No tienes que hacer nada porque NO ERES UN CUERPO.
Cuando crees que eres un cuerpo piensas que tienes que hacer algo, como por ejemplo hablar con alguien, comprar cierto tipo de ropa, comer esto o aquello, etc Es tu ego quien decide todo por ti porque es tu ego quien dice que eres un cuerpo y que por lo tanto necesitas hacer esas cosas y muchas, muchísimas más.
El Espíritu Santo te dice: "Dejame Obrar a través de ti, usa tu cuerpo únicamente como un medio para que Obre a través de ti y seré Yo quien te diga qué hacer". Y preguntas: '¿En qué cambia esto? Si antes el ego decidía por mí y ahora es el Espíritu quien decide por mí ¿no sigo siendo un títere?'. No. La diferencia está en que el ego es una ilusión de tu mente, es un pensamiento errado que entró en tu mente que afirma que todo está separado. En cambio el Espíritu Santo es Uno contigo y por lo tanto Su Voluntad es tu voluntad. Él es tu Voluntad Despierta, aquella parte de ti que no ha olvidado que es Uno con la Fuente y que te está ayudando a recordar tu verdadero Ser.
No tener que hacer nada es dejar de decidir por tu cuenta, es dejar de opinar, es soltar todas tus creencias y confiar en que Él Sabe lo mejor para ti. Él te Guiará de tal manera que nada te faltará, aprenderás a confiar en Su Guía a medida que descubras que esto es verdad y comprobarás por ti mismo que la vida puede ser un remanso de paz y de felicidad. Cuando descubres que no tienes que hacer nada por tu cuenta eres feliz, ahora es Él quien conduce el timón de tu vida. Ya no hay pena, ya no hay dolor, ya no hay miedo, Él te cuida y te dice qué hacer.
Descubrirás que no dejas de hacer cosas, pero por Decisión Suya, no tuya. Él te está ayudando a despertar y a ver de otra manera. Cuando vivías a merced del ego estabas atado a pensamientos del pasado y del futuro. Ahora sueltas esos pensamientos porque sabes que no tienen sentido en tu nueva vida, nada de lo que pasó fue real. Únicamente tus pensamientos amorosos son reales, pero las formas nunca lo fueron porque la separación es la ilusión del ego. Todo lo que hay es el Amor de Dios, los cuerpos cumplen únicamente una función, son el medio a través del cual la Fuente se comunica con su Creación. Pero si los cuerpos escuchan a ese pensamiento errado de separación, el ego, dejan de escucharlo a Él y al dejarlo de escuchar olvidan que son Su Creación, Su Hijo. Olvidan que son Uno con Él y creen ser seres limitados en un cuerpo.
Comunícate con Él, que tus oraciones, tus palabras, sean para hablar con Él. Pídele que te muestre el camino a seguir, siéntelo, vívelo, confía en Él. Dedíca instantes de tu vida a soltar tus pensamientos acerca del pasado y del futuro, Él no te pide nada más, sólo un instante. Cada instante que Le das te hace ahorrar miles de años en la ilusión del ego, cada instante que le dedicas al Amor Él está contigo. Es como un Abrazo. En ese instante lo único real es Su Amor que es también el tuyo, y luego, cuando vuelvas al mundo de la ilusión recuerda que ahora todo se lo dejas en Sus manos. Ya no te preocupas por qué hacer o decir, ahora hablas con Él y le preguntas. Al principio, si crees que te es difícil escucharle, estáte atento a las señales del mundo, un libro, un vecino, la televisión, Internet, un animalito, cualquier cosa del mundo está ahí para conducirte por el camino del Amor, sólo necesitas estar atento. Luego te será más fácil escuchar su Amorosa Voz. Confía en Él y tu vida cambiará totalmente, serás realmente Feliz. No te preocupes por las formas, no te ates a las formas, porque la enseñanza de todo esto es que recuerdes que ninguna forma es real, la separación jamás ocurrió. Él te lo mostrará, confía. Todo lo que ves en verdad es tu Ser, Su Ser. Las formas te hacían creer una ilusión, al verlas a ellas dejas de ver la Verdad. No hay otra persona, ¡eres tú mismo! El engaño del ego se disolverá a medida que dejes de hacer algo por tu cuenta.
Si reconoces que no tienes que hacer nada, habrás dejado de otorgarle valor al cuerpo en tu mente*
Si empiezas a creer que tu cuerpo no tiene más valor que el ser un medio para que Él obre a través de ti, ya no te importará ni el pasado ni el futuro. Dejará de interesarte o preocuparte qué hacer o decir. Cuanto más creas en ello más fácil se te hará vivir CON Él, y descansarás.
No hacer nada es descansar, y crear un lugar dentro de ti donde la actividad del cuerpo cesa de exigir tu atención. A ese lugar llega el Espíritu Santo, y ahí mora. Él permanecerá ahí cuando tú te olvides y las actividades del cuerpo vuelvan a abarrotar tu mente consciente.Mas este lugar de reposo al que siempre puedes volver siempre estará ahí. Y serás más consciente de este tranquilo centro de la tormenta, que de toda su rugiente actividad. Este tranquilo centro, en el que no haces nada, permanecerá contigo, brindándote descanso en medio del ajetreo de cualquier actividad a la que se te envíe. Pues desde este centro se te enseñará a utilizar el cuerpo impecablemente*. Este centro, del que el cuerpo está ausente, es lo que hará que también esté ausente de tu conciencia. *
Fuente: Los Pacificadores