enseñaba habló a todos:
Desembalando lo que no es Uno. Contemplando la Materia que inventa la fractura. Amando la fractura por sus juegos. Amando sus juegos por ser camino hacia el Juego.
Luego añadió: Atreviéndose…”
Del Evangelio de María Magdalena. Pliegos 4, 5 y 6. Daniel Meurois- Givaudan
