A lo largo de la historia han existido muchos personajes fuera de lo común, que intentaron mostrar nuevos modelos de tecnología sencillos y limpios pero que no cuajaron, no porque no fueran interesantes sino porque quizás eran demasiado novedosos para la época o, como más bien me inclino yo, porque vieron en esos descubrimientos un filón para sus intereses particulares...
Me llamó la atención John W.Keely porque afirmaba manejar su máquina vibratoria (ver más adelante) con el simple uso de su éter vibratorio, como así lo denominaba. Es decir "utilizaba" su Cuerpo Etérico... Decidí investigar un poco sobre este personaje que se auto-definía descubridor de una fuerza desconocida y no un inventor y encontré mucho más de lo que me podía imaginar.
Esta página es una pequeña recopilación de lo que encontré en la web con todo aquello que a mí me llamó más la atención. Seguramente hay mucha más información, pero me bastó con la que tenía (bastante abundante). Keely mostró al mundo ideas que no eran de ese tiempo, y quizás tampoco de éste, él creía en conceptos que pueden sonar irreales a muchas personas pero que estoy segura que ya se están utilizando en algún lugar del planeta. Como dice el principio Hermético "Nada está parado, todo vibra" así veía Keely su trabajo e iba aún más allá, no soy quién para explicar sus investigaciones solo me detengo un poco a describirlas con la ayuda de las páginas que me aportaron la información necesaria.
En general los grandes descubridores siempre han tenido el mismo problema, de ser relegados al olvido, pienso que muchos de ellos sólo sembraron para que un mañana se pudiera recoger la siembra, aunque seguramente algunos no fueran conscientes de ello. Igual sucede, pienso yo, en la actualidad, habrán surgido o surgirán personajes que no serán entendidos, pero aún así mostrarán aquello por lo que han venido a este mundo con la esperanza de que algún día desempolven su trabajo y lo reconozcan. El no ser comprendidos va más allá de la lógica común es una cuestión de conciencia, de ir más allá del materialismo superficial, del deseo de poder. A mi entender es una cuestión de equilibrio entre ciencia y espiritualidad. Mientras la humanidad no vaya más allá de sus intereses personales habrán descubrimientos que no podrán salir a la luz...
Madame Blavatsky lo definió muy bien al decir:
"La dificultad de Keely hasta el día ha consistido en hacer una máquina que desarrolle y regule la fuerza sin la intervención de ningún “poder de la voluntad” o influencia personal del operador, sea consciente o inconscientemente. En esto ha fracasado, cuando se ha tratado de que otros hagan la aplicación; pues nadie sino él ha podido operar con sus “máquinas”." Blavatsky continúa diciendo que después de todo, es mejor así, y yo estoy de acuerdo con ella, un descubrimiento como ese no puede caer en manos de personas que sólo ambicionen algo con ello. Keely movía su máquina con su "éter vibratorio" su cuerpo etérico, y se conectaba con la Fuerza del Universo, las demás personas esperaban algo de la máquina, Keely no. Él confiaba en el poder del corazón y seguramente fue más allá, aunque no lo sé...
Hace milenios existió una civilización que también trabajaba con la Fuerza del Universo, (esto que digo es mi verdad pero entiendo que no todos podrán entenderme, ni es mi propósito), alzaban pesos inmensos con su propia fuerza vibratoria, eran seres conectados con su ser interior, limpios de espíritu, pero cometieron errores, poco a poco fueron desconectándose de su realidad, interesados más por alcanzar otras posibilidades de vida, y sin darse cuenta empezaron a ambicionar tener aún cosas mejores, más perfectas...y fueron perdiendo su capacidad de mover las cosas... Seguramente viendo sus limitaciones, crearon un aparato lo suficientemente tecnológico como para substituir esa pérdida de capacidades, pero no contaron con el poder inmenso de esa máquina, poder que los llevaría a la destrucción.
Keely intentó acceder a ese conocimiento, pero como afirma Blavatsky aunque exista y siempre existirá en el hombre ese principio que puede dominar y guiar a la Fuerza etérica vibratoria, el mundo no obtendrá más que aquello que se le pueda confiar sin peligro...
Nuestra tarea a realizar es concienciar a la humanidad de que todo progreso presupone el estar conectados a Principios Superiores donde rigen el Amor, la Paz y el Respeto por todo ser vivo, será entonces cuando alcanzaremos todo conocimiento y no antes...
Stellablu
John Ernst Worrell Keely (3 septiembre 1827 a 18 noviembre 1898) fue un investigador estadounidense de Filadelfia, descubrió entre otras cosas el "Keely Motor", un motor que sin estar unido a ningún cable o cualquier fuente de energía, se desplazaba con el sólo sonido de un instrumento musical, tocado únicamente por él. La clave de su conocimiento fue el descubrimiento de la Sympathetic Vibratory Physics o Física de la Vibración Simpatica, mediante la manipulación de las ondas sonoras se dio cuenta de que en algunos casos era posible crear efectos poco menos que asombrosos...
Algunos de sus hallazgos en aquel tiempo parecían casi increíbles, pero actualmente se usan comercialmente:
- Reportó efectos de desintegración de la piedra con ondas sonoras (que hoy en día es un proceso comúnmente utilizado).
- Produjo efectos luminosos con el agua, hoy conocidos como Sonoluminiscencias.
- Reportó efectos de levitación acústica, es decir, a través de ondas sonoras (experimento replicado con éxito por la NASA, levantando pequeñas piedras ).
- Notó que algunas geometrías intensificaban la presión sonora sin añadir energía extra, hoy patente en uso por la MacroSonics.
- Observó un efecto de disminución de la temperatura en presencia de ciertas vibraciones, hoy en día patentado como refrigeración acústica.
Encontró con total independencia una manera de elevar objetos pesados en el aire y de desintegrar trozos de granito usando un aparato vibratorio muy sensible...
Keely afirmaba que determinadas notas musicales de frecuencias muy precisas emitidas por diapasones o cuerdas de piano, podían liberar y desencadenar energías sutiles. Utilizaba el sonido producido por instrumentos similares a tubos de órgano, o cuernos de latón, propagado a través de un alambre compuesto de oro, plata y platino (como algunos gong tibetanos), o por un simple hilo de seda. Levantaba esferas, compuestas por los tres metales, con el sólo sonido de una nota.
Para lograr su propósito utilizó muchos dispositivos inventados por él.
El enfoque de Keely se basaba en el uso del sonido con el fin de poner en resonancia el éter que compone la materia transformandola para acumular energia o para polarizarla y poder controlar la gravedad.
Keely, con sus instrumentos, podía hacer muchas cosas, como hacer flotar esferas de 900 gramos en la superficie del agua de un recipiente. Lo extraordinario era que las esferas quedaban flotando incluso después de que Keely hubiera dejado de tocar su trompeta. Sólo con el sonido de una nota diferente de las iniciales las esferas se hundían en el líquido, consiguiendo también hacerlas flotar en el aire.
