domingo, 30 de junio de 2013

EL PODER SECRETO DEL SONIDO



Dos millones y medio de bloques, que varían en tamaño desde dos hasta setenta toneladas cada una, fueron utilizados en su construcción. Posee un peso de seis millones de toneladas, y hasta la llegada de la Torre Eiffel, fue la estructura más alta del mundo. 

Hay más de piedra en la Gran Pirámide que en todas las iglesias, capillas y catedrales construidas en Inglaterra. Sin embargo, no sólo es una construcción arquitectónica magnífica pues incorpora un nivel de sofisticación muy superior a cualquier cosa que el mundo haya producido.

Desde hace tiempo se sabe que muchos de los templos y monumentos del Egipto faraónico incorporan un conocimiento íntimo de la acústica de sonido, posiblemente la Gran Pirámide no sea la excepción, hay una leyenda del escritor árabe del siglo X dC-llamado Masudi que se supone realizó registros del cómo los constructores de las pirámides fueron capaces de mover bloques de piedra, según él, a través de una avenida de postes metálicos, simplemente golpeándolos con una vara. La levitación de los objetos se entronca con antiguos relatos que aseguran que sonidos mágicos pueden levantar pesadas piedras.
Tiahuanaco
Por otro lado, en México, Grecia y Bolivia igualmente han dejado leyendas que se asemejan entre si, asegurando que las primeras ciudades fueron construidas por figuras míticas haciendo flotar bloques de piedra con un simple sonido. En el sitio de la antigua ciudad de Tiahuanaco, en lo alto en el Altiplano de Bolivia, por ejemplo, locales leyendas indias hablan de los primeros habitantes de la ciudad como capaz de mover las piedras de la cantera local a sus lugares de destino como “el sonido de una trompeta” .

En la Biblia se narra que cuando Yahvé concedió la tierra prometida a las “tribus de Israel”, ésta ya estaba habitada por lo que tuvieron que enfrentarse a sus moradores originales mediante guerras. La primera ciudad con la que se encontraron al salir del desierto y entrar en la tierra prometida fue la poderosa Jericó, rica ciudad protegida por grandes murallas que cayeron milagrosamente cuando, por indicación divina, se tocaron unas trompetas.

En un estudio en profundidad de los templos y monumentos de Giza, en la década de 1880, respetado egiptólogo WM Flinders Petrie descubrió evidencia clara de una tecnología de precisión que supera cualquier otra cosa logrado en el mundo antiguo, como el corte en el interior de la Cámara del Rey de la Gran Pirámide. También encontró que los constructores de pirámides utilizaron técnicas de perforación altamente especializado para perforar agujeros perfectos en granito duro. El técnico Christopher Dunn ha propuesto que utilizaron ultrasonido inducido por vibración para mejorar su capacidad de perforación, y que se debía a que se encontraban en posesión de una tecnología de sonido que incluye la creación de la ingravidez en los bloques de piedra y la destrucción de la materia física utilizando vibraciones de ultrasonido.

La investigación científica ha arrojado a la luz la evidencia de que es posible causar una reacción con el simple sonido, todo empezó en el terreno subatómico. En el siglo XlX, John Worrell Keely, inventor norteamericano, elaboró un sorprendente experimento que le permitió extraer energía de un supuesto vacío y provocar la levitación de objetos. Estos aparentemente imposibles prodigios fueron realizados ante multitud de testigos. 

En 1896, Worrell Keely realizó uno de sus experimentos ante el Departamento de Guerra de Estados Unidos. Presentó un aparato circular, de dos metros de diámetro, con una fila de un centenar de barras vibratorias correspondientes a diversas escalas diatónicas. Según los presentes, el objeto se elevó durante varios segundos. John Worrell Keely estimaba que notas musicales de frecuencias muy precisas liberadas por cuerdas de piano o diapasones eran la vía para desencadenar energías sutiles aún hoy no comprendidas. 

