domingo, 21 de julio de 2013

SECRETOS



El “Experimento Philadelphia” es el nombre que recibió un supuesto experimento ultrasecreto llevado a cabo por la marina de los Estados Unidos en 1943, en el transcurso del cual un barco se volvió invisible y fue teletransportado de un muelle a otro. Pero, ¿cómo se supo de este hecho, y qué pruebas tenemos de que sea cierto?

La historia comienza con Morris Jessup, un hombre de muchos y variados intereses. En los años veinte fue profesor de astronomía y matemáticas en la Universidad de Drake, en Iowa, y en la Universidad de Michigan. Mientras preparaba su doctorado realizó investigaciones que llevaron al descubrimiento de varias estrellas dobles que, posteriormente, fueron catalogadas por la Royal Astronomical Society.

Jessup también pasó mucho tiempo estudiando ruinas incas y mayas y llegó a la conclusión de que los edificios sólo pudieron ser construidos con la ayuda de una tecnología superior extraterrestre. La falta de dinero le obligó a abandonar sus investigaciones y a volver a los Estados Unidos, donde se puso a trabajar en el libro “The Case for the UFO”, en el que abordaba el misterio de los OVNIs desde un punto de vista científico.

“The Case for the UFO” fue publicado en Nueva York en 1955. A lo largo del libro, Jessup pedía a sus lectores que presionaran a sus representantes políticos para que exigieran investigaciones acerca de la teoría del campo unificado, problema con el que se había enfrentado Einstein durante los últimos 20 años de vida, y que -según Jessup- podría aclarar la incógnita de la fuerza propulsora de los OVNIs.

Fue el 13 de enero de 1956 cuando Jessup recibió la primera de dos cartas de un enigmático lector que firmaba Carlos Miguel Allende y también como Carl M. Allen. En sus incoherentes cartas, llenas de faltas de ortografía y de puntuación, Allende advertía a Jessup que debía olvidar su interés por la teoría del campo unificado. Una versión de esta teoría había sido aplicada por la marina norteamericana en 1943 -decía- en un experimento que había vuelto invisible a un barco, con terribles resultados para su tripulación. Jessup contestó a su corresponsal pidiendo más detalles. Pero Allende no pudo proporcionarle más información.
Mientras Jessup y su libro eran tema de conversación en Washington D.C. En julio o agosto de 1955, un ejemplar de “The Case for the UFO” llegó a la Oficina de Investigación Naval (ONR). Allí se descubrió que contenía comentarios relativos al texto escrito en los márgenes, como si el libro hubiese pasado por las manos de tres personas diferentes. Los comentarios implicaban un conocimiento exhaustivo de los OVNIs, de sus sistemas de propulsión y del origen y antecedentes de sus tripulantes (!)

El libro pasó a manos de dos oficiales de la ONR, el comandante George W. Hoover, Oficial de Proyectos Especiales, y el capitán Sidney Sherby. Éstos invitaron a Jessup a Washington, le enseñaron el libro y le preguntaron si podía hacer algún comentario. Jessup dijo que, por la letra, uno de los autores era Allende, y después entregó las cartas de Allende a Hoover y Sherby. Los dos oficiales hicieron pasar a máquina el libro con las misteriosas anotaciones, para que resultara todo más claro, y la Varo Manufacturing Company de Garland (Texas) publicó una edición limitada.

El interés de la Oficina de Investigación Naval (ONR) por el libro anotado nunca fue explicado de forma satisfactoria, aunque la ONR ha negado siempre que fuera oficial. Sin embargo, Hoover y Sherby estaban personalmente interesados en los OVNIs, tema que daba entonces sus primeros balbuceos; según la introducción de los oficiales en la edición que se publicó con las misteriosas anotaciones, “ningún detalle, por desacreditado que esté desde el punto de vista de la ciencia clásica, debe ser pasado por alto en la búsqueda de claves sobre la naturaleza de la gravedad”. Por lo tanto, debemos deducir que el interés de Hoover y Sherby era personal, que pagaron los costos de la segunda edición, y que cualquier investigación posterior fue emprendida por su cuenta.

Por otra parte, no se sabe qué investigaciones pudo emprender Jessup, si es que las hizo; su relación directa con el asunto terminó la noche del 20 de abril de 1959, cuando fue encontrado muerto en su furgoneta en Dade Country Park (Florida). Dentro del coche cerrado había sido introducida una manguera conectada al tubo de escape: según todos los indicios, Jessup se había suicidado.
Pero… ¿realmente se suicidó?

La muerte de Jessup ha sido tema de muchas especulaciones. Algunos amigos suyos dijeron que Jessup no era el tipo de persona que se suicida. Otros sugirieron que fue asesinado porque se negó a dejar las investigaciones sobre el enigma de los OVNIs. También se dijo que algo tuvieron que ver los “Hombres de negro”. Sin embargo, otros amigos dijeron que Jessup estaba deprimido a causa de problemas personales, y que había anunciado su suicidio a un íntimo amigo suyo.