En uno de sus muchos experimentos, mientras sometía al agua a diferentes frecuencias armónicas el contenedor explotó destruyendo el aparato y liberando una gran cantidad de energía ... mucho más que la utilizada para generar los sonidos, que era ridícula. Es evidente que no toda el agua se transformó en éter de ser así no se hubiera oído hablar más de Keely y sus alrededores pero éste supo que iba en la dirección correcta...
Construyó un cañón a vibración para la Marina militar, pero resultó demasiado complicado su funcionamiento, producía un potencial sin precedentes, que impresionó a las personas que asistían a sus experimentos.
Un espectador contó: «Se rompieron las sogas grandes, las barras de hierro se partieron en dos o se retorcieron y deformaron, las balas que disparaba atravesaban tablas de 12 pulgadas (30,5 cm), todo por medio de una fuerza que no se podría determinar».
Todos sus aparatos funcionaban con diferentes instrumentos musicales y a veces con el sólo silbido.
Con el tiempo redujo el tamaño de su "Liberador", haciéndolo tan pequeño como un reloj de bolsillo, pero era el proceso lo que complicaba su realización fuera del laboratorio. Necesitaba encontrar la entonación correcta entre la vibración del cuerpo de Keely, la de la resonancia de la sala, la de los aparatos y la de aquellas emitidas por eventuales visitantes. Así que todo tenía que ser sintonizado previamente. Grandes financieros de la época le ofrecieron cinco millones de dolares para crear su empresa Motor Keely y continuar investigando.
Descubrió que la resonancia era capaz de desintegrar el cuarzo y otros tipos de roca dura usando la nota correcta por lo que ideó un desintegrador que podía emplearse en la industria minera. Los empresarios mineros de la época financiaron sus siguientes investigaciones y Keely volvió a cambiar el "Liberador". Se negó, sin embargo, a revelar la naturaleza de la fuerza "etérea" utilizada y el conflicto que se creó con aquellos que lo financiaban, lo llevó, preso de la ira, a destruir parte de lo que había descubierto y creado.
Ésta es una pequeña sinopsis de uno de sus actuales seguidores e investigador Jerry W. Decker
A mediados y finales de 1800, John Worrell Keely realizó importantes investigaciones en el campo de la vibración y la forma en que podría ser utilizada para afectar la materia y la mente. Se refirió a su trabajo como Física Vibratorio Simpátetica (SVP).
SVP implicaba el uso de resonancias excepcionalmente puras que se establecieron entre sus dispositivos y diversas masas experimentales. Estas resonancias u "órdenes de vibración" podrían estar proyectadas para inducir una variedad de efectos en la masa experimental. A partir de diversos escritos, parece que el señor Keely descubrió unas técnicas prácticas para la disociación de la molécula de agua, la desintegración de minerales a través del uso de compuestos vibracionales y una forma de inducir la levitación práctica.
La subdivisión de la materia según Keely |
La mayoría del trabajo de Keely en el campo de la SVP recayó en el descubrimiento de dos propiedades básicas inherentes a todos lo agregados de masa. La más importante de estas dos propiedades es la comprensión de que todos los flujos de fuerza se componen de corrientes triples. Estas corrientes triples tienen relaciones especificas de fase que pueden ser manipuladas para generar efectos inusuales en la mente y en la masa.
Aunque Keely utilizó diapasones y barras vibratorias, habló de la eventual utilización de la fuerza mental para establecer control práctico de los tres flujos de fuerza que están presentes en toda materia. En las últimas etapas de su investigación, creyó que el cerebro humano pudiera equilibrarse como para formar una concordancia perfecta entre estos "flujos triples."
Si este efecto pudiera ser inducido y mantenido en un organismo o en una masa, no habría disociación o envejecimiento, ni la masa o el cuerpo podrían ser afectados por ninguna perturbación.
Este equilibrio trinitario sería excepcionalmente difícil de establecer y mantener debido a la tendencia de una masa a condensarse o expandirse cuando se expone a influencias externas como cambios de temperatura y otros estímulos vibracionales.
Técnicas y equipos modernos podrían reproducir fácilmente los fenómenos de Keely bajo condiciones controladas y fiables. Esto podría dar origen a muchos avances a nivel de la ciencia ficción . Entre ellos se podrían enumerar, dispositivos de energía libre, levitación, rejuvenecimiento, una multitud de aplicaciones para la Salud y Recreación, el aumento y la disminución de peso en la masa y otros descubrimientos que no podemos ahora mencionar.
El tiempo para la integración del trabajo de Keely con las técnicas cientificas modernas se está acercado. Todos debemos combinar nuestros conocimientos para el bien común de la humanidad.
Jerry W. Decker, Director
Ciencias Vanguard
Un pequeño fragmento del libro "Un avance a nuevas fuentes de energía libre" Dan A. Davidson muestra otra faceta de Keely:
Desde 1888 hasta 1893 Keely trabajó en el desarrollo de un sistema de "Navegación aérea". La primera prueba exitosa fue en 1893 que abrió el camino para la construcción de una nave aérea.
En 1896 el Sr Keely perfeccionó su sistema de manera que se las arregló para hacer una demostración aérea al departamento de Guerra de los Estados Unidos. Entre los asistentes a la demostración hubo miembros de la prensa.
Según las descripciones de la época se trataba de una plataforma circular de aproximadamente 2 metros de diámetro, con una fila de un centenar de barras vibratorias correspondientes a diversas escalas diatónicas el Sr. Keely explicó que las placas de resonancia situadas en su base podrían provocar que la nave se elevase y flotase.
Según los presentes, el objeto se elevó durante varios segundos.
El experimento se produjo en un campo al aire libre, el objeto se decía había acelerado de 0 a 500 kilómetros por hora en unos pocos segundos, más sorprendente fue la aparente total ausencia de aceleración. Aunque impresionados los funcionarios del gobierno señalaron que no veían ninguna utilidad en un dispositivo tan complejo, y dieron el asunto por concluido.
(Se recuerda que los hermanos Wright no mostraron su avión hasta el 17 de diciembre de 1903, 7 años más tarde)
Madame Blavatsky reservó un capítulo entero al trabajo de Keely aquí transcribo algunos párrafos:
"¿Qué es lo que actúa como formidable generador de fuerza invisible, pero
tremenda, de esa potencia, no sólo capaz de arrastrar una máquina de 25 caballos, sino que
hasta ha sido utilizada para levantar en alto el conjunto de la maquinaria?
Y, sin embargo, todo esto se ha verificado con sólo pasar un arco de violín por un diapasón, según se ha probado repetidas veces. Porque la Fuerza Etérea descubierta por John Worrell Keely, de Filadelfia, bien conocido en América y en Europa, no es una alucinación. No obstante haber fracasado en sus esfuerzos para utilizarla –fracaso pronosticado y sostenido desde un principio por algunos ocultistas–, los fenómenos presentados por el descubridor durante estos últimos años han sido maravillosos, casi milagrosos, no en el sentido de lo sobrenatural, sino en el de lo sobrehumano.
