jueves, 1 de mayo de 2014

¿DE DÓNDE PROVIENE EL RONGORONGO?

"Había también una cueva  para guardar tabletas inscriptas, Pa Va’e hetu era el nombre de la cueva. Renga Hopuhopu no conocía esa cueva, algunas otras personas nada más la conocían. Su padre había escondido treinta tabletas inscriptas, eran tabletas de madera del árbol hauhau."
Recuerdos de la infancia de Renga Hopuhopu a Te Tono (fragmento referido por su nieto Luis Paté) Leyendas de Isla de Pascua. P. Sebastián Englert (1888-1969)


Uno de los más interesantes desafíos a los que se enfrentan los estudiosos de la isla de Pascua (Rapa Nui en la lengua nativa, literalmente "gran isla / roca") que se encuentra en el Océano Pacífico Sur, es sin duda el desciframiento de los kohau rongorongo, o tablillas, objetos de madera de toromiro (Sophora toromiro) o palo de rosa de Oceanía (mako’i en rapanui, de nombre científico Thespesia populnea), con signos finamente grabados con dientes de tiburón o lascas de obsidiana, supuestamente ideográficos, escritos en bustrófedon (comienzan a leerse por la izquierda y luego se gira la tablilla para leer la siguiente línea que está en posición inversa), y de los que poco se sabe. ¿Cuándo comienzan a escribirse? ¿Cuál es su origen? Y sobre todo, ¿cuál es su significado?

La Isla de Pascua es la única área del Pacífico Sur que ha desarrollado su propia escritura de la historia. Contrariamente a lo que se podría esperar esto no es un escrito utilizando jeroglíficos. La escritura Rongorongo nunca fue completamente descifrada y durante muchas décadas fue malinterpretada.

Constaba de unos 120 signos básicos que, combinados, sumaban unos 1.200 signos compuestos de carácter ideográfico (cada signo equivale a un concepto, no a un sonido). Aunque algunos autores, como, Konstantin Pozdniakov en Francia y Martha Macri en Estados Unidos, sostienen que el RongoRongo podría ser, en realidad, de carácter fonético.

Así que fue sólo gracias a los estudios realizados por el alemán Thomas Barthel y el descubrimiento de una tableta que reportó un calendario lunar, la denominada tableta Mamari, que en parte podría descifrar algunos símbolos. En 2009 en todo el mundo sólo había 26 tabletas, en buen estado y auténticas fuera de toda duda, escritas en Rongorongo .

Jacques Guy y Michael Dietrich afirman que muchas tablillas corresponden a datos astronómicos y para la navegación, y que el secreto reside en escudriñar la sabiduría polinésica transmitida de generación en generación, en el campo de la astronomía. Con la tablilla Mamari,  se ha podido comprobar no sólo el parecido morfológico de algunos signos con los de ciertos petroglifos de indudable índole astronómica, sino que parece haber sido diseñada y ejecutada exclusivamente en tanto que lista de instrucciones para la navegación sideral a través del océano, según estudios de Guy. 

Algunos vislumbran una gran similitud entre el alfabeto de la Piedra de Ingá y los símbolos de Rongorongo. ¿Es posible que esta similitud dé credibilidad a la hipótesis de que los habitantes primigenios de Brasil, Mesopotamia y la isla de Rapa Nui todos desciendan de una única cultura global arrasada por un cataclismo? 
La Piedra de Ingá sigue siendo uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de los últimos tiempos, su estudio y cualquier traducción del mismo, puede revelar un pasado muy diferente de nuestro planeta, que nos habla de una época en que nuestros antepasados ​​vivían en una gran aldea global llamada Atlántida.



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