En noviembre de 1.922 el arqueólogo americano Howard Carter sorprendía al mundo con el anuncio del descubrimiento de la tumba de Tutankamón. Klaus-Ulrich Groth escribió un artículo en el Ancient Skies de lengua alemana, posteriormente traducido por G.T.Sassoon al ingles en el número de mayo/junio 1996 de lengua inglesa, que nos relata un interesante suceso relacionado a una inusual trompeta...:

"...... En una caja de la Galería 26 del Museo Egipcio del Cairo, hay dos trompetas que fueron encontradas en la Tumba de Tutankamón. En el Catalogo Munro & Boltin enumera una de ellas como la número 12 y es descrita como una -trompeta con sordina-. La otra trompeta esta hecha de plata y cobre, y, por alguna razón desconocida no está catalogada, sino solamente referida como un ejemplo de las trompetas encontradas en la Tumba, aunque ésta es de una mayor calidad a la catalogada. 


Dicha trompeta no está fuera de poseer historia, sin embargo, entre el personal del Museo la historia de esta particular trompeta comienza cuando siendo limpiada en 1954, alguien intentó soplarla, y en ese mismo momento la electricidad de todo el Alto Egipto falló. En 1974, limpiándola de nuevo, y no teniendo constancia el personal del anterior evento, fue soplada de nuevo, y el poder energético se vino abajo esta vez sólo en la región de el Gran Cairo. 

Ambos incidentes pueden ser demostrados como ocurridos, por los documentos archivados en la estación generadora de electricidad, de la caída inexplicable a cero ocurrida en aquel tiempo, y también en los artículos de los periódicos egipcios de aquel tiempo. Sin embargo, la relación con la -soplada- de la trompeta de Tutankamón no está completamente establecida. Allí nunca hubo ninguna investigación oficial técnica......"

En 1939, el Dr. Jarl, profesor sueco, aseguró haber presenciado el momento en que, mediante el sonido de tambores y trompas, monjes tibetanos elevaron grandes bloques de piedras.

Russ George presidente de la empresa E-Quest Technology, está convencido de que han conseguido dar con una nueva forma de obtener reacciones atómicas a partir de la acción del sonido. Nos explica: ‘La primera reacción la observamos en 1989, pero trabajamos en secreto durante unos cuatro años, hasta que finalmente hicimos públicos los resultados. Habíamos obtenido los isótopos característicos de una fusión nuclear, pero sin radiación atómica’. 

El denominado fenómeno de la cavitación es el responsable de tales efectos, y se trata de la formación de burbujas en un líquido, que puede producirse por la acción de ondas sonoras que originan cambios en la presión del mismo, el fenómeno concentra en el interior de las burbujas presiones y temperaturas altísimas que pueden provocar reacciones químicas y un fenómeno de producción de luz, no muy bien conocido, llamado sonoluminiscencia. 

Esta empresa llevaba años estudiando dicho fenómeno. Russ George y su equipo bombardearon con ultrasonidos recipientes de agua pesada. 



Los ultrasonidos eran de entre 20 y un millón de herzios (Hz). Luego de esto, se descubrió que la concentración de helio en el entorno se incrementó entre 10 y 1.000 veces respecto de lo normal. El helio concentrado evidenciaba un volumen de isótopos típico de una fusión nuclear.

La fisión nuclear es la que genera la energía de las estrellas, entre ellas nuestro sol. Este proceso necesita de poderosísimas temperaturas. La dinámica de la fusión desde la estimulación sonora reproduce en cierta forma la modalidad nuclear antes aludida dado que, según Russ George y su equipo, la fusión nuclear que han observado se produce cuando las microburbujas creadas por la acción de los ultrasonidos se colapsan. En ese momento, la energía que contenían se concentra en un volumen muy pequeño, alcanzándose temperaturas de entre 6.000 y un millón de grados. 

