domingo, 22 de septiembre de 2013

EL DISCO SOLAR

























Los milagros del Universo se manifiestan de múltiples formas. La vida siempre es un milagro. La materia se convierte en mente, la mente en espíritu y el espíritu en conciencia. El milagro de la más alta alquimia creadora de portentos...

Desde épocas muy remotas en la desaparecida Lemuria, un gran disco de oro, transmutación de la materia en luz, ha brindado sus milagros a la humanidad. Es la luz de un sol central que se condensa en el más noble de los metales: el oro. Desde los tiempos inmemoriales en que fue construido se le llamó El Disco Solar de Oro. Discos mágicos de luz, como éste, se encuentran en varios mundos que como el nuestro, requieren de fuentes lumínicas, equilibrantes a su baja vibración. Así como las pirámides fueron, o son, equilibrios energéticos del planeta, el Disco Solar de Oro ha sido siempre la antena que atrae la Luz Universal necesaria para que este mundo permanezca como madre gestante de la vida.

Sostenido por cordeles de oro puro, en una urna en el más grande Templo de la Divina Luz de la Madre Patria de Mu, estaba el gigantesco Disco Solar de oro. Frente al Disco, sobre un altar, cual un pilar tallado de sólida piedra, resplandecía fulgurante la luz Blanca de la cristalina llama Maxim, la Divina e Ilimitada luz de la Creación.

Alrededor de 30,000 AC, la Luz Maxim se apagó en el altar a causa de lo maligno de algunos de los sacerdotes-científicos del Gran Mu."

"El Secreto de los Andes" de George Hunt Williamson (Brother Phillip)

¿Cuál es la historia de este baluarte de nuestro mundo?

Todo comienza cuando uno de los 17 sabios de la antigua Lemuria, en épocas del reinado de Aramu-Muru y su consorte Arama-Mara, elaboró un gran disco de 40 metros de diámetro, 8 centímetros de espesor y 140 toneladas de peso, hecho todo en oro puro. El nombre de este notable orfebre era Abú. Más que su colosal tamaño, lo más llamativo del disco era la propiedad translúcida del metal, hasta el punto de que podía verse una mano que se moviera a su través. Esta metalurgia es desconocida para nosotros en la actualidad y fue fundamento material para que albergara la luz proveniente de fuentes lejanas. El gran Abú construyó también 25 réplicas del gran disco de 7 metros de diámetro que fueron esparcidas en lugares sagrados de iniciación, en diferentes partes del mundo.

El Disco se encontraba en el lugar más sagrado del templo supremo, en lo alto de una colina de la ciudad de Mu. Mu era la capital del continente del mismo nombre, que en sus últimas estancias, antes del hundimiento, cambió su nombre por el de Lemuria. Frente al Disco brillaba perenne la Luz Maxim, emblema del estado de iluminación y sabiduría que ostentaba la civilización lemur en los períodos de su mayor esplendor.


Este Disco no fue simplemente usado como un objeto de adoración, ni tampoco fue el símbolo representativo de nuestro Sol Solar. Era también un instrumento científico y el secreto de sus poderes provenía originalmente desde las tinieblas del pasado en el tiempo de la Raza de los Mayores. En parte fue un objeto de adoración, porque sirvió en los rituales del templo como un foco o punto de concentración, para aquellos que meditaban.

También sirvió como una representación simbólica del Gran Sol Central o Sol Cósmico, el cual a su vez simboliza al Creador. Como un instrumento científico fue usado en conexión con un sistema complejo de espejos de oro puro, reflectores y lentes para producir curaciones en los cuerpos de aquellos quienes estuvieron dentro del Templo de la Luz. A la verdad, es por ello que fue llamado Templo de la Luz Divina, además de todas aquellas funciones, el Disco del Sol fue un punto focal para la concentración de calidades dimensionales. 

