El desarrollo del hombre es vitalmente dependiente de la invención. Es el producto más importante de su cerebro creativo. Su propósito más importante es la completa maestría de la mente sobre el mundo material, el atrapar las fuerzas de la naturaleza a las necesidades humanas.
Esta es la difícil tarea del inventor, quien a menudo es mal entendido y no es recompensado. Pero él encuentra amplia compensación en los placenteros ejercicios de sus poderes y en el conocimiento de ser uno de esa excepcionalmente privilegiada clase sin la cual la raza hace mucho tiempo habría perecido en la amarga lucha contra los implacables elementos. Hablando por mí mismo, yo ya he tenido más de mi medida completa de este exquisito disfrute; tanto, que durante muchos años, mi vida estaba un poco corta del éxtasis continuo.
Me acreditan ser uno de los trabajadores más duros y quizá lo soy, si el pensamiento es equivalente a la labor, ya que he dedicado a ello casi todas mis horas despierto. Pero si el trabajo es interpretado como la ejecución definida en un tiempo específico, según reglas rígidas, entonces podría ser que soy el peor de los holgazanes.
Cada esfuerzo bajo obligación exige un sacrificio de la energía de vida. Yo jamás pagué tal precio. Por el contrario, he prosperado en mis pensamientos. En procurar dar una cuenta fiel y conectada de mis actividades en esta historia de mi vida, deberé vivir, no obstante, al menos renuente, de las impresiones de mi juventud y las circunstancias y eventos que han sido instrumentales en determinar mi carrera.
Nuestros primeros esfuerzos son puramente instintivas incitaciones de una vívida e indisciplinada imaginación. Pero esos impulsos tempranos, aunque no son inmediatamente productivos, son del momento más grande y podrían darle forma a nuestros mismos destinos.
De hecho, ahora siento que si los hubiera entendido y cultivado en vez de suprimirlos, habría podido agregar un valor sustancial a mi legado para el mundo. Pero solo hasta que lo logré la humanidad realió que yo era un inventor. Esto fue debido a varias causas.
En primer lugar, yo tenía un hermano que era dotado a un grado extraordinario; uno de esos raros fenómenos de mentalidad, los cuales la investigación biológica ha fallado en explicar. Su prematura e inesperada muerte dejó a mis padres desconsolados.
Poseíamos un caballo que nos había sido presentado por un querido amigo. Era un magnífico animal de raza arábiga, poseedor de una inteligencia casi humana, y era cuidado y querido por toda la familia, habiendo una vez salvado la vida de mi amado padre bajo notables circunstancias.
Una noche de invierno, a mi padre lo llamaron para ejecutar una tarea urgente, y mientras cruzaba las montañas, infestadas de lobos, el caballo se asustó y escapó, tirándolo violentamente al suelo.
Llegó a casa sangrando y exhausto, pero después de que fuera sonada la alarma, inmediatamente se volvió, regresando al punto, y antes de buscar la partida, estaba en camino para donde encontramos a mi padre, quien había recuperado la consciencia y se volvió a montar, sin darse cuenta que había estado yaciendo en la nieve durante varias horas.
Este caballo era responsable de las heridas mortales de mi hermano. Yo fui testigo de la trágica escena y aunque habían transcurrido muchos años desde entonces, mi impresión visual de ella no había perdido ninguna fuerza.
El recuerdo de sus logros hizo parecer cada esfuerzo hecho por mi parte aburrido en comparación. Cualquier cosa que yo hiciera causaba que mis padres sintieran más agudamente su pérdida. Así, pues, crecí con poca confianza en mí mismo. Pero estaba muy lejos de ser considerado un muchacho estúpido, si he de ser juzgado por un incidente del cual tengo todavía una vívida remembranza.
Un día los concejales pasaban por una calle donde yo estaba jugando con otros muchachos. Los mayors y venerables caballeros, acaudalados ciudadanos, hicieron una pausa en su camino para obsequiarnos una pieza de plata a cada uno de nosotros.
Al llegar a mí, el repentinamente paró y me ordenó:
“Mírame a los ojos”.
Encontré su mirada fija, mi mano se estiró para recibir la tan valorada moneda, cuando para mi consternación, el dijo,
“No, no muchacho. No obtendrás nada de mi. Eres demasiado listo.”
Mi madre era descendiente de una de las familias más antiguas del país y de una línea de inventores. Ambos, su padre y su abuelo originaron numerosos implementos domésticos, agrícolas y de otros usos. Ella era verdaderamente una gran mujer, de raras habilidades, valor y fortaleza. Le debo tanto a sus buenas tolerancias e inventiva mental que todavía ahora puedo ver sus maravillosas características grabadas en mi mente.
Haciendo Real La Mente Interior
En mi juventud yo sufrí de una peculiar aflicción debido a la aparición de imágenes, a menudo acompañado por fuertes destellos de luz, que estropeaban la vista de los objetos reales e interferían con mis pensamientos y acciones. Habían cuadros de cosas y escenas que yo realmente había visto, ninguna de estas imaginadas.
Cuando me fue hablada una palabra, la imagen del objeto que designaba se presentaría a sí misma vivamente en mi visión, y a veces era bastante incapaz de distinguir si lo que yo veía era tangible o no.
Esto me causaba mucha incomodidad y ansiedad. Ninguno de los estudiantes de psicología o fisiología a quienes consulté pudieron nunca explicar satisfactoriamente este fenómeno.
Parecen que ha sido únicos, aunque yo estaba probablemente predispuesto, ya que sé que mi hermano experimentaba un problema similar. La teoría que yo formulé fue que las imágenes eran el resultado de una acción de reflejo desde el cerebro sobre la retina bajo gran excitación. Ciertamente no eran alucinaciones, como las producidas por las mentes enfermas y angustiadas, ya que en otros respectos era normal y compuesto.
