martes, 27 de mayo de 2014

EL CAMPO ENERGÉTICO UNIVERSAL



Autor: Barbara Ann Brennan

La forma más sencilla de empezar a observar el campo energético universal (CEU) consiste, simplemente, en relajarse tendido de espaldas sobre la hierba en un agradable día soleado y dejar que la mirada vague por el cielo. Poco tiempo después podremos observar unos glóbulos diminutos de orgón que forman dibujos garabateados sobre el fondo azul celeste. Parecen diminutas bolas blancas, en ocasiones con una mancha negra, que aparecen durante un par de segundos, dejan una ligera estela y desaparecen de nuevo. 

Continuando con la observación y ampliando la visión, se empieza a ver que todo el campo late con un ritmo sincronizado. Si el día es soleado, las diminutas bolas de energía serán brillantes y se moverán con rapidez. Si está nublado, resultarán más traslúcidas, su movimiento será más lento y su número menor. En una ciudad con el cielo contaminado por los humos se verán en menor número, 
oscuras y con movimientos muy lentos; están poco cargadas. Donde observé los glóbulos más abundantes y brillantemente cargados fue en los Alpes suizos, donde son frecuentes los días soleados y la nieve lo cubre todo en densas capas. 

Parece que es la luz solar la que carga los glóbulos.

Desviemos ahora la vista a los bordes de las copas de árboles silueteadas sobre el cielo azul. Se puede ver una neblina verde que las rodea. Curiosamente, se puede observar también que la neblina no contiene glóbulos. Sin embargo, si se mira más atentamente se pueden ver, en el borde de la neblina verde, glóbulos que cambian su dibujo garabateado y penetran en el aura del árbol, donde desaparecen. Aparentemente los absorbe el aura. El verde alrededor de los árboles aparece en la fase de nacimiento de las hojas, en primavera y verano. A principios de la primavera, el aura de la mayoría de los árboles tiene un matiz rosa rojizo, similar al color de sus yemas. 

Si observamos atentamente una planta doméstica veremos un fenómeno similar. Sitúe el lector la planta bajo una luz brillante con un fondo oscuro detrás. Verá cómo las líneas de color verde azulado destellan hacia arriba, a lo largo de las hojas, siguiendo la dirección del crecimiento. Emitirán un repentino destello; luego, el color se desvanecerá lentamente para destellar de nuevo, quizá en el lado opuesto de la planta. Estas líneas reaccionarán con la mano, o con un trozo de cristal, si se aproxima al aura de la planta. A medida que se aleja el cristal de la planta, veremos que el aura de ésta y la de aquél se estiran para no perder el contacto. Se estiran como el caramelo. 

El CEU ha sido conocido y observado a lo largo de los siglos. Se ha estudiado hasta en las épocas más remotas de la historia. Cada cultura ha dado un nombre distinto al fenómeno del campo energético y lo ha considerado desde su punto de vista particular. En la descripción de sus observaciones, cada una de estas culturas encontró propiedades básicas similares en el CEU. Con el avance de los tiempos y el desarrollo del método científico, la cultura occidental empezó a investigarlo con mayor rigor. 

Conforme la técnica de nuestros equipos científicos se hace más compleja vamos siendo más capaces de medir las cualidades más refinadas del CEU. Podemos dar por supuesto, a partir de estas investigaciones, que la composición del CEU es una energía no definida previamente por la ciencia occidental, o quizá una materia de sustancia más fina de lo que en general considerábamos que estaba formada la materia. Si definimos ésta como energía condensada, el CEU puede existir entre los reinos que actualmente se consideran de la materia y de la energía

Algunos científicos denominan bioplasma al fenómeno del CEU. Los doctores John White y Stanley Krippner han descrito numerosas propiedades del campo energético universal: el CEU empapa todos los objetos, animados e inanimados, del espacio y los conecta entre sífluye de un objeto a otro y su densidad varía en relación inversa a la distancia desde su fuente. Sigue, además, las leyes de la inductancia armónica y la resonancia simpática (el fenómeno que se produce cuando se golpea un diapasón y otro situado cerca empieza a vibrar a la misma frecuencia, produciendo 
idéntico sonido). 

Las observaciones visuales revelan que el campo está muy organizado en una serie de puntos geométricos, puntos de luz pulsantes aislados, espirales, tramas de líneas, chispas y nubes. El campo palpita y se puede detectar mediante el tacto, el gusto y el olfato y su sonido y luminosidad son perceptibles para los sentidos superiores. 

Los investigadores de este campo afirman que el CEU es básicamente sinérgico, lo que indica una acción simultánea de distintos medios que en conjunto tienen un efecto total más elevado que la suma de sus efectos individuales. Este campo es lo opuesto de la entropía, término utilizado para describir el fenómeno de la lenta degradación que observamos corrientemente en la realidad física, el derrumbamiento de la forma y el orden. El CEU tiene un efecto organizador sobre la materia, y crea formas. Parece existir en más de tres dimensiones. Cualquier cambio en el mundo material va precedido por una modificación en este campo. El CEU está asociado siempre con alguna forma de conciencia, que va desde la extraordinariamente desarrollada hasta la muy primitiva. La conciencia muy desarrollada está asociada con «vibraciones» y niveles energéticos más altos. 

Vemos, pues, que el CEU no es, en cierto modo, tan distinto de todo lo demás que conocemos en la naturaleza. Sin embargo, debemos esforzar nuestras mentes para entender algunas de las propiedades que posee. A determinados niveles es una cosa «normal», algo así como la sal o la piedra; tiene propiedades que podemos definir empleando métodos científicos normales. Por otra parte, si seguimos sondeando más a fondo en su naturaleza, se escapa de las explicaciones científicas ordinarias. Se hace escurridizo. Cuando creemos que «lo hemos puesto en su sitio», junto con la electricidad y otros fenómenos no tan inusuales, se desliza de nuevo entre los dedos y nos obliga a preguntarnos: «¿Qué es realmente?» No obstante, también podríamos preguntarnos: «¿qué es la electricidad?». 

El CEU existe en más de tres dimensiones. ¿Qué quiere decir esto? Que es sinérgico y crea formas, lo que significa que va contra la segunda ley de la termodinámica, referida al crecimiento continuo de la entropía; según dicha ley, el desorden en el universo crece siempre y no es posible extraer más energía de algo que la que se haya depositado en ese algo. Siempre se obtiene un poco menos de la que se puso. (Jamás se ha logrado construir una máquina de movimiento perpetuo.) No es éste el caso con el CEU

Parece que continúa siempre creando más energía. Como el cuerno de la abundancia, se mantiene eternamente lleno, por mucho que se tome de él. Estos son conceptos asombrosos que nos ofrecen una visión muy esperanzadora del futuro frente al riesgo de hundirnos en el pesimismo de la era nuclear. 

Quizá algún día podamos construir una máquina capaz de conectarse con la energía del CEU, lo que nos permitiría disponer de toda la que necesitamos sin la amenaza de causarnos daño a nosotros mismos. 

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