Si se hubiese permitido a Keely salir airoso, él habría podido reducir a átomos todo un ejército en el espacio de algunos segundos, tan fácilmente como redujo un buey muerto a aquel estado. (...)
Y, sin embargo, todo esto se ha verificado con sólo pasar un arco de violín por un diapasón, según se ha probado repetidas veces. Porque la Fuerza Etérea descubierta por John Worrell Keely, de Filadelfia, bien conocido en América y en Europa, no es una alucinación. No obstante haber fracasado en sus esfuerzos para utilizarla –fracaso pronosticado y sostenido desde un principio por algunos ocultistas–, los fenómenos presentados por el descubridor durante estos últimos años han sido maravillosos, casi milagrosos, no en el sentido de lo sobrenatural, sino en el de lo sobrehumano.
Si se hubiese permitido a Keely salir airoso, él habría podido reducir a átomos todo un ejército en el espacio de algunos segundos, tan fácilmente como redujo un buey muerto a aquel estado. (...)
Ruego ahora al lector que preste seria atención a esta
fuerza acabada de descubrir, a la que su inventor ha dado el nombre de Fuerza o Fuerzas
Interetéricas. En la humilde opinión de los ocultistas, así como en la de
sus amigos íntimos, Keely estaba y está aún en el umbral de uno de los mayores
secretos del Universo, principalmente de aquel en que está fundado todo el misterio
de las Fuerzas físicas y el significado esotérico del simbolismo del “Huevo del Mundo”.
La Filosofía Oculta, considerando al Kosmos manifestado y no manifestado, como
una UNIDAD, simboliza el concepto ideal del primero en un “Huevo de Oro”, con dos
polos.
El polo positivo es el que actúa en el Mundo manifestado de la Materia, mientras que
el negativo se pierde en el incognoscible Absoluto. No
podemos decir si esto está conforme con la filosofía de Mr. Keely, ni la verdad
importa ello mucho. Sin embargo, sus ideas sobre la construcción etéreo–materia del Universo
se parecen de un modo extraño a las nuestras, siendo en este particular casi
idénticas.
He aquí lo que se lee en un folleto hábilmente escrito por Mrs. Bloornfield Moore, señora americana con fortuna y posición, cuyos esfuerzos incesantes en pro de la verdad no se apreciarán nunca lo bastante:
He aquí lo que se lee en un folleto hábilmente escrito por Mrs. Bloornfield Moore, señora americana con fortuna y posición, cuyos esfuerzos incesantes en pro de la verdad no se apreciarán nunca lo bastante:
Mr. Keely explica la manera de funcionar de su máquina
diciendo:
“No se ha encontrado nunca el medio de producir un centro neutral, al proyectar las máquinas hasta hoy construidas. Si se hubiese conseguido, habrían tenido término las dificultades de los investigadores del movimiento continuo, y este problema habría llegado a ser un hecho establecido. Sólo se necesitaría el impulso inicial de unas cuantas libras, sobre tal mecanismo, para hacerlo funcionar durante siglos.
En el proyecto de mi máquina vibratoria, no he tratado de conseguir el movimiento continuo; pero se forma un circuito que tiene realmente un centro neutral, el cual está en condiciones de ser vivificado por mi éter vibratorio, y mientras se halla bajo la acción de dicha substancia, es en realidad una máquina que es virtualmente independiente de la masa (o globo), lo que tiene lugar a causa de la velocidad asombrosa del circuito vibratorio. Sin embargo, con toda su perfección, necesita que se le suministre éter vibratorio para constituir un motor independiente…
Todas las construcciones requieren cimientos de una resistencia proporcionada al peso de la masa que deben soportar; pero los cimientos del Universo se asientan en un punto vacío mucho más diminuto que una molécula; en una palabra, y para expresar con exactitud esta verdad, en un punto interetérico, para cuya comprensión se necesita una mente infinita. El investigar las profundidades de un centro etérico es exactamente lo mismo que buscar los confines del vasto espacio del éter de los cielos, con la diferencia de que uno es el campo positivo, mientras que el otro es el negativo”.
“No se ha encontrado nunca el medio de producir un centro neutral, al proyectar las máquinas hasta hoy construidas. Si se hubiese conseguido, habrían tenido término las dificultades de los investigadores del movimiento continuo, y este problema habría llegado a ser un hecho establecido. Sólo se necesitaría el impulso inicial de unas cuantas libras, sobre tal mecanismo, para hacerlo funcionar durante siglos.
En el proyecto de mi máquina vibratoria, no he tratado de conseguir el movimiento continuo; pero se forma un circuito que tiene realmente un centro neutral, el cual está en condiciones de ser vivificado por mi éter vibratorio, y mientras se halla bajo la acción de dicha substancia, es en realidad una máquina que es virtualmente independiente de la masa (o globo), lo que tiene lugar a causa de la velocidad asombrosa del circuito vibratorio. Sin embargo, con toda su perfección, necesita que se le suministre éter vibratorio para constituir un motor independiente…
Todas las construcciones requieren cimientos de una resistencia proporcionada al peso de la masa que deben soportar; pero los cimientos del Universo se asientan en un punto vacío mucho más diminuto que una molécula; en una palabra, y para expresar con exactitud esta verdad, en un punto interetérico, para cuya comprensión se necesita una mente infinita. El investigar las profundidades de un centro etérico es exactamente lo mismo que buscar los confines del vasto espacio del éter de los cielos, con la diferencia de que uno es el campo positivo, mientras que el otro es el negativo”.
Ésta es precisamente, como puede verse, la Doctrina
Oriental. El punto interetérico de Mr. Keely es el punto laya de los ocultistas; esto, sin
embargo, no requiere “una mente infinita para comprenderlo”, sino tan sólo una
intuición y una habilidad especiales para encontrar el sitio en que se oculta dentro
de este Mundo de Materia.
Mr. Keely esclarece su idea de “un centro neutral” con el
siguiente ejemplo:
Imaginemos que, después de la acumulación de un planeta de
un diámetro cualquiera, de 20.000 millas, v. gr., aproximadamente, pues el tamaño no
afecta en nada a la cuestión, se desaloje todo el material a excepción de una corteza de
5.000 millas de espesor, dejando un vacío entre ella y un centro del tamaño de una bola de
billar ordinaria.
Se necesitaría para mover esta pequeña masa central un poder tan grande como el que fuese preciso para mover la corteza de 5.000 millas de espesor. Además, esta pequeña masa central arrastraría siempre consigo el peso de la corteza, manteniéndola equidistante, y no habría ningún poder contrario, por grande que fuese, que las pudiese juntar. La imaginación se turba al contemplar la inmensa carga que soporta este punto central en donde el peso cesa … Esto es lo que entendemos por un centro neutral.
Se necesitaría para mover esta pequeña masa central un poder tan grande como el que fuese preciso para mover la corteza de 5.000 millas de espesor. Además, esta pequeña masa central arrastraría siempre consigo el peso de la corteza, manteniéndola equidistante, y no habría ningún poder contrario, por grande que fuese, que las pudiese juntar. La imaginación se turba al contemplar la inmensa carga que soporta este punto central en donde el peso cesa … Esto es lo que entendemos por un centro neutral.