Para dar una idea de mi desesperación, supongamos que he sido testigo de un funeral o algún otro espectáculo que toca los nervios. Entonces, inevitablemente, en la quietud de la noche, un vívido cuadro de la escena se presentaría ante mis ojos y persistiría, a pesara de todos mis esfuerzos para quitarlo de mi más íntimo ser.
También comencé a ver visiones de cosas que no guardaban ninguna resemblanza a la realidad. Era como si me estuvieran mostrando ideas de alguna mente cósmica, esperando hacer reales sus concepciones.
Si mi explicación es correcta, debería ser posible proyectar en una pantalla la imagen de cualquier objeto que uno conciba y hacerlo visible. Tal avance revolucionaría todas las relaciones humanas. Estoy convencido que esta maravilla puede y será lograda en el tiempo por venir.
Puedo agregar que he dedicado mucho pensamiento a la solución del problema. He logrado reflejar tal cuadro que he visto en mi mente a la mente de otra persona en otra habitación.
Para liberarme a mí mismo de estas tormentosas apariciones, he tratado de concentrar mi mente en otra cosa que haya visto, y de esta manera, a menudo obtuve un alivio temporal; pero para conseguirlo, tuve que conjurar continuamente nuevas imágenes.
No fue mucho antes que encontré que había agotado todo eso a mi comando; mi “carrete” había corrido hasta terminarse, porque había visto muy poco de los objetos solo de este mundo en mi casa y en los alrededores inmediatos.
Al realizar estas operaciones mentales por segunda o tercera vez, para poder espantar las apariciones de mi visión, el remedio gradualmente perdió toda su fuerza. Luego, instintivamente comencé a hacer excursiones más allá de los límites del pequeño mundo del que tenía conocimiento, viendo nuevas escenas.
Estos eran al principio muy velados e indistintos, y se iban al intentar concentrar mi atención en ellos. Ganaron fuerza y distintivo, y finalmente asumieron la solidez de las cosas reales.
Pronto descubrí que mi mejor comodidad fue lograda si yo simplemente me adentraba cada vez más en mi visión, obteniendo nuevas impresiones todo el tiempo, y así comencé a viajar; por supuesto en mi mente. Cada noche, (y a veces durante el día), cuando estaba solo, yo comenzaría mis viajes, veía nuevos lugares, ciudades y países; vivía allí, conocía gente y hacía amistades y conocidos y, aunque suena increíble, es un hecho que los apreciaba tanto como aquellos en la vida real, y no un poco menos intensos en sus manifestaciones.
Hacía esto constantemente hasta que tuve como dieciséis años, cuando mis pensamientos se volcaron seriamente hacia los inventos. Luego observé, para mi placer, que podía visualizar con la mayor facilidad. No necesitaba modelos, dibujos o experimentos. Yo podría representarlos todos como verdaderos, en mi mente.
Así, al haber sido guiado inconscientemente a evolucionar lo que considero un nuevo método de materializar conceptos e ideas inventivos, lo cual es radialmente lo contrario a lo puramente experimental, y es, en mi opinión siempre mucho más expeditivo y eficiente.
En el momento en el cual uno construye un dispositivo para llevar a la práctica una idea en crudo, uno se encuentra a sí mismo inevitablemente aborto con los detalles del aparato. Al ir mejorando y reconstruyendo, la fuerza de concentración disminuye, y se pierde de vista el gran principio subyacente.
Pueden obtenerse resultados, pero siempre con sacrificio de la calidad. Mi método es diferente. Yo realmente no me apresuro hacia el trabajo real. Cuando obtengo una idea, comienzo inmediatamente a construirla en mi imaginación. Cambio la construcción, rehago mejoras y opero el dispositivo en mi mente.
Es absolutamente inmaterial para mi si hago correr mi turbina en mi pensamiento o la pruebo en mi taller. Incluso puedo notar si está fuera de balance. No hay diferencia alguna; los resultados son los mismos.
De esta manera soy capaz de desarrollar rápidamente y perfeccionar una concepción sin tocar nada. Cuando he llegado tan lejos como para corporizar en la invención cualquier mejora posible que pueda pensar y no veo errores por ninguna parte, pongo este producto final en forma concreta en mi cerebro. Invariablemente mi dispositivo funciona como he concebido que debería hacerlo, y el experimento sale exactamente como lo he planeado.
En veinte años no ha habido una sola excepción. ¿Porqué tendría que ser de otra manera? La ingeniería, lo eléctrico y lo mecánico son positivos en sus resultados. Raramente existe un artefacto o dispositivo que no pueda ser examinado de antemano, desde la información disponible en teoría y práctica.
El llevar a cabo a la práctica de una idea cruda como se hace generalmente es, sostengo, nada más un desperdicio de energía, dinero y tiempo. Sin embargo, mi temprana afición tenía otra compensación. El incesante esfuerzo mental desarrolló mis poderes de observación y me habilitó para descubrir una verdad de gran importancia.
Yo había observado que la aparición de imágenes era siempre precedida por reales visiones de escenas bajo condiciones muy peculiares y generalmente muy excepcionales, y me impulsaron en cada ocasión a ubicar el impulso original.
Un poco después, este esfuerzo creció a ser casi automático, y gané gran facilidad para conectar causa y efecto. Pronto me volví consciente, para mi sorpresa, que cada pensamiento que yo concebía era sugerido por una impresión externa. No solo esto, sino todas mis acciones eran incitadas de una manera similar.
Con el tiempo se volvió perfectamente evidente para mi que yo era simplemente una automatización dotada con energía de movimiento, respondiendo al estímulo de los órganos del sentido, y pensando y actuando en consecuencia.
