sábado, 28 de diciembre de 2013

EQUILIBRANDO HEMISFERIOS


Nuestra capacidad de concentración, de aprendizaje, la creatividad y la forma en que resolvemos problemas o superamos los nervios y el estrés está directamente relacionado con el equilibrio de los hemisferios cerebrales.

Normalmente ambos hemisferios no se desarrollan en igualdad, ya que la cultura, la sociedad, la pedagogía y los patrones familiares suelen potenciar y otorgarle mucha más importancia a los procesos intelectuales lógicos, que se encuentran en el hemisferio cerebral izquierdo.

Especialmente en nuestra sociedad occidental el énfasis que se pone en la capacidad de análisis y los razonamientos lógicos practicamente barre, y deja al margen la capacidad de expresar sentimientos, la empatía o la intuición, instalada en el hemisferio cerebral derecho.

Este desequilibrio no permite un desarrollo integral de la personalidad y mina las potenciales habilidades del ser humano, convirtiéndonos en uno de los casos en personas neuróticas incapaces de gestionar y manejar nuestros sentimientos, y en el otro en personas cuyo exceso de sensibilidad nos termina desbordando.

La compenetración perfecta, armónica  y equilibrada de ambos lados del cerebro nos permite beneficiarnos de los mecanismos de regulación que posee el intelecto.

El cerebro está dividido en dos hemisferios. El lado derecho del cerebro, que controla el lado izquierdo del cuerpo, está «encargado» de las representaciones. El lado izquierdo del cerebro, que controla el lado derecho del cuerpo, está «encargado» de las palabras.


Unos científicos canadienses han perfeccionado una forma de equilibrar los dos hemisferios del cerebro, mejorando de ese modo la salud y buen funcionamiento de la persona, mediante un sistema de trazado de dibujos y de descripción de esos dibujos verbalmente; un sistema llamado Biofeedback Eidético.

Hay un sencillo ejercicio, que practicado con regularidad, nos permitirá ejercitar por igual ambos hemisferios y nos ayudará a recobrar el equilibrio necesario para el beneficioso y correcto funcionamiento de tan valioso instrumento:

Cerrando los ojos, nos relajaremos prestando especial atención a la respiración para conseguir que los pensamientos del día no entorpezcan nuestra concentración.

Cuando nuestro aliento sea suave y lento centraremos nuestra atención, por ejemplo en el hemisferio cerebral derecho y en nuestro ojo derecho.

Imagináramos que con nuestra zona cerebral y ocular derecha estamos contemplando un árbol lleno de brotes y flores de primavera.

Después repitiendo el proceso con el lado inverso, imaginaremos y mantendremos en nuestra mente la imagen del mismo árbol totalmente cubierto de nieve.

Trataremos de fijar firmemente en nuestra mente las dos imágenes diametralmente opuestas, y finalmente intentaremos fusionarlas creando una única imagen que suponga la síntesis de ambas (por ejemplo un árbol con hojas amarillas otoñales).

Podemos practicar este sencillo ejercicio incorporando cualquiera de los demás sentidos.

Imaginamos entonces por ejemplo el olor de un jazmín y el de unas palomitas de maíz, para terminar equilibrándolas y consiguiendo una única sensación olorosa que las aúne.

El sabor de alimentos y su contraste, distintos tipos de música, el tacto de diferentes superficies son ejercicios que nos permitirán reforzar y potenciar el correcto funcionamiento del cerebro.