Y esto es también lo que los ocultistas entienden por un
centro laya. Lo anterior es declarado “anticientífico” por muchos. Pero
así sucede con todo lo que no está sancionado y sostenido por los principios
estrictamente ortodoxos de la Ciencia física. A menos que la explicación dada por el mismo
inventor sea aceptada, ¿qué puede la Ciencia contestar a hechos ya vistos, y que no
es posible a nadie negar?
En cuanto a nosotros, como sus explicaciones son
completamente ortodoxas, desde el punto de vista Espiritual y Oculto, aun cuando no suceda lo
mismo desde el punto de vista de la Ciencia materialista especulativa, llamada
exacta, son, por lo tanto, nuestras por lo que hace a este particular. La Filosofía Oculta
divulga muy pocos de sus misterios vitales más importantes. Los deja caer como perlas
preciosas, uno a uno, y a gran distancia los unos de los otros; y esto, sólo cuando se
ve obligada a ello por la corriente evolutiva que lleva al género humano lenta y
silenciosa pero firmemente hacia la aurora de la humanidad de la Sexta Raza. Pues una vez
fuera de la fiel custodia de sus legítimos herederos y guardianes, estos misterios dejan
de ser ocultos; caen bajo el dominio público y corren el riesgo de convertirse en
maldiciones más bien que en bendiciones, una vez en las manos de los egoístas, de los
Caínes de la raza humana.
Sin embargo, cuando nacen individuos tales como el descubridor
de la Fuerza Etérica, hombres con facultades peculiares, psíquicas y mentales,
son generalmente y con frecuencia ayudados, no consintiéndoles que sigan a tientas
su camino; si se les abandonase a sus propios recursos, pronto pararían en el
martirio o serían presa de especuladores sin escrúpulo. Pero sólo se les ayuda a
condición de que no se conviertan, consciente o inconscientemente, en un peligro
más para su época: un peligro para los pobres, ofrecidos en diario holocausto por los
menos ricos a los más ricos. (...)
Hace unos doce años, cuando tenía lugar la Exposición
Centenaria de Filadelfia, la escritora de este libro, en contestación a las ansiosas
preguntas de un teósofo, que era uno de los primeros admiradores de Mr. Keely, repitió lo que
había oído en fuentes de cuyos informes ella no dudaría nunca.
Se había declarado que el inventor del “Automotor” era lo que en lenguaje kabalístico se llama “un mago de nacimiento”. Que él ignoraba y continuaría ignorando todo el alcance de sus poderes, y sólo operaría con aquellos que había encontrado educidos y afirmados en su propia naturaleza –en primer lugar, porque atribuyéndolos a un origen erróneo, no podría nunca desarrollarlos por completo; y en segundo término, porque estaba fuera de sus facultades el comunicar a otros lo que sólo era una capacidad inherente a su propia naturaleza especial. Por tanto, no podría transferir a nadie el secreto de un modo permanente, para usos prácticos.
Se había declarado que el inventor del “Automotor” era lo que en lenguaje kabalístico se llama “un mago de nacimiento”. Que él ignoraba y continuaría ignorando todo el alcance de sus poderes, y sólo operaría con aquellos que había encontrado educidos y afirmados en su propia naturaleza –en primer lugar, porque atribuyéndolos a un origen erróneo, no podría nunca desarrollarlos por completo; y en segundo término, porque estaba fuera de sus facultades el comunicar a otros lo que sólo era una capacidad inherente a su propia naturaleza especial. Por tanto, no podría transferir a nadie el secreto de un modo permanente, para usos prácticos.
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No son muy raros los individuos nacidos con tales
capacidades. El que no se oiga hablar de ellos con más frecuencia, depende de que, en casi
todos los casos, viven ellos y mueren en la completa ignorancia de que están en posesión
de poderes anormales. Mr. Keely posee poderes que se llaman anormales,
precisamente porque son tan poco conocidos en nuestros días, como lo era la circulación de la
sangre antes del tiempo de Harvey.
La sangre existía y se conducía del mismo modo que hoy lo hace, en el primer hombre nacido de mujer; y de la misma manera existe y ha existido en el hombre ese principio que puede dominar y guiar a la Fuerza etérica vibratoria. Existe, en todo caso, en todos los mortales, cuyos Yoes Internos se hallan relacionados desde un principio, por razón de su descendencia directa, con ese Grupo de Dhyân Chohans llamados “los primeros nacidos del Æther”.
La Especie humana, considerada físicamente, está dividida en varios grupos, cada uno de los cuales está relacionado con uno de los Grupos Dhyânicos que formaron primero al hombre psíquico. Mr. Keely (muy favorecido en este concepto, y que además de su temperamento psíquico es intelectualmente genial en mecánica) puede llevar a cabo los resultados más maravillosos. Ya ha conseguido algunos, ciertamente, más de los que ha logrado en esta edad, hasta hoy, mortal alguno no iniciado en los Misterios finales.
Lo que ha hecho es suficiente, como con justicia dicen sus amigos, para “demoler con el martillo de la Ciencia los ídolos científicos”, los ídolos de materia con pies de barro. La que estas líneas escribe no piensa contradecir en lo mínimo a Mrs.Bloomfield–Moore cuando en su escrito sobre “La Fuerza Psíquica y la Fuerza –Etérica” declara que Mr. Keely, como filósofo:
La sangre existía y se conducía del mismo modo que hoy lo hace, en el primer hombre nacido de mujer; y de la misma manera existe y ha existido en el hombre ese principio que puede dominar y guiar a la Fuerza etérica vibratoria. Existe, en todo caso, en todos los mortales, cuyos Yoes Internos se hallan relacionados desde un principio, por razón de su descendencia directa, con ese Grupo de Dhyân Chohans llamados “los primeros nacidos del Æther”.
La Especie humana, considerada físicamente, está dividida en varios grupos, cada uno de los cuales está relacionado con uno de los Grupos Dhyânicos que formaron primero al hombre psíquico. Mr. Keely (muy favorecido en este concepto, y que además de su temperamento psíquico es intelectualmente genial en mecánica) puede llevar a cabo los resultados más maravillosos. Ya ha conseguido algunos, ciertamente, más de los que ha logrado en esta edad, hasta hoy, mortal alguno no iniciado en los Misterios finales.
Lo que ha hecho es suficiente, como con justicia dicen sus amigos, para “demoler con el martillo de la Ciencia los ídolos científicos”, los ídolos de materia con pies de barro. La que estas líneas escribe no piensa contradecir en lo mínimo a Mrs.Bloomfield–Moore cuando en su escrito sobre “La Fuerza Psíquica y la Fuerza –Etérica” declara que Mr. Keely, como filósofo:
Tiene un alma bastante grande, una mente bastante sabia y un
ánimo bastante elevado para vencer todas las dificultades y aparecer al fin ante el
mundo como el mayor descubridor e inventor.