"Entonces el Disco era golpeado por un sacerdote científico, quien entendía de su operar, establecía ciertas condiciones vibratorias las cuales pudieron precisamente producir intensos temblores de tierra y terremotos si continuaban más largamente podían traer una modificación en la rotación de la Tierra misma. Cuando se lo hacía armonizar con el peculiar modelo de frecuencia de una persona particular, podía trasportar a esta persona a dondequiera que ella deseara, simplemente por el reflejo mental que él creó.”

“El Secreto de los Andes” - George Hunt Williamson (Brother Philip)



Pero Lemuria decayó y la luz Maxim se extinguió. La sabiduría y el amor fueron reemplazados por la densidad y el egoísmo. Su final estaba próximo y ya se vislumbraba el fatal hundimiento del continente en las aguas del océano. Fue entonces cuando el gran señor llamado Mer, quien no era otro que el Rey Aramu-Muru decidió salvar la preciosa joya dorada para bienestar de futuras generaciones, que hubiesen renacido a los puros ideales de la conciencia.

Fue así como en compañía de algunos sabios, tomó el mágico instrumento de la Luz Universal, hecha oro en este plano, y en una ahusada nave, de las que en ese entonces se usaban para viajar dentro del planeta, exploró las regiones aledañas a las costas de Suramérica. Su elección recayó en un recién formado espejo, en lo que hoy es el sur del Perú y norte de Bolivia: el lago Titicaca y en su fondo depositó el dorado tesoro.

Una de las réplicas estuvo durante muchos años en la ciudad imperial de Cuzco, colocado en un lugar privilegiado del Coricancha, palacio del rey del imperio incaico. Fue Pachacútec, el mayor de los Incas, quien lo tuvo allí, siendo el mismo Pachacútec una de las veces en que el Maestro Mer, se manifestó en un ser humano.

Antes de que la avasallante horda de los ejércitos españoles arribara a las comarcas del Tiwantisuyo, los 25 discos satélites fueron recogidos y llevados al templo interior donde se encontraba el Disco mayor, allá en las entrañas de la Tierra, en Miztitlán. El último fue el que ostentaba el palacio del Inca en el Cuzco. Una puerta dimensional labrada en roca viva a orillas del Titicaca, llamada la Puerta de Mer (Aramu-Muru), en su costado izquierdo fue la receptora de este último vestigio. La Puerta de Mer comunicaba directamente con Miztitlán y sus abadías interiores.

El Disco Solar de Oro ha sido motivo de leyendas y de febriles búsquedas en diferentes épocas y lugares. Los romanos lo buscaron, igualmente los españoles bajo el nombre del Dorado y hasta los nazis, en su momento, lo codiciaron. Nadie lo ha poseído y siempre ha sido protegido por los tutores universales quienes lo entregarán a civilizaciones posteriores, en las que el egoísmo y la codicia hayan sido reemplazados por el entendimiento y el respeto a la luz Rama que se ha materializado en este disco, para el bienestar y el progreso de quienes sepan valorarlo.

En varios retiros realizados en la cima del Guardián durante 12 años, el Disco Solar de Oro fue de nuevo activado, luego de miles de años de pasividad...

"El Disco permanecerá en el Lago Titicaca hasta el día cuando el hombre esté espiritualmente listo" para recibirlo y emplearlo nuevamente. En aquel día, el Disco de Oro saldrá de las cámaras subterráneas y se colocará en lo alto del Monasterio de la Hermandad. Por muchos miles los peregrinos de la Nueva Aurora verán otra vez desde muchos kilómetros de distancia reflejar los gloriosos rayos del Sol. Provendrá del Disco un innegable sonido de la más pura armonía que traerá a muchos seguidores de luz hacia el hermoso sendero y la antigua puerta de la Hermandad de los Siete Rayos y ellos entrarán en el Valle de la Luna Azul para confraternizar y reunirse en el Padre."


Extracto del libro"El Secreto de los Andes"por Brother Philip