Del corresponsal de Jessup, Carlos Miguel Allende o Carl M. Allen, se sabe muy poco. Muchos investigadores trataron de entrevistarlo pero resultó tan escurridizo como una anguila. Entre los que le conocieron están los investigadores Charles Berlitz y William Moore, pero averiguaron más bien poco.

Carlos Miguel Allende es un enigma viviente. Nació en Springdale (Pennsylvania) en mayo de 1925, y se le suponen al menos cinco seudónimos. Es el menor de tres hijos; su padre era irlandés, y su madre gitana. Se alistó en la Marina de los Estados Unidos el 14 de julio de 1942, y se licenció el 21 de mayo de 1943. En julio de 1943 entró en la marina mercante, que abandonó en octubre de 1952. Desde entonces ha sido una especie de vagabundo. Se dice que visitó la corporación Varo por invitación de su presidente, y que estuvo en contacto con el doctor Edward U. Condon durante la investigación ufológica que realizó en la Universidad de Colorado.

Allende reconoció ser el autor de las cartas de Jessup y de las anotaciones que había en el libro enviado a la ONR. Pero negó que se tratara de una simple broma. Allende afirmaba que, en 1943, un tal doctor Franklin Reno desarrolló una aplicación de la teoría del campo unificado de Einstein que fue ensayada por la Marina norteamericana en un experimento en el que el USS Eldridge y toda su tripulación se volvieron invisibles. El experimento se realizó en el mar, en octubre de 1943, y fue observado por Allende, que se hallaba a bordo del buque Andrew Furuseth. Dijo a Berlitz y a Moore que el Eldrige estaba sumergido en un extraño campo de fuerza que se extendía hasta unos 100 metros de distancia de cada lado del barco y que él mismo metió el brazo, hasta el codo, en aquel increíble campo.

El experimento fue un éxito, salvo por los extraños y terribles efectos secundarios que sufrió la tripulación; algunos hombres murieron, otros se volvieron locos, y unos pocos siguieron experimentando la invisibilidad. Una vez, en un bar del puerto de Philadelphia, un grupo de tripulantes causó un escándalo al desaparecer de pronto. Allende dice que el incidente apareció reseñado en un periódico de aquella ciudad, en otoño o en invierno, en algún momento entre 1944 y 1946.

Allende también dijo que se realizó otro experimento en el que el navío experimental fue teletransportado desde su atracadero en Philadelphia a otro en la zona de Newport News, Virginia. Allende no se hallaba presente, pero le dijo a Jessup que había leído un articulo acerca del incidente en un periódico de Philadelphia cuya fecha no recordaba. “Puede haber sido en 1956 -dijo a Jessup en una carta-, después de que se suspendieran los experimentos.

Finalmente, Allende daba su número de identificación en la Marina, Z416175, y proporcionaba los nombres de testigos o personas que, de algún modo, podían confirmar su historia. Uno de ellos era el físico Nikola Tesla, primer director del “Experimento Philadelphia” (conocido oficialmente como “Proyecto Arco Iris”) quien aseguró que la información para realizar el proyecto había sido proporcionada por seres extraterrestes. Aunque nadie le creyó en aquel momento.

La conspiración extraterrestre

Según el científico Al Bielek, que estuvo implicado en diversos proyectos del gobierno norteamericano en el pasado, cuando el Eldridge se desmaterializó en 1943, causó un enorme “agujero” en el hiperespacio.

Aquel tremendo rasgón en el tiempo permitió a un vasto contingente de alienígenas entrar en nuestro contínuo espacio-tiempo. Al principio pensé que había sido sólo un peculiar efecto secundario producto del experimento. Ahora comprendo que todo fue un complot”.

La voz de Bielek cambia de tono al de alguien enfurecido por recuerdos molestos: “Extraterrestres. Todo el Experimento Philadelphia fue una cortina de humo de un grupo extraterrestre que se había reunido con el Presidente Franklin Delano Roosevelt en 1934″.

Bielek mantiene: “Sí, Roosvelt se reunió con los extraterrestes en algún sitio en medio del Pacífico, pienso que fue a bordo del Pennsylvania. Firmó un acuerdo de intercambio de tecnología alienígena a cambio de ciertos privilegios planetarios.”

Así, casi inmediatamente después de que el Presidente de los Estados Unidos firmara el tratado de mutua no interferencia, nuestra ciencia disfrutó de una remarcable aceleración en todos los niveles. El tratado se hizo con un grupo que llamaré Grupo-K. Estos seres pueden hacerse pasar por humanos, a pesar de que su piel tiende a tener un tono verdoso”.

Bielek afirma que “la reunión entre Roosvelt y los extraterrestres había sido revelada por Nikola Tesla, el cual estuvo supuestamente en contacto con inteligencias extraterrestes desde finales de los años 20 hasta principios de los 1930, desde que creó las enormes antenas RCA de radio”.

Bielek comentó el hecho particular de que el genio Tesla se comunicara con entidades de las Pleiades, que aparentaban ser completamente humanos.

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