El resultado práctico de esto fue la clase de “tele-automáticos” que ha sido llevado a cabo solamente de una manera imperfecta. Sus latentes posibilidades, sin embargo, serán eventualmente demostradas. Llevo años planeando autómatas auto-controlados, y creo que pueden producirse mecanismos que actuarán como si poseyeran razonamiento, a un grado limitado, y crearán una revolución en muchos departamentos comerciales e industriales.
Yo tenía aproximadamente unos doce años de edad cuando tuve éxito en desterrar una imagen de mi visión con esfuerzo de voluntad, pero nunca tuve ningún control sobre los destellos de luz a los cuales me he referido anteriormente. Fueron quizás mi experiencia más extraña e inexplicable.
Usualmente ocurrieron cuando me encontraba en situaciones peligrosas o desesperantes, o cuando estaba grandemente regocijado. En algunas instancias he visto todo el aire a mi alrededor lleno con lenguas de llamas vivas. Su intensidad, en vez de disminuir, se incrementaba con el tiempo, y al parecer llegó al máximo cuando tenía como veinticinco años de edad.
Mientras estuve en París, en 1883, un prominente fabricante francés me envió una invitación a una expedición de tiro, la cual acepté. Había estado confinado mucho tiempo a la fábrica, y el aire fresco tiene un maravilloso efecto vigorizante en mí.
A mi regreso a la ciudad esa noche, sentí una positiva sensación que mi cerebro había cogido fuego. Yo era una luz, como si un pequeño sol estuviera allí, y pasé toda la noche aplicándome compresas frías a mi torturada cabeza.
Finalmente, los destellos disminuyeron en fuerza y frecuencia, pero tomó más de tres semanas antes que cesaran completamente. Cuando se me extendió una segunda invitación, mi respuesta fue un enfático ¡NO!
Estos fenómenos luminosos todavía se manifiestan de vez en cuando, como cuando una nueva idea se está abriendo posibilidades me golpea, pero ya no son excitantes, siendo de relativamente poca intensidad. Cuando cierro mis ojos, invariablemente observo primero un fondo de un azul muy oscuro y uniforme, parecido al cielo en una noche clara pero sin estrellas.
En unos pocos segundos, este campo se vuelve animado con innumerables copos de un verde centellante, ordenados en varias capas y avanzando hacia mi. Entonces aparece, a la derecha, un bello patrón de dos sistemas de líneas paralelas cercanas, a ángulos rectos unas de otras, en toda clase de colores, con el amarillo, verde y dorado predominando.
Inmediatamente después, las líneas se vuelven más brillantes, y el todo es gruesamente salpicado con puntos de luz parpadeantes. Este cuadro se mueve lentamente a través de campo de visión, y en aproximadamente diez segundos se desvanece a la izquierda, dejando atrás una base de un más bien desagradable gris hasta alcanzar la segunda fase.
Cada vez, antes de dormirme, revolotean ante mi vista imágenes de personas u objetos. Cuando los veo, se que estoy por perder la conciencia. Si se ausentaran y se rehusaran a llegar, esto significaba una noche sin sueño.
Durante este período contraje muchos extraños gustos, disgustos hábitos, algunos de los cuales puedo rastrear a impresiones externas, mientras que otros son inexplicables. Yo estaba fascinado con el brillo de cristales, pero las perlas casi me dan un ataque.
Después de acabar los estudios en el Instituto Politécnico y en la Universidad, tuve una completa crisis nerviosa y, mientras duró el mal, observé muchos fenómenos, extraños e increíbles.
En 1899, Nikola Tesla, con la ayuda de su soporte financiero, J.P. Morgan, instaló en Colorado Springs un laboratorio experimental conteniendo equipo de transmisión de radio de alto voltaje. El laboratorio tenía una torre de 200 pies para transmisión y recepción de ondas de radio y el mejor equipo de recepción disponible en ese tiempo.
Una noche, cuando estaba solo en el laboratorio, Tesla observó lo que él cautelosamente llamó acciones eléctricas que definitivamente parecían ser señales inteligentes. Los cambios ocurrían periódicamente y con tan clara sugestión de número y orden que no podían ser rastreados a ninguna causa, entonces conocida por el.
Tesla elaboró en el tema de “Hablando con los Planetas", en el periódico semanal Collier (marzo 1901):
“Cuando estaba mejorando mis máquinas para la producción de acciones eléctricas intensas, también estaba perfeccionando los medios para observar esfuerzos débiles. Uno de los resultados más interesantes, y también uno de gran importancia práctica era el desarrollo de ciertas invenciones para indicar a distancia de muchos cientos de millas una tormenta que se acercaba, su dirección, velocidad y distancia viajada.
“Fue continuando este trabajo que por primera vez descubrí esos misteriosos efectos que han despertado tal inusual interés. Yo había perfeccionado el aparato referido, hasta tanto que desde mi laboratorio en las montañas de Colorado podía sentir el pulso del globo, como era, notando cada cambio eléctrico que ocurría dentro de un radio de 1,100 millas.
“Nunca podrá olvidar las primeras sensaciones que experimenté cuando supe que había observado algo de consecuencias posiblemente incalculables para la humanidad. Yo sentí como si hubiera estado presente en el nacimiento de un Nuevo conocimiento o la revelación de una gran verdad… Mis primeras observaciones me aterraron positivamente, ya que en ellas estaba presente algo misterioso, por, por no decir sobrenatural, estando solo en mi laboratorio por la noche; pero en ese momento, la idea de estas perturbaciones siendo señales inteligentemente controladas todavía no se me presentó.”
“Los cambios que noté estaban teniendo lugar periódicamente y con tan clara sugestión de números y orden que no eran rastreables a ninguna causa conocida. Yo estaba familiarizado, por supuesto, con tales perturbaciones eléctricas como las producidas por el sol, como la Aurora Boreal y las corrientes terrestres, y estaba seguro, como lo podría estar de cualquier hecho, que estas variaciones no se debían a ninguna de estas causas.”