Y también dice:
Keely alcanzaría fama inmortal aun cuando no hiciera más que
guiar a los hombres de ciencia desde las desoladas regiones en que marchan a
tientas, hacia el campo abierto de la fuerza elemental, donde la gravedad y la cohesión son
sorprendidas en sus guaridas y derivadas para el uso; en donde, de la unidad de origen,
emana la energía infinita en formas variadas.
Si él demostrase, para destrucción del materialismo, que el Universo está formado por un principio misterioso, al cual la materia, por perfectamente organizada que esté, se halla supeditada en absoluto, sería un bienhechor espiritual de nuestra raza, mayor de lo que lo ha sido en nuestro mundo moderno otro hombre alguno.
Si él llegase a conseguir que en el tratamiento de las enfermedades se substituyan las fuerzas más refinadas de la Naturaleza a los agentes materiales y groseros que han enviado a la tumba más seres humanos que la guerra, la peste y el hambre combinadas, sería acreedor a la gratitud de la humanidad entera. Todo esto y más llegará a hacer, si él y los que han seguido sus progresos, día por día durante años, no son demasiado optimistas en sus esperanzas.
Si él demostrase, para destrucción del materialismo, que el Universo está formado por un principio misterioso, al cual la materia, por perfectamente organizada que esté, se halla supeditada en absoluto, sería un bienhechor espiritual de nuestra raza, mayor de lo que lo ha sido en nuestro mundo moderno otro hombre alguno.
Si él llegase a conseguir que en el tratamiento de las enfermedades se substituyan las fuerzas más refinadas de la Naturaleza a los agentes materiales y groseros que han enviado a la tumba más seres humanos que la guerra, la peste y el hambre combinadas, sería acreedor a la gratitud de la humanidad entera. Todo esto y más llegará a hacer, si él y los que han seguido sus progresos, día por día durante años, no son demasiado optimistas en sus esperanzas.
La misma señora, en su folleto Keely’s Secrets , copia el
siguiente párrafo de un artículo escrito en The Theosophist hace algunos años por la
escritora de la presente obra:
“Los
hombres de ciencia acaban de encontrar “un cuarto estado de materia”, mientras que los
ocultistas han penetrado años ha más allá del sexto, y, por tanto, no deducen, sino que
conocen, la existencia del séptimo, el último”. Este conocimiento comprende uno de los secretos del
llamado “secreto compuesto” de Keely. Muchas personas saben ya que este secreto encierra
“el aumento de la energía”, el aislamiento del éter y la adaptación de la fuerza
dinaesférica a las máquinas.
Precisamente porque el descubrimiento de Keely conduciría al conocimiento de uno de los secretos más ocultos, secreto que jamás se permitirá pueda caer en poder de las masas, es por lo que los ocultistas creen seguro su fracaso al llevar su descubrimiento hasta su fin lógico.
Precisamente porque el descubrimiento de Keely conduciría al conocimiento de uno de los secretos más ocultos, secreto que jamás se permitirá pueda caer en poder de las masas, es por lo que los ocultistas creen seguro su fracaso al llevar su descubrimiento hasta su fin lógico.
La vibración molecular es, sin duda, “el legítimo campo de
investigaciones de Keely”, y los descubrimientos hechos por él resultarán maravillosos,
aunque en sus manos solamente y por su solo medio. El mundo no obtendrá más que aquello
que se le pueda confiar sin peligro. La verdad de esta aseveración no ha sido quizás vislumbrada
ni aun por el mismo descubridor, puesto que él escribe que tiene la
seguridad absoluta de que cumplirá todo lo que ha ofrecido, y que lo comunicará
entonces al mundo; pero ya verá claro, y sin que pase mucho tiempo. Lo que dice respecto de
su obra es una buena prueba de ello:
El que examine mi máquina, si quiere hacerse cargo del
procedimiento que se emplea y formar un concepto aproximado de su modus operandi, tiene
que desechar la idea de las máquinas que funcionan por el principio de la presión y
agotamiento, por la expansión del vapor u otro gas análogo que choca contra una resistencia, tal
como el pistón de una máquina de vapor.
Mi máquina no tiene pistón, ni excéntricas, ni existe la mínima presión ejercida en el mecanismo, cualquiera que pueda ser su tamaño o capacidad. Mi sistema, en todas sus partes y detalles, así en el desarrollo de la potencia como en sus diversas aplicaciones, está fundado en la vibración simpática. De ninguna otra manera sería posible despertar o desarrollar la fuerza, de igualmente imposible sería que mi máquina funcionase con arreglo a algún otro principio… Éste, sin embargo, es el verdadero sistema, y de aquí que todas mis operaciones se encaminen en esta dirección; es decir, que mi fuerza se engendrará, mi máquina marchará y mí cañón funcionará, por medio de un alambre conductor.
Sólo después de años de labor incesante y de experimentos casi innumerables, que me obligaron a construir muchos y muy raros aparatos mecánicos; sólo después de investigar y estudiar minuciosamente las propiedades fenomenales de la substancia “etérea”, producida per se, he llegado a poder prescindir de mecanismos complicados, y a obtener, como pretendo, dominio sobre la fuerza sutil y extraña que estoy manejando.
Mi máquina no tiene pistón, ni excéntricas, ni existe la mínima presión ejercida en el mecanismo, cualquiera que pueda ser su tamaño o capacidad. Mi sistema, en todas sus partes y detalles, así en el desarrollo de la potencia como en sus diversas aplicaciones, está fundado en la vibración simpática. De ninguna otra manera sería posible despertar o desarrollar la fuerza, de igualmente imposible sería que mi máquina funcionase con arreglo a algún otro principio… Éste, sin embargo, es el verdadero sistema, y de aquí que todas mis operaciones se encaminen en esta dirección; es decir, que mi fuerza se engendrará, mi máquina marchará y mí cañón funcionará, por medio de un alambre conductor.
Sólo después de años de labor incesante y de experimentos casi innumerables, que me obligaron a construir muchos y muy raros aparatos mecánicos; sólo después de investigar y estudiar minuciosamente las propiedades fenomenales de la substancia “etérea”, producida per se, he llegado a poder prescindir de mecanismos complicados, y a obtener, como pretendo, dominio sobre la fuerza sutil y extraña que estoy manejando.
Como dijo muy bien su gran
defensora y patrona Mrs.Bloomfield–Moore:
Las dos formas de fuerza con que ha estado efectuando sus
experimentos y los fenómenos que han resultado, son la antítesis misma la una de la otra. Una era engendrada por él mismo, y funcionaba a través de
él. Ningún otro que hubiese repetido lo que él hacía, hubiera producido los
mismos resultados. Lo que funcionaba era verdaderamente el Éter de Keely, mientras que
el Éter de Smith o de Brown no hubieran dado resultado alguno.
La dificultad de Keely hasta el día ha consistido en hacer una máquina que desarrolle y regule la fuerza sin la intervención de ningún “poder de la voluntad” o influencia personal del operador, sea consciente o inconscientemente. En esto ha fracasado, cuando se ha tratado de que otros hagan la aplicación; pues nadie sino él ha podido operar con sus “máquinas”.
