Este sueño es un ejemplo para mi, lo recuerdo vívidamente y lo tengo siempre presente en mi corazón, como una gran enseñanza. Es breve en apariencia, aunque mi sensación fue que duraba una eternidad...
“Combatía encarnizadamente con espadas. Me encontraba en medio de la nada, sólo existíamos mi contrincante y yo. Éste era un ser que según lo que percibí representaba el mal, no tanto por su imagen ya de por sí nada agradable, sino por lo que "emitía" energéticamente. Tuve la sensación de estar combatiendo con ese ser por mucho, mucho tiempo, era agotador. Cuanto más miedo y rabia sentía, más luchaba, hasta que llegó un momento en que me puse a reflexionar sobre la verdadera esencia de ese ser, sobre el por qué se estaba comportando así, qué dolor debía traer en su interior, qué vacío, qué soledad. Comencé a verlo y empecé a sentir compasión por él, tras la compasión empecé a amarlo, ya no me importaba que me hiriese, no me importaba que fuera el mal, sentía que no era necesario defenderme, deseaba ser parte de su dolor para poderlo aplacar y lo amé por cómo era. Fue entonces cuando todo el escenario cambió y me encontré dentro de un maravilloso jardín, lleno de flores y plantas, mi contrincante había desaparecido. Desperté con la sensación de que el sendero más sencillo para llegar al Amor es la Compasión...”
Stellablu