“La naturaleza de mis experimentos impidió la posibilidad de cambios siendo producidos por perturbaciones atmosféricas, como ha sido afirmado por algunos. Fue algún tiempo después, cuando me llegó el pensamiento, de que los disturbios que había observado podrían deberse a un control inteligente.”
“Aunque en ese tiempo yo no podía descifrar su significado, era imposible para mi pensar en ellos como siendo enteramente accidentales. La sensación crece constantemente en mi, que he sido el primero en escuchar los saludos de un planeta a otro. Un propósito estaba detrás de estas señales eléctricas.”
Este incidente fue el primero de muchos en los cuales Tesla interceptó lo que él sentía, eran señales inteligentes del espacio.
En ese tiempo, era afirmado por científicos prominentes que Marte sería un lugar similar para vida inteligente en nuestro sistema solar, y Tesla primero pensó que estas señales podrían estarse originando del planeta rojo. Más tarde cambiaría su punto de vista, al volverse más adepto a traducir las misteriosas señales. Cerca del final de su vida, Tesla había desarrollado varios inventos que supuestamente podían enviar poderosas cantidades de energía a otros planetas.
En 1937, durante una conferencia de prensa en el día de su cumpleaños, Tesla anunció:
He dedicado mucho de mi tiempo sobre los años a perfeccionar un nuevo aparato, pequeño y compacto, por el cual pueda la energía, en cantidades considerables, ser destelladas a través del espacio a cualquier distancia sin la menor dispersión.”
(New York Times, Julio 11, 1937.)
Tesla nunca reveló públicamente los detalles técnicos de su transmisor mejorado, pero en su anuncio en 1937, el reveló una nueva formula, mostrando que,
“La energía cinética y potencial de un cuerpo es el resultado del movimiento y determinado por el producto de su masa y el cuadrado de su velocidad. Si reducimos la masa, la energía será reducida a la misma proporción. Si se redujera a cero, la energía sería igualmente cero para cualquier velocidad finita.”
(New York Sun, julio 12, 1937, Pág. 6.)
Miedo de Extraterrestres
En los diarios de Tesla que destapó, Dale Alfrey observó que por 1920, Tesla había ganado confianza de ser capaz de encontrarle sentido a las extrañas difusiones de radio del espacio. No obstante, pronto después, Tesla comenzó a expresar gran preocupación acerca de seres de otros planetas que tenían diseños desagradables para la Tierra.
“Las señales son demasiado fuertes para haber viajado las grandes distancias entre Marte y la Tierra,” escribió Tesla. “Así, estoy forzado a admitir a mi mismo que las fuentes deben venir de algún lugar en el espacio cercano o aun de la luna. Estoy seguro, sin embargo, que las criaturas que se comunican unas con otras cada noche no son de Marte, o posiblemente de ningún planeta en nuestro sistema solar.”
Varios años después de que Tesla anunciara la recepción de señales del espacio, Guglielmo Marconi también afirmó haber escuchado de un transmisor de radio extraterrestre. Sin Embargo, Marconi fue tan rápidamente descartado por sus contemporáneos, quienes afirmaban que el había recibido interferencias de otra estación radial en la tierra.
Hay una cierta confirmación pública sobre la validez de los diarios perdidos de Tesla y su creencia en extraterrestres, y la importancia de comunicarse con ellos. Como se observó anteriormente, Arthur H. Mathews afirmó que Tesla secretamente había desarrollado el Teslascopio con el propósito de comunicarse con extraterrestres. El Dr. Andrija Puharich entrevistó a Matthews para el Pyramid Guide, mayo-junio & julio-agosto 1978. Este entrevista reveló por primera vez las conexiones de Matthews con Tesla.
Arthur Matthews nació en Inglaterra, y su padre era asistente de laboratorio para el renombrado físico, Lord Kelvin, atrás en 1890. Tesla fue a Inglaterra a encontrarse con Kelvin… para convencerlo que la Corriente Alterna era más eficiente que la Corriente Directa. Kelvin, por ese tiempo, se oponía al movimiento AC.
En 1902, la familia Matthews dejó Inglaterra, inmigrando a Canadá. Cuando Matthews tenía 16 años de edad, su padre hizo arreglos para el, para que fuera aprendiz bajo Tesla.
El eventualmente trabajó para el y continuó su alianza hasta la muerte de Tesla en 1943.
“No es generalmente conocido, pero Tesla tenía realmente dos enormes transmisores magnificantes, construidos en Canadá,” dijo Matthews.
“Yo manejé uno de ellos. La gente sabía, más que nada, acerca de los transmisores en Colorado Springs, y el inconcluso en Long Island. Yo vi los dos transmisores canadienses. Toda la evidencia está allí.”
Mathews afirmó que el Teslascopio es el dispositivo que inventó Tesla para comunicarse con seres de otros planetas. Hay un diagrama del Teslascopio en el libro de Matthews, The Wall of Light.
"En principio, toma señales de rayos cósmicos”, dijo Matthew.
“Eventualmente las señales se han trabajado a audio. Hable en un extraño y la señal sale por el otro como un emisor de rayos cósmicos.”
Los diagramas de Matthews del Teslascopio tienen poco sentido electrónico. Nadie nunca ha confirmado la realidad del dispositivo. Matthews afirma, sin embargo, que el construyó un modelo del Sistema de Comunicaciones Planetarias de Telsa en 1947 y lo operó con éxito.
El sugirió que debido al rango limitado de los sistemas, el solo pudo contactar naves espaciales operando cerca de la tierra. El había esperado algún día construir un sistema capaz de comunicación directa con los planetas.
