lunes, 30 de diciembre de 2013

PLANOS EN OTRAS DIMENSIONES

"Una gran ayuda que puede darse a la humanidad terrestre, en especial en esta fase de transición, época extremadamente difícil para muchos, es que el individuo viva entre los hombres pero en sintonia con niveles soprahumanos de existencia, y no ligado a la vida común que ellos llevan normalmente. La consciencia, cuando se polariza en niveles más elevados, produce una irradiación que estimula y ayuda a la humanidad en general, pudiendo ocurrir, a partir de ello, que se abra en los individuos un canal de comunicación entre la personalidad y el yo superior, incluso durante la noche, mientras el cerebro físico está dormido" "Erks, Mundo Interno" Trigueirinho


Mucho hay que existe, mucho hay que Es, pero generalmente no como la mente humana imagina.

La información espiritual tiene que darnos liviandad, hacernos sentir livianos, despreocupados, sino de poco sirve. Ahí no está la Verdad.

Lo que mucha gente ha dado en llamar “ciudades intraterrenas”, sentimos más que nada que se trata de planos en otras dimensiones. No recomendamos imaginar una cueva secreta por donde se entra a un gran reino de las cavernas con seres más evolucionados, ni recomendamos enfocarlo desde un estilo de expedición para encontrar el misterio a lo “Indiana Jones”. Estos planos son internos, del espíritu. Si bien estos planos o “ciudades” pueden tener por momentos ciertas manifestaciones en nuestro plano terrenal, es algo que se encuentra en otro nivel dimensional y de percepción y no en el mundo físico con las leyes físicas que conocemos. No se llega por medio de grandes expediciones premeditadas y planeadas, se llega de una forma mucho más simple: conectándonos con nuestros planos interiores, con nuestra Fuente, sintiendo. Allí, en estas ciudades o planos, puede estar una contraparte de Nosotros Mismos, esperando para abrazarnos, para seguir guiándonos cuando nos perdemos un poco en este mundo, para darnos Amor, para que nos fundamos en su Esencia y dejemos de ser para finalmente Ser.

No es importante ver luces ni “naves” y conjeturar horas y horas acerca de ello, sino detenernos a sentir lo que la naturaleza y las sierras en estos lugares tan especiales tienen para darnos. Si en medio de estos sentires vivimos también una experiencia visual, bienvenida será, ya que de alguna manera nos confirmará aún más lo que estamos sintiendo en nuestros planos interiores. Y ese, solo ese, debería ser el punto de las experiencias o contactos visuales. No se trata de ver para creer. Mucha gente se intenta acercar a estas experiencias desde lo fenoménico, desde un lugar de querer ver algo “raro” o “sobrenatural”, y sin saberlo, el acercamiento se da desde un lugar muy mental, y lo que se suele producir en estos casos es en realidad un alejamiento.

También sucede que hay mucha bibliografía sobre estos temas que, si bien puede ser muy valiosa, tal vez por haber sido escrita en otros tiempos donde la energía era diferente, nos habla acerca de grandes catástrofes futuras en todo el mundo y grandes rescates en grandes naves. Y si bien se puede aprender y tomar enseñanza de este tipo de libros, sucede que esta información nos quita del Aquí y Ahora, nos lleva a un supuesto futuro donde sucede “algo”. Inconscientemente, o semi-conscientemente, o directamente de forma consciente, comenzamos a desear que ese supuesto “final del mundo” suceda ahora o lo más pronto posible, ya que tal vez de esa forma nos libremos de nuestros pesares y preocupaciones cotidianas, cuando en realidad la forma más simple de acceder a esos planos es desde el Aquí y Ahora, donde si bien hacemos las cosas del día a día, las hacemos desde un Amor y un Disfrute plenos, y ya no hay pesares ni preocupaciones. Y así volvemos al Principio: la información espiritual tiene que darnos liviandad, hacernos sentir livianos, despreocupados, sino de poco sirve. Ahí no está la Verdad. Saliendo de la mente, Estando en el Sentir, estando Aquí y Ahora, es donde encontramos, es donde todos podemos comenzar a recibir los mensajes del Espíritu, de la Unidad. Y así, finalmente Somos! Y sentimos en susurros, bien en lo profundo, “Bienvenido a Casa, mi Bienamado Hijo!”.

Mensajes desde el Mundo de Adentro – por Sebastián Alberoni