domingo, 29 de diciembre de 2013

HUERTO URBANO


El sistema económico actual es un sistema que usurpa el bienestar de la familia, ya que la obtención de dinero apta para vivir adecuadamente en familia ni siquiera son la mayoría, la mayoría tiene problemas económicos y esto se refleja en una enorme falta de tranquilidad en nuestras calles, ya que los habitantes más desprotegidos de la sociedad trabajan de manera muy precaria en las calles y campos, esto se puede resolver con educación en producción de alimentos orgánicos a escala familiar.

El precio de los alimentos de calidad ha hecho que los “alimentos” chatarra tomen mucha fuerza, provocando calentamiento global, pobreza y enfermedades, en sí, la única manera de resolver el problema de la pobreza es que los pobres, la gente con más necesidad aprenda a sembrar sus propios alimentos en casa, así de esta manera la pobreza deja de ser pobreza y la producción de alimentos a escala familiar llevan a los productores a crear su propia economía, creando un sistema perfecto de modo de vida ecológico, sostenible y amable con la biodiversidad y el medio ambiente.

Actualmente en todos los países del mundo se está poniendo en práctica la producción de alimentos a escala familiar, millones de familias convencidas de que la vida no puede ser basada en la adquisición de dinero para cambiarlo por alimentos no es la manera más viable de tener una vida armónica enfocada a la salud de los hijos, ya que los niños necesitan educación ecológica en casa para ser una generación vacunada contra la violencia.


Mucha gente sueña a menudo con la posibilidad de tener su propio huerto en casa. Pero, a veces, bien sea por falta de terreno o por la escasez de tiempo libre, ese anhelo de trabajar la tierra con nuestras propias manos y disfrutar de sus frutos directamente en nuestra mesa, se trunca. Por fortuna, en el mercado existe un concepto algo distinto al huerto tradicional: se trata del huerto urbano. Este sistema aprovecha las técnicas de cultivo de antaño para concentrar toda nuestra cosecha en una mesa de reducidas dimensiones que podemos colocar directamente en nuestra terraza.

Josep María Vallès es el fundador de Tarpuna,  con más de seis años de experiencia en el sector. A pesar de no ser un producto muy extendido, afirma que su uso va creciendo poco a poco: “empecé como una aficción y me di cuenta de que a mucha gente le gustaba la idea, pero que no había en el mercado ningún producto ni servicio para esta actividad. Construimos unas pocas mesas y, como quien no quiere la cosa, hemos ido creciendo.” Entre sus clientes, Vallés dice encontrar de todo tipo, “desde jóvenes a mayores, pasando por escuelas, asociaciones, etc.”

Cómo son los primeros pasos

A la hora de decidirnos por este sistema de cultivo, debemos ser conscientes de que no todas las terrazas son apropiadas para su colocación. En principio, se necesita un mínimo de 5 o 6 horas de luz directa al día, tomando como referencia la estación de verano. Una orientación hacia el sur será, además, la ideal para nuestro huerto en miniatura. También es recomendable tener un grifo cerca para facilitar las labores de riego, muy frecuentes cuando aprieta el calor. En caso de no disponer de una toma de agua cercana, tenemos la opción de colocar un depósito de 25 o 50 litros en la terraza.

El director de Tarpuna confiesa que, al principio, “mucha gente no tiene ningún tipo de experiencia y las preguntas son bastante básicas: cuándo hay que regar, cómo abonar, cuánto puedes producir, etc”. Cuando alguien se inicia por primera vez en el mundo del huerto urbano, siempre dudamos sobre qué será lo primera que cultivaremos. Vallés, en este sentido, lo tiene bastante claro: “a los urbanitas, que somos un poco impacientes, les conviene un cultivo rápido, como el rábano o la lechuga y, si tienes poca luz y poco espacio, el mastuerzo, que se cosecha en dos semanas”.


La variedad de verduras y hortalizas que podemos cultivar en estas mesas es enorme: berenjenas, ajos, acelgas, cebollas, pepinos, lechugas, espinacas, tomates, etc. Éstos últimos son, sin duda, los protagonistas de muchos huertos urbanos, aunque otros como la lechuga o el rábano son más fáciles de sacar adelante. Lo mejor es combinar en nuestra mesa de cultivo distintas especies, tal y como comenta el fundador de Tarpuna: “nosotros aconsejamos mezclar muchas plantas diferentes y crear pequeñas ‘selvas’ de hortalizas?. Eso sí, debemos ser conscientes de que no podemos mezclar todas las especies a nuestro antojo. Si optamos por los tomates, por ejemplo, hay que saber que no se llevarán bien con los pimientos, las berenjenas y la patatas.

Riego y abonado

El riego de este tipo de sistemas de cultivo es la labor que más tiempo nos va a quitar. Si optamos por hacerlo de forma manual, debemos usar una regadera o una manguera con muy poca presión, que suelte prácticamente un pequeño hilo de agua. La cantidad que utilicemos dependerá bastante de la densidad de nuestro cultivo, pero podemos tomar como referencia el drenaje que incorpora la mesa para saber cuándo nos estamos pasando. La frecuencia del riego irá en relación con la época del año, si bien es cierto que en verano, con fuerte calor, conviene hacerlo al menos una vez al día. Si optamos por un sistema por goteo, conviene activarlo al menos dos veces de forma diaria. En este sentido debemos vigilar bien la evolución del huerto para saber si está falto o no de agua.

En relación a su abonado, Jose María Vallès recomienda “sustratos vegetales y abonos orgánicos, ya que creemos que la calidad de la verdura es mejor y es más educativo promover el reciclaje”. Al estar situado sobre una mesa, el huerto urbano requiere un mayor aporte de nutrientes que un cultivo realizado directamente en el suelo. En primavera es aconsejable añadir 10 kilos de vermicompost (compost de lombriz) por metro cuadrado, y posteriormente, cada cuatrimestre añadiremos otros dos kilos más.
Con todas estas indicaciones, es difícil poner una excusa para no disfrutar de nuestro propio huerto en casa. El desembolso económico es realmente bajo para la producción que podemos conseguir, y además iremos ahorrando unos cuantos euros en la cesta de la compra. Por si fuera poco, la calidad de las verduras y las hortalizas poco tendrá que ver con las de un mercado, ya que podemos dejarlas madurar en el huerto hasta que estén en su punto óptimo.

Gerardo González Miranda

Fuente: TeleMaíz