"Tesla me había dicho que seres de otros planetas ya estaban aquí, “ relata Matthews. “El estaba muy asustado de que habían estado controlando al hombre durante miles de años, y que nosotros somos simplemente sujetos de prueba para un experimento de una extrema larga duración.”
Matthews no compartía las convicciones de Tesla, que los extraterrestres pudieran no tener los mejores intereses en mente para la tierra. Su opinión es que si los extraterrestres fueran tan avanzados como para ser capaces de viajar de un sistema solar al otro, entonces debería de ser socialmente avanzados y amantes de la paz.
Las ansias de Matthews de continuar experimentando con el Teslascopio era indicativo de los primeros días de la llamada “era moderna de OVNIS”. Por los años cincuenta, contactados como George Adamski y Howard Menger estaban escribiendo libros y dando conferencia a creyentes ansiosos, acerca de los hermanos espaciales como dioses.
Estos ocupantes de los OVNIS afirmaban se de casi cada planeta en el sistema solar, siendo Venus y Marte los más favorecidos. Los hermanos espaciales predicaban una forma de “Religión Espacial de la Nueva Era”, con descripciones utópicas de sus mundos hogar y la denuncia de los modos guerreros de la humanidad.
Tesla se habría sentido ciertamente reivindicado por sus anteriores afirmaciones, si hubiera vivido lo suficiente para experimentar la era moderna de los OVNIS. El menciona en sus diarios sus frustrantes intentos para interesar a aquellos en el gobierno o el ejército, acerca de sus teorías. Al parecer, las cartas de Tesla se quedaron sin respuesta - permanece la interrogante si sus idear fueron o no fueron seriamente consideradas, o si pensaron en ellas como simplemente locas.
La evidencia circunstancial apunta a cierta cantidad de expectativas por parte de los Estados Unidos, al avistarse los primeros OVNI durante la segunda guerra mundial. Podría ser que las ideas de Tesla tuviesen más impacto, no obstante, secretamente, de lo que Tesla alguna vez pudo imaginar.
Nikola Tesla sugería que el podía transmitir a través de la tierra y el aire, grandes cantidades de energía a distancias de miles de millas.
“Puedo fácilmente construir un puente del golfo que nos separa de Marte, y enviar un mensaje tan fácilmente como si fuese Chicago.”
Haciendo Real La Mente Interior
En mi juventud yo sufrí de una peculiar aflicción debido a la aparición de imágenes, a menudo acompañado por fuertes destellos de luz, que estropeaban la vista de los objetos reales e interferían con mis pensamientos y acciones. Habían cuadros de cosas y escenas que yo realmente había visto, ninguna de estas imaginadas.
Cuando me fue hablada una palabra, la imagen del objeto que designaba se presentaría a sí misma vivamente en mi visión, y a veces era bastante incapaz de distinguir si lo que yo veía era tangible o no.
Esto me causaba mucha incomodidad y ansiedad. Ninguno de los estudiantes de psicología o fisiología a quienes consulté pudieron nunca explicar satisfactoriamente este fenómeno.
Parecen que ha sido únicos, aunque yo estaba probablemente predispuesto, ya que sé que mi hermano experimentaba un problema similar. La teoría que yo formulé fue que las imágenes eran el resultado de una acción de reflejo desde el cerebro sobre la retina bajo gran excitación. Ciertamente no eran alucinaciones, como las producidas por las mentes enfermas y angustiadas, ya que en otros respectos era normal y compuesto.
Para dar una idea de mi desesperación, supongamos que he sido testigo de un funeral o algún otro espectáculo que toca los nervios. Entonces, inevitablemente, en la quietud de la noche, un vívido cuadro de la escena se presentaría ante mis ojos y persistiría, a pesara de todos mis esfuerzos para quitarlo de mi más íntimo ser.
También comencé a ver visiones de cosas que no guardaban ninguna resemblanza a la realidad. Era como si me estuvieran mostrando ideas de alguna mente cósmica, esperando hacer reales sus concepciones.
Si mi explicación es correcta, debería ser posible proyectar en una pantalla la imagen de cualquier objeto que uno conciba y hacerlo visible. Tal avance revolucionaría todas las relaciones humanas. Estoy convencido que esta maravilla puede y será lograda en el tiempo por venir.
Puedo agregar que he dedicado mucho pensamiento a la solución del problema. He logrado reflejar tal cuadro que he visto en mi mente a la mente de otra persona en otra habitación.
Para liberarme a mí mismo de estas tormentosas apariciones, he tratado de concentrar mi mente en otra cosa que haya visto, y de esta manera, a menudo obtuve un alivio temporal; pero para conseguirlo, tuve que conjurar continuamente nuevas imágenes.
No fue mucho antes que encontré que había agotado todo eso a mi comando; mi “carrete” había corrido hasta terminarse, porque había visto muy poco de los objetos solo de este mundo en mi casa y en los alrededores inmediatos.
Al realizar estas operaciones mentales por segunda o tercera vez, para poder espantar las apariciones de mi visión, el remedio gradualmente perdió toda su fuerza. Luego, instintivamente comencé a hacer excursiones más allá de los límites del pequeño mundo del que tenía conocimiento, viendo nuevas escenas.
Estos eran al principio muy velados e indistintos, y se iban al intentar concentrar mi atención en ellos. Ganaron fuerza y distintivo, y finalmente asumieron la solidez de las cosas reales.
Pronto descubrí que mi mejor comodidad fue lograda si yo simplemente me adentraba cada vez más en mi visión, obteniendo nuevas impresiones todo el tiempo, y así comencé a viajar; por supuesto en mi mente. Cada noche, (y a veces durante el día), cuando estaba solo, yo comenzaría mis viajes, veía nuevos lugares, ciudades y países; vivía allí, conocía gente y hacía amistades y conocidos y, aunque suena increíble, es un hecho que los apreciaba tanto como aquellos en la vida real, y no un poco menos intensos en sus manifestaciones.
