Mis inicios...
Llevaba años de vivencias extraordinarias, pero las vivía sin ser demasiado consciente de lo que me sucedía, sabía que no era frecuente en mi entorno este tipo de experiencias pero tampoco había ahondado mucho en el tema. Todo empezó a cambiar cuando conocí a mi Espíritu Guía, o desde que empecé a recordarlo... Ese día dormía tranquilamente en mi habitación y como única compañía tenía a mi querido gato Micro, que descansaba apaciblemente a mi lado. Supe que no estaba sola, no sabría decir qué momento de la noche era, miré en derredor y distinguí una persona de pie al lado derecho de la cama, me pareció que vestía como un indio americano, con cabellos oscuros, largos y atados en una cola. Su rostro ¿qué puedo decir? sólo sé que si lo viera lo reconocería al instante, pero no porque haya memorizado sus rasgos sino que mi recuerdo va más allá de su fisonomía, es su Esencia la que no olvido.
No tuve miedo. Sentí que debía seguirlo, era clarísimo para mí, por lo que me alcé y me paré a su lado. Me indicó la pared, íbamos a atravesarla, me iba a indicar cómo ir a "otros mundos" otras realidades, ¿me sentía preparada? Sin duda lo estaba porque me encontré atravesando ese muro y saliendo a la calle. Por entonces vivía en Barcelona , observé por unos segundos mi barrio para luego encontrarme en un camino, o túnel, cuyo paisaje se deslizaba a una grandísima velocidad, daba la impresión de estar inmóvil... (esta vivencia se ha repetido muchísimas veces en mi vida y siempre he sentido una sensación de gran felicidad al experimentarlo...) Cuando salí de ese túnel me encontraba "nadando" en el espacio, mi guía me observaba mientras yo jugueteaba, era una sensación magnífica, hasta que me llamó la atención y me pidió que observase algo que había frente a mí, concentré mi sentidos que se hallaban eufóricos por tantas emociones y distinguí nuestro planeta Tierra.
- "El Planeta Azul", comentó mi guía, mientras yo lo observaba en silencio, su brillo, su luz, no alcanzaba a distinguir una parte de la hermosa esfera por estar en sombras pero ya lo que estaba viendo era impresionante...
Mi guía comenzó a explicarme la naturaleza de los viajes astrales, su sencillez, y cómo podemos decidir qué hacer y a dónde ir, dijo que bastaba pensarlo, pero me pedía responsabilidad, podía moverme en el espacio cuanto quisiera pero también podía escoger escuchar a mi Ser Interior y decidir dónde ir. Sus últimas indicaciones despertaron mi curiosidad y decidí seguir su consejo. No sé por qué pero pensé en Brasil, y me encontré sobrevolando Río de Janeiro, a pocos metros pude distinguir la gran escultura de Jesucristo y el tan conocido Pan de Azúcar.
Nunca lo había visto tan de cerca...pensé en las calles de la gran ciudad y allí estaba subiendo unas escaleras, era la salida del metro (eso me pareció). Caminé (en realidad "volé") por anchas calles mientras al fondo no perdía de vista el Pan de Azúcar, luego me adentré por callejuelas cada vez más brumosas, vi chabolas y niños, muchos niños harapientos, sucios, algunos tirados por los suelos, otros peleando, otros pedían limosna paseando entre los transeúntes...Esos niños emitían vibraciones de miseria, dolor, rabia, estaban solos; lo único que vi como compañía eran perros esqueléticos. Les observaba con gran pena, casi los podía tocar...dándome cuenta en ese momento de que un niño me estaba observando, creía no ser percibida por nadie y en cambio ese niño me observaba fijamente, eso me hizo desear volver con mi guía y me encontré a su lado. Parecía recostado en el firme suelo lunar, me miró leyendo en mi interior mi duda y aplacó mi curiosidad. Me comentó que cada individuo en este planeta vive separado de su verdadero ser, y en esa separación olvida quién es y de esa manera el dolor lo puede llegar a aprisionar. Algunos niños, como algunas personas, tienen facultades porque recuerdan algo más de ellos mismos, pero si toda la humanidad despertara podría hacer eso y mucho más. Y se liberaría. La separación existe justamente para que la superemos y alcancemos nuestro núcleo infinito. Ésa es nuestra tarea.
Volví a pensar en otro lugar, escogí Madrid, y allí me encontré, en calles muy bulliciosas...No estuve mucho tiempo o no recuerdo qué hice solo sé que deseé volver a mi casa y noté que frente a mí se encontraba Micro, mi gato, estaba despierto sentado al lado de mi cama , como esperándome, me observó con un gran amor, por lo que me acerqué a él agachándome para acariciarlo, pero no pude ¡yo no era sólida! lo atravesé aunque no me pareció muy extraño y tampoco se asustó el animalito, sólo ronroneaba fuertemente. Me concentré en la habitación, estaba en tinieblas, observé mi lecho, donde mi cuerpo reposaba, lo miré con curiosidad y al momento me encontré en él.
Desperté poco después, sin saber cómo había entrado, lo pensé y sucedió. Micro seguía despierto, saltó sobre la cama y se me acercó para que finalmente lo pudiera acariciar. Esta "salida" era sólo el inicio de otras muchas enseñanzas.
Stellablu
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