jueves, 14 de noviembre de 2013

PIRÁMIDES Y RESONANCIA 2

Fragmento tomado del libro "La revolución Terapéutica de las Pirámides"


SINFONÍA PIRAMIDAL EN FA#, OPUS 440 Hz

Disculpe el Lector la forma poética y musical de presentar esta cuestión, pero nadie mejor que un científico interdisciplinario para hacerlo, porque el tema es un asunto físico tan complejo como la propia física cuántica, con el agregado de algunos problemas "musicales", que puedo resolver en parte por haberme dedicado muchos años a la música. 

Algunos físicos e incluso algunos músicos me han dicho que es"casi" imposible que un FA pueda darse en algo que vibra a 440 Hz. Hay que cambiar de escala de forma dinámica para hacerlo, puesto que en la escala central esa tasa vibratoria corresponde a la nota LA y en teoría en cualquier escala ocurriría lo mismo.

Los cuarzos resuenan en 440 Hz con nota LA, pero en la pirámide hay variaciones, acercándose muchas veces al sonido FA. Las células humanas tienen oscilaciones -parciales e integrales- que varían entre los 50 y 16.000 Hz. Pero cuando se logra que el ambiente tenga una resonancia de 440 Hz (y sus múltiplos y submúltiplos) se produce una curiosa armonización. Digamos que esa tasa es algo así como el hilo que une las perlas de la armonía universal (al menos en la Tierra y es de suponer que en todo el Universo), en cuanto a vibración de los organismos. Suena poético, pero es algo estrictamente científico, matemática y físicamente verificable.
Los elementos cristalinos de las células son los encargados de mantener el orden vibratorio del organismo en todas sus partes. Cada órgano, cada célula, cada organelo celular y hasta cada molécula tiene su vibración particular, pero si no fuera por la función vibratoria regidora de los cristales, que "dirigen la orquesta" con una Sinfonía en Fa Sostenido, la vida no sería posible. Sin embargo nadie ha podido explicar por qué ni cómo se relaciona el Fa# con los 440 Hz, aunque rara vez podamos lograrlo con la voz. 

Curiosamente la música utiliza el LA en 440Hz como referencia, pero las grandes obras musicales para órgano, clavicordio y otros instrumentos "sacros", se han hecho como la resonancia de las Catedrales, en Fa#. Es decir que hay una relación entre esa nota y esa tasa vibratoria, donde la música y la poesía logran lo que la ciencia no comprende.

Si no hubiera esa dirección o eje que establece la relación vibratoria entre todos los demás elementos celulares, se produciría un caos tal que sería imposible mantener cualquiera de las funciones celulares e intercelulares. La correspondencia matemática entre las vibraciones de todos las partes de la célula es perfecta, aunque unas moléculas vibren en submúltiplos y otras en múltiplos miles de veces más altos. Como consecuencia tenemos lo que por ley mecánica de inversión de tiempo, llamamos "longevidad":

"El tiempo de vida útil de toda máquina u organismo, es inversamente proporcional al valor de dificultad que tenga en su función''. En mecánica y en lo orgánico hay factores de dificultad como la fricción y muchos otros que reducen el tiempo de vida útil, pero en lo orgánico estos son más numerosos, pues hay dificultades químicas, interactivas, de desestructuración molecular, térmicas, radioactivas, etc.,etc... Pero también -como en la mecánica- hay "dificultad vibratoria" y ésta es la principal, que corregida, tiende a corregir todo lo demás. Por eso consiguen curaciones extraordinarias los terapeutas que trabajan con sonido de cristales, especialmente con cuencos de cuarzo.

Digamos que la temperatura es un factor "efectual". Antes que ser causa de un problema orgánico (salvo que hablemos de intenso frío o calor extremo), la anomalía térmica es un efecto y no una causa. En cambio la VIBRACIÓN es un Principio Hermético, uno de los siete Principios Mecánicos del funcionamiento universal. Es (o mejor dicho, puede ser en una situación en particular) -como todo Principio Hermético- una CAUSA y un EFECTO al mismo tiempo y no sólo como proceso de concatenación.