Ocultamente considerado, esto fue un éxito mucho mayor que el que él esperaba de su alambre conductor; mas los resultados obtenidos, procedentes de los planos quinto y sexto de la Fuerza Etérica o Astral, no se permitirá jamás que sirvan para fines mercantiles.
La dificultad de Keely hasta el día ha consistido en hacer una máquina que desarrolle y regule la fuerza sin la intervención de ningún “poder de la voluntad” o influencia personal del operador, sea consciente o inconscientemente. En esto ha fracasado, cuando se ha tratado de que otros hagan la aplicación; pues nadie sino él ha podido operar con sus “máquinas”.
Ocultamente considerado, esto fue un éxito mucho mayor que el que él esperaba de su alambre conductor; mas los resultados obtenidos, procedentes de los planos quinto y sexto de la Fuerza Etérica o Astral, no se permitirá jamás que sirvan para fines mercantiles.
La siguiente declaración de una persona que conoce íntimamente
a Keely prueba que el organismo de éste se halla directamente relacionado con sus
maravillosos resultados:
En cierta ocasión los accionistas de la Compañía “Keely
Motor” pusieron en los talleres a un hombre con el objeto expreso de descubrir su secreto.
Después de seis meses de observación inmediata, dijo un día éste a J. W. Keely:
“Ahora ya sé cómo se hace”. Habían estado los dos montando una máquina, y Keely estaba
manipulando entonces la llave reguladora que dirigía la fuerza. “Probad, pues”, fue la
contestación. El hombre dio vuelta la llave, y nada resultó. “Dejadme ver de nuevo cómo lo
hacéis”, dijo el hombre a Keely. Éste accedió, y la máquina funcionó inmediatamente. Nuevamente lo
intentó el otro, pero sin éxito. Entonces Keely le puso la mano en el hombro y le dijo
que probase otra vez. Así lo hizo, produciéndose inmediatamente la corriente.
Si este hecho es verdad, la cuestión queda resuelta.
Si se pregunta por qué no le fue permitido a Mr. Keely pasar
de cierto límite, la respuesta es fácil: ello fue porque lo que ha descubierto
de un modo inconsciente es la terrible Fuerza sideral conocida por los Atlantes, y por
ellos llamada Mash–mak, a la cual designan los Rishis arios en su Astra Vidyâ por un
nombre que no queremos dar a conocer.
Es el Vril de la Raza Futura de Bulwer Lytton, y de las futuras Razas de nuestra humanidad. El nombre Vril puede ser una ficción; pero la fuerza misma es un hecho, del que se duda tan poco en la India como de la existencia de los Rishis, puesto que se halla mencionada en todos los libros secretos.
Es el Vril de la Raza Futura de Bulwer Lytton, y de las futuras Razas de nuestra humanidad. El nombre Vril puede ser una ficción; pero la fuerza misma es un hecho, del que se duda tan poco en la India como de la existencia de los Rishis, puesto que se halla mencionada en todos los libros secretos.
Esta Fuerza vibratoria es la que dirigida contra un ejército
desde un Agni–ratha, colocado en una nave voladora, o globo, según las
instrucciones encontradas en el Astra Vidyâ, reducirá a cenizas a 100.000 hombres y sus elefantes
con la misma facilidad que si se tratase de una rata muerta.
En el Vishnu Purâna, en el Râmâyana y otras obras se alegoriza esta fuerza en la fábula sobre el sabio Kapila, cuya “mirada convirtió en una montaña de cenizas a los 60.000 hijos del Rey Sagara”; y
está explicada en las Obras Esotéricas, y se alude a ella con el nombre de Kapilâksha,
el Ojo de Kapila. (...)
En el Vishnu Purâna, en el Râmâyana y otras obras se alegoriza esta fuerza en la fábula sobre el sabio Kapila, cuya “mirada convirtió en una
Lo que Mr. Keely ha hecho ya, es grande y maravilloso en
extremo; tiene bastante materia ante sí con la demostración de su nuevo sistema para
“abatir el orgullo de aquellos hombres científicos que son materialistas,
revelando aquellos misterios que se hallan tras el mundo de la materia” sin, nolens volens,
revelarlos todos.
Porque seguramente los psíquicos y espiritistas, de los cuales hay un buen número en los ejércitos europeos, serían los primeros en experimentar personalmente los frutos de la revelación de tales misterios. Millares de ellos se encontrarían bien pronto en el Éter azul, quizás con los habitantes de comarcas enteras, para hacerles compañía, si semejante fuerza fuera descubierta por completo, sólo con que fuese conocida públicamente.
Porque seguramente los psíquicos y espiritistas, de los cuales hay un buen número en los ejércitos europeos, serían los primeros en experimentar personalmente los frutos de la revelación de tales misterios. Millares de ellos se encontrarían bien pronto en el Éter azul, quizás con los habitantes de comarcas enteras, para hacerles compañía, si semejante fuerza fuera descubierta por completo, sólo con que fuese conocida públicamente.
El descubrimiento en toda su extensión es por demás prematuro, no ya por miles de años, sino por cientos de miles. Sólo estará en su punto y tiempo propios cuando la grande y rugiente oleada de hambre, miseria y trabajo mal retribuido se recoja, como sucederá cuando las justas exigencias de las muchedumbres sean felizmente satisfechas; cuando el proletariado no exista más que de nombre, y se haya extinguido el lastimero grito en demanda de pan, que hoy resuena desatendido en todo el mundo.
Esto pudiera apresurarse por la difusión del saber y por nuevas facilidades para el trabajo y la emigración, con mejores perspectivas que las que hoy existen, y en algún nuevo continente que puede aparecer. Entonces solamente tendrán una gran demanda la fuerza y el motor de Keely, tal como él y sus amigos lo concibieron al principio, porque entonces serán más necesarios para el pobre que para el rico.
Mientras tanto, la fuerza que ha descubierto funcionará por
medio de alambres, y, si así lo consigue, esto sólo será suficiente para hacer de él
el inventor más grande de la época presente.
Lo que dice Mr. Keely del Sonido y del Color es también
exacto desde el punto de vista Oculto. Oídle hablar como sí fuera un hijo de los
”Dioses Reveladores” y como si hubiese mirado toda su vida en las profundidades del
Padre–Madre Æther. Comparando la tenuidad de la atmósfera con la de las olas
etéreas obtenidas por su invento para romper las moléculas de aire por medio de la
vibración, se expresa Keely de este modo:
Es como el platino para el gas hidrógeno. La separación
molecular del aire nos lleva tan sólo a la primera subdivisión; la intermolecular, a la
segunda; la atómica, a la tercera; la interatómica, a la cuarta; la etérica, a la quinta, y la
interetérica, a la sexta subdivisión o asociación positiva con el éter luminoso.
En mi primer argumento he sostenido que ésta es la envoltura vibratoria de todos los átomos. En mi definición del átomo no me limito a la sexta subdivisión, donde este éter luminoso se desarrolla en su forma imperfecta, según lo prueban mis investigaciones. Creo que esta idea se considerará por los físicos de hoy como una extraña fantasía.