Esas microburbujas en colapso actuarían como microaceleradores de partículas, que inyectan deuterones y otros iones en el enrejado de los sólidos, como el paladio, que se encuentra sumergido en agua pesada”

Bajo condiciones especiales, el sonido puede despertar entonces la energía atómica latente en la materia. Los infrasonidos también pueden ser una forma de manifestación de sus potencialidades. Un ejemplo: Vladimir Gavreau, jefe de los laboratorios de Electroacústica y Automatización del Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS) de Francia pudo experimentar muy de cerca las energía del sonido. 

Para él todo comenzó por casualidad en 1964. Las mesas temblaban, los frascos se agitaban y en el líquido que se encontraba en los vasos aparecían unas curiosas ondulaciones. Por si esto fuese poco, los investigadores que se encontraban trabajando notaban en su cabeza un inexplicable malestar, especialmente doloroso en los oídos, donde sentían periódicas compresiones, pero ningún sonido audible fue recogido por los micrófonos.

Comenzó a intrigar que solamente afectara a ese laboratorio. Después de un tiempo, con ayuda de aparatos sensibles al sonido, descubrieron que todo era debido al mal funcionamiento de un ventilador que se encontraba a unos veinte metros del laboratorio y que emitía sonidos de muy baja frecuencia, los infrasonidos.

En ese momento formularon una paradoja: ¿Cómo era posible que infrasonidos inaudibles pudiesen concentrarse en una habitación sin afectar al resto del edificio? Para contestar, Gavreau construyó lo que denominó cañones sónicos, una especie de silbatos capaces de producir sonidos de diversas frecuencias, tanto audibles como no, el cual dejó a los involucrados enfermos por horas, expresando que sentían malestar en diversas zonas del cuerpo, como corazón, pulmones y estómago, además de causar molestias a los que se encontraban en el edificio, "por suerte pudimos apagarlo rápidamente, sin dejar pérdidas materiales", comenta Gavreau. 

En buena parte se basó en los trabajos de otro investigador francés, el profesor R. Levavasseur, que después de realizar diversos experimentos había tenido un accidente con sus silbatos gigantes que le dejo incapacitado. El primer cañón sónico emitía un sonido perfectamente audible, de 196 Hz, y provocó en los investigadores un intenso malestar orgánico, como si sus vísceras estuvieran vibrando. 

Un segundo aparato emitió a 37 Hz, dando lugar a la vibración y aparición de grietas en las paredes del laboratorio mientras que la frecuencia del tercero fue de 7 Hz, la misma que el ventilador defectuoso, originando que toda la habitación vibrase de forma alarmante, sin que se detectase nada en las estancias contiguas. Un extraño fenómeno que, según comprobaron, se debía a que ese laboratorio tenía las medidas idóneas para entrar en resonancia con esa determinada frecuencia sonora. 

Robert Charroux, en su libro "El libro de los mundos olvidados", hace referencia a un relato de Andrew Tomas absolutamente auténtico, según sus propias palabras, sobre un fenómeno de la ciencia de la antigüedad desaparecida. Cito textualmente:

"......En la aldea de Shicapur, cerca de Puna, en la India, hay una pequeña mezquita erigida en memoria de un santo varón de la secta de los -sufíes-: Qamar Alí Derviche. Cerca del edificio, yacen dos piedras redondas de granito, que pesan, respectivamente, 41 y 55 Kg. Todos los días, los peregrinos invocan largamente a Qamar Alí cerca de estas piedras, hacen imposiciones de manos y, cuando se reúnen en número de once, levantan súbitamente la roca de 55 Kg a una altura de 1,50 a 1,70 metros, empleando únicamente la punta de los dedos índices. Igual fenómeno consiguen nueve personas con la piedra de 41 Kg......".


En las grandes ciudades la gente se rodea por sonidos de bajas frecuencias, pero normalmente sus efectos están enmascarados y difuminados por otros que sí nos resultan audibles. Por eso ya hay quien ha ideado dispositivos de absorción selectiva del sonido, capaces de eliminar ciertas frecuencias, dejando pasar otras.