Hacía esto constantemente hasta que tuve como dieciséis años, cuando mis pensamientos se volcaron seriamente hacia los inventos. Luego observé, para mi placer, que podía visualizar con la mayor facilidad. No necesitaba modelos, dibujos o experimentos. Yo podría representarlos todos como verdaderos, en mi mente.
Así, al haber sido guiado inconscientemente a evolucionar lo que considero un nuevo método de materializar conceptos e ideas inventivos, lo cual es radialmente lo contrario a lo puramente experimental, y es, en mi opinión siempre mucho más expeditivo y eficiente.
En el momento en el cual uno construye un dispositivo para llevar a la práctica una idea en crudo, uno se encuentra a sí mismo inevitablemente aborto con los detalles del aparato. Al ir mejorando y reconstruyendo, la fuerza de concentración disminuye, y se pierde de vista el gran principio subyacente.
Pueden obtenerse resultados, pero siempre con sacrificio de la calidad. Mi método es diferente. Yo realmente no me apresuro hacia el trabajo real. Cuando obtengo una idea, comienzo inmediatamente a construirla en mi imaginación. Cambio la construcción, rehago mejoras y opero el dispositivo en mi mente.
Es absolutamente inmaterial para mi si hago correr mi turbina en mi pensamiento o la pruebo en mi taller. Incluso puedo notar si está fuera de balance. No hay diferencia alguna; los resultados son los mismos.
De esta manera soy capaz de desarrollar rápidamente y perfeccionar una concepción sin tocar nada. Cuando he llegado tan lejos como para corporizar en la invención cualquier mejora posible que pueda pensar y no veo errores por ninguna parte, pongo este producto final en forma concreta en mi cerebro. Invariablemente mi dispositivo funciona como he concebido que debería hacerlo, y el experimento sale exactamente como lo he planeado.
En veinte años no ha habido una sola excepción. ¿Porqué tendría que ser de otra manera? La ingeniería, lo eléctrico y lo mecánico son positivos en sus resultados. Raramente existe un artefacto o dispositivo que no pueda ser examinado de antemano, desde la información disponible en teoría y práctica.
El llevar a cabo a la práctica de una idea cruda como se hace generalmente es, sostengo, nada más un desperdicio de energía, dinero y tiempo. Sin embargo, mi temprana afición tenía otra compensación. El incesante esfuerzo mental desarrolló mis poderes de observación y me habilitó para descubrir una verdad de gran importancia.
Yo había observado que la aparición de imágenes era siempre precedida por reales visiones de escenas bajo condiciones muy peculiares y generalmente muy excepcionales, y me impulsaron en cada ocasión a ubicar el impulso original.
Un poco después, este esfuerzo creció a ser casi automático, y gané gran facilidad para conectar causa y efecto. Pronto me volví consciente, para mi sorpresa, que cada pensamiento que yo concebía era sugerido por una impresión externa. No solo esto, sino todas mis acciones eran incitadas de una manera similar.
Con el tiempo se volvió perfectamente evidente para mi que yo era simplemente una automatización dotada con energía de movimiento, respondiendo al estímulo de los órganos del sentido, y pensando y actuando en consecuencia.
El resultado práctico de esto fue la clase de “tele-automáticos” que ha sido llevado a cabo solamente de una manera imperfecta. Sus latentes posibilidades, sin embargo, serán eventualmente demostradas. Llevo años planeando autómatas auto-controlados, y creo que pueden producirse mecanismos que actuarán como si poseyeran razonamiento, a un grado limitado, y crearán una revolución en muchos departamentos comerciales e industriales.
Yo tenía aproximadamente unos doce años de edad cuando tuve éxito en desterrar una imagen de mi visión con esfuerzo de voluntad, pero nunca tuve ningún control sobre los destellos de luz a los cuales me he referido anteriormente. Fueron quizás mi experiencia más extraña e inexplicable.
Usualmente ocurrieron cuando me encontraba en situaciones peligrosas o desesperantes, o cuando estaba grandemente regocijado. En algunas instancias he visto todo el aire a mi alrededor lleno con lenguas de llamas vivas. Su intensidad, en vez de disminuir, se incrementaba con el tiempo, y al parecer llegó al máximo cuando tenía como veinticinco años de edad.
Mientras estuve en París, en 1883, un prominente fabricante francés me envió una invitación a una expedición de tiro, la cual acepté. Había estado confinado mucho tiempo a la fábrica, y el aire fresco tiene un maravilloso efecto vigorizante en mí.
A mi regreso a la ciudad esa noche, sentí una positiva sensación que mi cerebro había cogido fuego. Yo era una luz, como si un pequeño sol estuviera allí, y pasé toda la noche aplicándome compresas frías a mi torturada cabeza.
Finalmente, los destellos disminuyeron en fuerza y frecuencia, pero tomó más de tres semanas antes que cesaran completamente. Cuando se me extendió una segunda invitación, mi respuesta fue un enfático ¡NO!
Estos fenómenos luminosos todavía se manifiestan de vez en cuando, como cuando una nueva idea se está abriendo posibilidades me golpea, pero ya no son excitantes, siendo de relativamente poca intensidad. Cuando cierro mis ojos, invariablemente observo primero un fondo de un azul muy oscuro y uniforme, parecido al cielo en una noche clara pero sin estrellas.
En unos pocos segundos, este campo se vuelve animado con innumerables copos de un verde centellante, ordenados en varias capas y avanzando hacia mi. Entonces aparece, a la derecha, un bello patrón de dos sistemas de líneas paralelas cercanas, a ángulos rectos unas de otras, en toda clase de colores, con el amarillo, verde y dorado predominando.