Es posible que con el tiempo se haga luz sobre esta teoría, que pondrá de manifiesto su sencillez ante la investigación científica. Ahora sólo puedo compararla a un planeta en la oscuridad de un espacio, al que no ha llegado aún la luz del sol de la ciencia… Yo afirmo que el sonido, lo mismo que el olor, es una substancia real de tenuidad maravillosa desconocida, la cual emana de un cuerpo, producida por percusión y lanzando al exterior corpúsculos absolutos de materia, partículas interatómicas dotadas de una velocidad de 1.120 pies por segundo; en el vacío, 20.000.
La substancia que es así diseminada es una parte de la masa agitada, y si se mantiene en esta agitación continuamente, sería en el transcurso de cierto ciclo de tiempo completamente absorbida por la atmósfera; o, más bien, pasaría a través de la atmósfera a un punto elevado de tenuidad correspondiente a la clase de subdivisión que preside su desprendimiento del cuerpo que le dio origen…
Los sonidos de los diapasones vibratorios, producidos de modo que originen acordes etéricos, mientras que por una parte difunden sus tonos (compuestos), compenetran por otra a todas las substancias que se hallan dentro del límite de su bombardeo atómico.
Al tocar una campana en el vacío se pone en libertad a estos átomos con la misma velocidad y volumen que al aire libre; si la agitación de la campana se sostuviese de un modo continuo durante algunos millones de siglos, la materia de que estuviese compuesta volvería por completo a su ser primitivo; y si la habitación estuviese herméticamente cerrada, y fuese suficientemente resistente, el espacio vacío que rodea a la campana quedaría sometido a una presión de muchos miles de libras por pulgada cuadrada, por virtud de la substancia sutil desprendida.
A mi entender, la definición exacta del sonido es la perturbación del equilibrio atómico que rompe verdaderos corpúsculos atómicos; y la substancia que de este modo se desprende debe ser seguramente un orden determinado de flujo etérico. Dadas estas condiciones, ¿sería irracional suponer que, si este flujo continuase robando sus elementos al cuerpo en cuestión, éste llegase a desaparecer por completo en el transcurso del tiempo?
Todos los cuerpos, así animales como vegetales y minerales, están originalmente formados de este éter tan tenue, y sólo vuelven a su condición gaseosa superior cuando se les pone en un estado de equilibrio diferencial…
Por lo que hace al olor, sólo podemos formarnos una idea aproximada de su extremada y maravillosa tenuidad teniendo en cuenta que puede impregnarse una gran extensión de la atmósfera por espacio de muchos años con un solo grano de almizcle; el cual, pesado después de tan largo intervalo, no presentará ninguna disminución apreciable. La gran paradoja relativa al flujo de partículas odoríferas es que pueden mantenerse aprisionadas en un recipiente de cristal.
En mi primer argumento he sostenido que ésta es la envoltura vibratoria de todos los átomos. En mi definición del átomo no me limito a la sexta subdivisión, donde este éter luminoso se desarrolla en su forma imperfecta, según lo prueban mis investigaciones. Creo que esta idea se considerará por los físicos de hoy como una extraña fantasía.
Es posible que con el tiempo se haga luz sobre esta teoría, que pondrá de manifiesto su sencillez ante la investigación científica. Ahora sólo puedo compararla a un planeta en la oscuridad de un espacio, al que no ha llegado aún la luz del sol de la ciencia… Yo afirmo que el sonido, lo mismo que el olor, es una substancia real de tenuidad maravillosa desconocida, la cual emana de un cuerpo, producida por percusión y lanzando al exterior corpúsculos absolutos de materia, partículas interatómicas dotadas de una velocidad de 1.120 pies por segundo; en el vacío, 20.000.
La substancia que es así diseminada es una parte de la masa agitada, y si se mantiene en esta agitación continuamente, sería en el transcurso de cierto ciclo de tiempo completamente absorbida por la atmósfera; o, más bien, pasaría a través de la atmósfera a un punto elevado de tenuidad correspondiente a la clase de subdivisión que preside su desprendimiento del cuerpo que le dio origen…
Los sonidos de los diapasones vibratorios, producidos de modo que originen acordes etéricos, mientras que por una parte difunden sus tonos (compuestos), compenetran por otra a todas las substancias que se hallan dentro del límite de su bombardeo atómico.
Al tocar una campana en el vacío se pone en libertad a estos átomos con la misma velocidad y volumen que al aire libre; si la agitación de la campana se sostuviese de un modo continuo durante algunos millones de siglos, la materia de que estuviese compuesta volvería por completo a su ser primitivo; y si la habitación estuviese herméticamente cerrada, y fuese suficientemente resistente, el espacio vacío que rodea a la campana quedaría sometido a una presión de muchos miles de libras por pulgada cuadrada, por virtud de la substancia sutil desprendida.
A mi entender, la definición exacta del sonido es la perturbación del equilibrio atómico que rompe verdaderos corpúsculos atómicos; y la substancia que de este modo se desprende debe ser seguramente un orden determinado de flujo etérico. Dadas estas condiciones, ¿sería irracional suponer que, si este flujo continuase robando sus elementos al cuerpo en cuestión, éste llegase a desaparecer por completo en el transcurso del tiempo?
Todos los cuerpos, así animales como vegetales y minerales, están originalmente formados de este éter tan tenue, y sólo vuelven a su condición gaseosa superior cuando se les pone en un estado de equilibrio diferencial…
Por lo que hace al olor, sólo podemos formarnos una idea aproximada de su extremada y maravillosa tenuidad teniendo en cuenta que puede impregnarse una gran extensión de la atmósfera por espacio de muchos años con un solo grano de almizcle; el cual, pesado después de tan largo intervalo, no presentará ninguna disminución apreciable. La gran paradoja relativa al flujo de partículas odoríferas es que pueden mantenerse aprisionadas en un recipiente de cristal.
Se trata de una substancia mucho más sutil que el cristal
que la contiene, y sin embargo no puede escaparse. Es como si se tratase de una criba con agujeros
bastante grandes para cerner piedrecillas, y que, sin embargo, pudiese contener
arena fina; en una palabra, un recipiente molecular encerrando una substancia atómica.
Es éste un problema que confundiría a los que se detengan a meditarlo. Pero por infinitamente tenue que sea el olor, resulta muy grosero comparado con la substancia correspondiente a la subdivisión a que pertenece un flujo magnético (corriente de simpatía si se la quiere llamar así). Esta subdivisión es inmediata al sonido, pero superior a él.
La acción del flujo de un imán coincide en cierto modo con la parte receptora y distributiva del cerebro humano, que siempre da menos en proporción de la cantidad que recibe. Es un gran ejemplo del dominio de la mente sobre la materia, que gradualmente se aminora en lo físico, hasta que tiene lugar la disolución. En la misma proporción el imán pierde gradualmente su poder y llega a ser inerte.