Gracias a la "dirección orquestal" en Fa Sostenido y los 440 Hz de los cristales, las células -y por ende todos los órganos- alcanzan su punto temporal perfecto, mecánicamente hablando, de modo que los procesos orgánicos (intercambio gaseoso, solvencias, desintoxicación, metabolismo y catabolismo, etc.) se harán en el menor tiempo naturalmente posible, y por lo tanto se alargará su vida útil.

En la Pirámide tenemos una serie de beneficios que nada tienen que ver con la cuestión vibratoria pero en algunos aspectos intracelulares, la vibración se mejora como efecto indirecto de la acción piramidal y no como causa, pero construir una pirámide y no aprovecharla para que el efecto de Simpatía Magnética de la Forma se sume el aspecto vibratorio, sería una verdadera pena.

Pues ahí tenemos el tema de los materiales adecuados, que además de ser paramagnéticos, podemos seleccionarlos por sus propiedades vibratorias. El vidrio ( o más exactamente el cuarzo) sería lo óptimo en este sentido, pero una Piramide de cuarzo o de vidrio costaría cinco veces más que la de Aluminio. Con este metal, en aleación con sílice, además de sus muchas ventajas prácticas, conseguimos una resonancia integral muy cercana a los 440 Hz.

Para intensificar esa resonancia conviene poner pedazos de cuarzo en contacto con el aluminio, en los cinco vértices (siempre por dentro, claro). No hace falta una mole, sino cinco pedacitos pequeños. En una Piramide basta que los cinco pesen cerca de un Kg. en total, pero no es preciso que sean esos caros cristales bien formados, sino en maclas comunes o incluso amorfos. El de arriba es preferible que sea más grande y a ninguno hay que "pegarlo" porque el pegamento aísla. En todo caso se ata, se hace un soporte remachado, o en último caso se pega con una cinta adhesiva, pero el cuarzo debe estar en real contacto con el aluminio para lograr el mejor efecto. De no poder adherirse o encastrarse sin pegamento, es preferible que esté suelto o colgado. Los adhesivos químicos modifican un poco las propiedades del cuarzo. También se usan dispositivos más modernamente creados muy simples, llamados “orgonite”, consistentes en resina poliéster que contiene cuarzo o vidrio y virutas de aluminio. Con el aluminio normal del mercado conviene mucho hacer esto, para contrarrestar el hierro, que se le pone para darle dureza. 

Volvamos al misterio: ¿Cómo es posible que se produzca un FA# en 440 Hz?. ¿Por qué registramos una vibración integral promedio atmosférica de 440 Hz (o sus múltiplos o submúltiplos) en algunas piezas de Bach y otros genios, cuando son ejecutadas en las catedrales en Fa?.

La ciencia y la música "normal" no lo logra mediante los parámetros habituales. Pero se me disculpará que como respuesta haga otras preguntas: ¿Qué pasaría si variamos la tasa vibratoria de todo un ambiente mediante el sonido y las formas de resonancia?. ¿No tendríamos "otro orden vibratorio" que los aparatos actuales no pueden medir porque no están preparados para ello?. Los aparatos están fabricados con parámetros muy limitados, pero nuestro oído, nuestro cerebro -y más aún nuestros cuerpos sutiles- pueden captar otras formas de energía y vibración. Somos afectados positiva o negativamente por factores geobiológicos que recién ahora se están aprendiendo a medir tecnológicamente. En la pirámide conseguimos -con los materiales adecuados- efectos de armonización, aparte de los ya conocidos, que sólo podrán explicarse con un mayor avance de la física. Mientras tanto, la medicina hace lo suyo con la pura experimentación. La biosónica tiene entre el Fa#, las pirámides y los 440 Hz, una clave importantísima para futuras investigaciones.



(autores: Ulises Sosa Salinas y Gabriel Silva)