Inmediatamente después, las líneas se vuelven más brillantes, y el todo es gruesamente salpicado con puntos de luz parpadeantes. Este cuadro se mueve lentamente a través de campo de visión, y en aproximadamente diez segundos se desvanece a la izquierda, dejando atrás una base de un más bien desagradable gris hasta alcanzar la segunda fase.
Cada vez, antes de dormirme, revolotean ante mi vista imágenes de personas u objetos. Cuando los veo, se que estoy por perder la conciencia. Si se ausentaran y se rehusaran a llegar, esto significaba una noche sin sueño.
Durante este período contraje muchos extraños gustos, disgustos hábitos, algunos de los cuales puedo rastrear a impresiones externas, mientras que otros son inexplicables. Yo estaba fascinado con el brillo de cristales, pero las perlas casi me dan un ataque.
Después de acabar los estudios en el Instituto Politécnico y en la Universidad, tuve una completa crisis nerviosa y, mientras duró el mal, observé muchos fenómenos, extraños e increíbles.
En 1899, Nikola Tesla, con la ayuda de su soporte financiero, J.P. Morgan, instaló en Colorado Springs un laboratorio experimental conteniendo equipo de transmisión de radio de alto voltaje. El laboratorio tenía una torre de 200 pies para transmisión y recepción de ondas de radio y el mejor equipo de recepción disponible en ese tiempo.
Una noche, cuando estaba solo en el laboratorio, Tesla observó lo que él cautelosamente llamó acciones eléctricas que definitivamente parecían ser señales inteligentes. Los cambios ocurrían periódicamente y con tan clara sugestión de número y orden que no podían ser rastreados a ninguna causa, entonces conocida por el.
Tesla elaboró en el tema de “Hablando con los Planetas", en el periódico semanal Collier (marzo 1901):
“Cuando estaba mejorando mis máquinas para la producción de acciones eléctricas intensas, también estaba perfeccionando los medios para observar esfuerzos débiles. Uno de los resultados más interesantes, y también uno de gran importancia práctica era el desarrollo de ciertas invenciones para indicar a distancia de muchos cientos de millas una tormenta que se acercaba, su dirección, velocidad y distancia viajada.
“Fue continuando este trabajo que por primera vez descubrí esos misteriosos efectos que han despertado tal inusual interés. Yo había perfeccionado el aparato referido, hasta tanto que desde mi laboratorio en las montañas de Colorado podía sentir el pulso del globo, como era, notando cada cambio eléctrico que ocurría dentro de un radio de 1,100 millas.
“Nunca podrá olvidar las primeras sensaciones que experimenté cuando supe que había observado algo de consecuencias posiblemente incalculables para la humanidad. Yo sentí como si hubiera estado presente en el nacimiento de un Nuevo conocimiento o la revelación de una gran verdad… Mis primeras observaciones me aterraron positivamente, ya que en ellas estaba presente algo misterioso, por, por no decir sobrenatural, estando solo en mi laboratorio por la noche; pero en ese momento, la idea de estas perturbaciones siendo señales inteligentemente controladas todavía no se me presentó.”
“Los cambios que noté estaban teniendo lugar periódicamente y con tan clara sugestión de números y orden que no eran rastreables a ninguna causa conocida. Yo estaba familiarizado, por supuesto, con tales perturbaciones eléctricas como las producidas por el sol, como la Aurora Boreal y las corrientes terrestres, y estaba seguro, como lo podría estar de cualquier hecho, que estas variaciones no se debían a ninguna de estas causas.”
“La naturaleza de mis experimentos impidió la posibilidad de cambios siendo producidos por perturbaciones atmosféricas, como ha sido afirmado por algunos. Fue algún tiempo después, cuando me llegó el pensamiento, de que los disturbios que había observado podrían deberse a un control inteligente.”
“Aunque en ese tiempo yo no podía descifrar su significado, era imposible para mi pensar en ellos como siendo enteramente accidentales. La sensación crece constantemente en mi, que he sido el primero en escuchar los saludos de un planeta a otro. Un propósito estaba detrás de estas señales eléctricas.”
Este incidente fue el primero de muchos en los cuales Tesla interceptó lo que él sentía, eran señales inteligentes del espacio.
En ese tiempo, era afirmado por científicos prominentes que Marte sería un lugar similar para vida inteligente en nuestro sistema solar, y Tesla primero pensó que estas señales podrían estarse originando del planeta rojo. Más tarde cambiaría su punto de vista, al volverse más adepto a traducir las misteriosas señales. Cerca del final de su vida, Tesla había desarrollado varios inventos que supuestamente podían enviar poderosas cantidades de energía a otros planetas.
En 1937, durante una conferencia de prensa en el día de su cumpleaños, Tesla anunció:
He dedicado mucho de mi tiempo sobre los años a perfeccionar un nuevo aparato, pequeño y compacto, por el cual pueda la energía, en cantidades considerables, ser destelladas a través del espacio a cualquier distancia sin la menor dispersión.”
(New York Times, Julio 11, 1937.)
Tesla nunca reveló públicamente los detalles técnicos de su transmisor mejorado, pero en su anuncio en 1937, el reveló una nueva formula, mostrando que,
“La energía cinética y potencial de un cuerpo es el resultado del movimiento y determinado por el producto de su masa y el cuadrado de su velocidad. Si reducimos la masa, la energía será reducida a la misma proporción. Si se redujera a cero, la energía sería igualmente cero para cualquier velocidad finita.”
(New York Sun, julio 12, 1937, Pág. 6.)