Si las relaciones que existen entre la mente y la materia pudieran igualarse y sostenerse así viviríamos eternamente en nuestro estado físico, pues no habría depreciación física. Pero esta depreciación física, en su término, conduce al origen de un desarrollo mucho más elevado; a saber, la liberación del éter puro de lo molecular grosero, lo que, a mi parecer, es muy de desear.
Es éste un problema que confundiría a los que se detengan a meditarlo. Pero por infinitamente tenue que sea el olor, resulta muy grosero comparado con la substancia correspondiente a la subdivisión a que pertenece un flujo magnético (corriente de simpatía si se la quiere llamar así). Esta subdivisión es inmediata al sonido, pero superior a él.
La acción del flujo de un imán coincide en cierto modo con la parte receptora y distributiva del cerebro humano, que siempre da menos en proporción de la cantidad que recibe. Es un gran ejemplo del dominio de la mente sobre la materia, que gradualmente se aminora en lo físico, hasta que tiene lugar la disolución. En la misma proporción el imán pierde gradualmente su poder y llega a ser inerte.
Si las relaciones que existen entre la mente y la materia pudieran igualarse y sostenerse así viviríamos eternamente en nuestro estado físico, pues no habría depreciación física. Pero esta depreciación física, en su término, conduce al origen de un desarrollo mucho más elevado; a saber, la liberación del éter puro de lo molecular grosero, lo que, a mi parecer, es muy de desear.
Es de notar que, salvo pequeñas diferencias, ningún Adepto
ni ningún alquimista hubiera podido explicar mejor estas teorías, a la luz de la
ciencia moderna, por más que esta última pueda protestar contra tan nuevas opiniones.
Esto, en todos sus principios fundamentales, ya que no en sus detalles, es Ocultismo puro
y simple; y además, es también Filosofía Natural moderna."
Afortunadamente Keely no ha sido la última mente abierta y genial de nuestro tiempo otros experimentadores se han aventurado en estos campos. Uno de ellos descubrió en 1965 por accidente el mismo efecto de eterización aunque no lo estaba buscando:
El tipo en cuestión era un químico nuclear que había establecido un mecanismo simple para la producción de una onda sonora estacionaria en un cilindro lleno de agua ... su objetivo era sólo ver el comportamiento de algunas impurezas colocadas en el agua en la proximidad de los nodos de la ola:
El tipo en cuestión era un químico nuclear que había establecido un mecanismo simple para la producción de una onda sonora estacionaria en un cilindro lleno de agua ... su objetivo era sólo ver el comportamiento de algunas impurezas colocadas en el agua en la proximidad de los nodos de la ola:
El dispositivo en sí era muy simple y consistía en un cilindro de cuarzo con un diámetro interno de 5,08 cm dentro de la cual hay 10 cm de agua. En la parte inferior había un transductor ultrasónico al titanato de bario conectado a un amplificador de 600w impulsado a su vez por un generador de señales, por supuesto en la banda de los ultrasonidos.
En el esquema se omitió la retroalimentación del tubo al generador de señales que servía para mantener la onda estacionaria con la progresiva disminución del nivel del agua.
La frecuencia de salida fue de 40 kHz ... a esa frecuencia, la altura de agua (10 cm) fue 3 veces la longitud de onda de la señal que rebotando en la superficie superior del líquido creaba una onda estacionaria.
El agua a esa frecuencia comenzó a hervir y a evaporar, por lo que el nivel tendió a caer ... si el nivel cae no se respeta la condición necesaria para la onda estacionaria y por eso es que el químico pensó bien en poner una retroalimentación con el objetivo de adaptar la frecuencia al nivel, elevándola ... de esta manera la longitud de onda disminuía y se mantenía la proporción según la cual el nivel de agua era siempre 3 veces la longitud de onda de la señal. Poco a poco la frecuencia aumentaba hasta que alcanzó los 41,3 khz , de repente el agua desapareció del tubo en un instante.
Controlando el lugar el químico vio que había un agujero en el techo justo encima del recipiente cilíndrico del aparato y el agujero continuaba ¡hasta perforar el techo del edificio! El químico llegó a la conclusión que de esta manera se obtenía una especie de bomba nuclear, y no siendo esa su intención abandonó el experimento.
En práctica, el agua se había convertido en éter, es decir en pura energía y la potencia emitida fue capaz de perforar un edificio ¡sin sufrir atenuación significativa! Es muy interesante que otros investigadores independientes hayan dicho que no son necesarias potencias de 600w para conseguir estos efectos, y esto es lógico si se tiene en cuenta el equipo utilizado por Keely el cual no tenía amplificadores como los nuestros.
Pero ¿por qué el agua transformada en éter no explotó, sino que simplemente se dirigió toda hacia arriba?
Por último Liz Simpson en "Las Energías curativas de la Tierra" comenta:
"La ciencia de las vibraciones resonantes, por la que la fuerza armoniosa y natural de la Tierra podría ser utilizada como una fuente de energía ilimitada, económica y no contaminante fue investigada por el científico e inventor americano John Worrel Keely a mediados del siglo XIX.
Se dice que inventó una máquina capaz de desintegrar las piedras, lo que permitió a varios propietarios de minas extraer oro que hubiera resultado demasiado costoso explotar con los métodos ortodoxos. El entonces secretario de la Sociedad Teosófica escribió así acerca de este genio:
"Será difícil que el mundo crea que en la última veintena del siglo XIX un hombre conocedor de los secretos de la naturaleza y de sus fuerzas sutiles...pase hambre porque en ninguna categoría de la ciencia se ha encontrado a nadie capaz de comprender la inmensidad de su trabajo...".
Desafortunadamente, lo mismo sucede en la actualidad, pues su trabajo continúa sin ser apreciado."
Por último Liz Simpson en "Las Energías curativas de la Tierra" comenta:
"La ciencia de las vibraciones resonantes, por la que la fuerza armoniosa y natural de la Tierra podría ser utilizada como una fuente de energía ilimitada, económica y no contaminante fue investigada por el científico e inventor americano John Worrel Keely a mediados del siglo XIX.
Se dice que inventó una máquina capaz de desintegrar las piedras, lo que permitió a varios propietarios de minas extraer oro que hubiera resultado demasiado costoso explotar con los métodos ortodoxos. El entonces secretario de la Sociedad Teosófica escribió así acerca de este genio:
"Será difícil que el mundo crea que en la última veintena del siglo XIX un hombre conocedor de los secretos de la naturaleza y de sus fuerzas sutiles...pase hambre porque en ninguna categoría de la ciencia se ha encontrado a nadie capaz de comprender la inmensidad de su trabajo...".
Desafortunadamente, lo mismo sucede en la actualidad, pues su trabajo continúa sin ser apreciado."
Worrell Keely falleció llevándose consigo sus experimentos, pues no permitió nunca que sus conocimientos fueran de dominio público o se desarrollaran...
Fuentes:
http://www.newphysics.se/archives/keelynet/Keely/airship3.txt
"La Doctrina Secreta vol2" Madame Blavatsky