Miedo de Extraterrestres
En los diarios de Tesla que destapó, Dale Alfrey observó que por 1920, Tesla había ganado confianza de ser capaz de encontrarle sentido a las extrañas difusiones de radio del espacio. No obstante, pronto después, Tesla comenzó a expresar gran preocupación acerca de seres de otros planetas que tenían diseños desagradables para la Tierra.
“Las señales son demasiado fuertes para haber viajado las grandes distancias entre Marte y la Tierra,” escribió Tesla. “Así, estoy forzado a admitir a mi mismo que las fuentes deben venir de algún lugar en el espacio cercano o aun de la luna. Estoy seguro, sin embargo, que las criaturas que se comunican unas con otras cada noche no son de Marte, o posiblemente de ningún planeta en nuestro sistema solar.”
Varios años después de que Tesla anunciara la recepción de señales del espacio, Guglielmo Marconi también afirmó haber escuchado de un transmisor de radio extraterrestre. Sin Embargo, Marconi fue tan rápidamente descartado por sus contemporáneos, quienes afirmaban que el había recibido interferencias de otra estación radial en la tierra.
Hay una cierta confirmación pública sobre la validez de los diarios perdidos de Tesla y su creencia en extraterrestres, y la importancia de comunicarse con ellos. Como se observó anteriormente, Arthur H. Mathews afirmó que Tesla secretamente había desarrollado el Teslascopio con el propósito de comunicarse con extraterrestres. El Dr. Andrija Puharich entrevistó a Matthews para el Pyramid Guide, mayo-junio & julio-agosto 1978. Este entrevista reveló por primera vez las conexiones de Matthews con Tesla.
Arthur Matthews nació en Inglaterra, y su padre era asistente de laboratorio para el renombrado físico, Lord Kelvin, atrás en 1890. Tesla fue a Inglaterra a encontrarse con Kelvin… para convencerlo que la Corriente Alterna era más eficiente que la Corriente Directa. Kelvin, por ese tiempo, se oponía al movimiento AC.
En 1902, la familia Matthews dejó Inglaterra, inmigrando a Canadá. Cuando Matthews tenía 16 años de edad, su padre hizo arreglos para el, para que fuera aprendiz bajo Tesla.
El eventualmente trabajó para el y continuó su alianza hasta la muerte de Tesla en 1943.
“No es generalmente conocido, pero Tesla tenía realmente dos enormes transmisores magnificantes, construidos en Canadá,” dijo Matthews.
“Yo manejé uno de ellos. La gente sabía, más que nada, acerca de los transmisores en Colorado Springs, y el inconcluso en Long Island. Yo vi los dos transmisores canadienses. Toda la evidencia está allí.”
Mathews afirmó que el Teslascopio es el dispositivo que inventó Tesla para comunicarse con seres de otros planetas. Hay un diagrama del Teslascopio en el libro de Matthews, The Wall of Light.
"En principio, toma señales de rayos cósmicos”, dijo Matthew.
“Eventualmente las señales se han trabajado a audio. Hable en un extraño y la señal sale por el otro como un emisor de rayos cósmicos.”
Los diagramas de Matthews del Teslascopio tienen poco sentido electrónico. Nadie nunca ha confirmado la realidad del dispositivo. Matthews afirma, sin embargo, que el construyó un modelo del Sistema de Comunicaciones Planetarias de Telsa en 1947 y lo operó con éxito.
El sugirió que debido al rango limitado de los sistemas, el solo pudo contactar naves espaciales operando cerca de la tierra. El había esperado algún día construir un sistema capaz de comunicación directa con los planetas.
"Tesla me había dicho que seres de otros planetas ya estaban aquí, “ relata Matthews. “El estaba muy asustado de que habían estado controlando al hombre durante miles de años, y que nosotros somos simplemente sujetos de prueba para un experimento de una extrema larga duración.”
Matthews no compartía las convicciones de Tesla, que los extraterrestres pudieran no tener los mejores intereses en mente para la tierra. Su opinión es que si los extraterrestres fueran tan avanzados como para ser capaces de viajar de un sistema solar al otro, entonces debería de ser socialmente avanzados y amantes de la paz.
Las ansias de Matthews de continuar experimentando con el Teslascopio era indicativo de los primeros días de la llamada “era moderna de OVNIS”. Por los años cincuenta, contactados como George Adamski y Howard Menger estaban escribiendo libros y dando conferencia a creyentes ansiosos, acerca de los hermanos espaciales como dioses.
Estos ocupantes de los OVNIS afirmaban se de casi cada planeta en el sistema solar, siendo Venus y Marte los más favorecidos. Los hermanos espaciales predicaban una forma de “Religión Espacial de la Nueva Era”, con descripciones utópicas de sus mundos hogar y la denuncia de los modos guerreros de la humanidad.
Tesla se habría sentido ciertamente reivindicado por sus anteriores afirmaciones, si hubiera vivido lo suficiente para experimentar la era moderna de los OVNIS. El menciona en sus diarios sus frustrantes intentos para interesar a aquellos en el gobierno o el ejército, acerca de sus teorías. Al parecer, las cartas de Tesla se quedaron sin respuesta - permanece la interrogante si sus idear fueron o no fueron seriamente consideradas, o si pensaron en ellas como simplemente locas.
La evidencia circunstancial apunta a cierta cantidad de expectativas por parte de los Estados Unidos, al avistarse los primeros OVNI durante la segunda guerra mundial. Podría ser que las ideas de Tesla tuviesen más impacto, no obstante, secretamente, de lo que Tesla alguna vez pudo imaginar.
Nikola Tesla sugería que el podía transmitir a través de la tierra y el aire, grandes cantidades de energía a distancias de miles de millas.
“Puedo fácilmente construir un puente del golfo que nos separa de Marte, y enviar un mensaje tan fácilmente como si fuese Chicago.”